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Bitacora. Educación chilena


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2020  •  Tareas  •  3.014 Palabras (13 Páginas)  •  194 Visitas

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INTRODUCCION:

El siguiente trabajo redactado a modo de bitácora, se realiza a partir de la observación institucional efectuada en el aula del segundo año de informática del nivel medio del colegio “ECEA”; y se fundamenta en el marco teórico sugerido desde el taller de ayudantía cursado en el transcurso del presente año y en el resto de materias pertenecientes al profesorado de ciencias de la educación; que justifican las interpretaciones obtenidas a partir de las vivencias personales registradas durante el transcurso de cada una de las jornadas de observación.

DIA I: “OBSERVACION DE UN EXAMEN”

El día de la primera observación de campo, nos encontramos con la profesora co-formadora  en la puerta del aula de los alumnos de 2° año de Informática del nivel medio, unos minutos antes del comienzo de la clase en la cual estaba previsto la evaluación de la Unidad correspondiente al cuatrimestre finalizado.

La primera impresión que se obtiene del aula de los alumnos de informática, es la de un gran amontonamiento de bancos desacomodados y encimados dentro de un aula pequeña respecto a la cantidad de alumnos.

La profesora Geraldine Davidian nos presenta al grupo de estudiantes que todavía no se habían terminado de acomodar en sus respectivos bancos y se nos invita a ingresar para poder acomodarnos en dos de los pocos bancos vacíos que quedaban ubicados en el fondo del aula. Mientras pasábamos con mi compañera entre los bancos, algunos de los estudiantes ubicados en la fila de la pared izquierda conversan entre ellos y se preguntan en vos baja si también habíamos estudiado para el parcial ... “esta  forma de complicidad entre los alumnos que unen en las miradas interrogantes ante nuestra extraña presencia, invita a reflexionar acerca del significado del concepto “grupo”, como –“el conjunto de individuos que interaccionan entre sí, compartiendo normas de una tarea”- (Bleger, 1989)[1] En esta instancia del año, los alumnos han podido establecer un fuerte vínculo de compañerismo y amistad que se evidencia en relación a la disposición de los pupitres en el aula que no respetan una fila alineada de bancos, sino una cercanía de mesas en relación a las distintas afinidades entre compañeros. - “Un aula no es un conjunto de extraños... Se trata de un grupo cuyos miembros llegarán a conocerse muy bien y establecerán una relación de amistad en muchos casos.” (Jackson, 1975)[2] 

En el transcurso de tiempo que los alumnos se disponen a tomar un lugar dentro del aula, la profesora levanta la voz pidiendo silencio en varias oportunidades; y advierte al grupo que en caso contrario se les va a bajar un punto de la nota del parcial.  Es frecuente pensar el rol del docente como “ejemplo de conducta” porque este es su deber como adulto y como representante del cargo que ejerce como funcionario estatal responsable de garantizar la educación a partir de la “generación de dispositivos específicos de disciplinamiento” (Pineau, 2011)[3] Estos dispositivos, son entendidos como practica que contribuye a disciplinar mediante el ejercicio de poder aplicado en función de moldear conductas y entre los cuales podemos mencionar innumerables acciones como: control de asistencia diaria obligatoria, formaciones, pupitres en hilera dentro de las aulas, esperar los turnos o levantar la mano para hablar, etc.

Una vez que los alumnos se acomodan en sus bancos y hacen silencio, la profesora se dispone a cortar tiras de papeles con las cuatro preguntas en que se divide el parcial y que luego procede a repartir entre las distintas filas. Esta situación de suspenso entre que se reparten las preguntas y se leen en voz alta por la profesora para toda la clase; hace  pensar en los momentos de espera reiterados a lo largo de una jornada escolar y que son vivenciados por cada uno de los actores dentro de la Institución. Jackson los define como “distintos tipos de demora” que suelen ser comunes en las escuelas y que se imponen a los estudiantes como parte constitutiva de la práctica escolar. – “No es raro que los docentes mantengan inmóviles las filas de alumnos, hasta que hayan cesado todas las conversaciones y se logre una cierta apariencia de uniformidad y de orden”- (Jackson, 1975)[4]

Desde mi ubicación logro divisar las hojas de parciales de tres de los alumnos acomodados a mi lado que no responden ninguna pregunta del parcial. A mi derecha, uno de ellos con la cabeza gacha durante toda la hora, con la mirada fija en un huequito del banco, se distrae con la birome y un papelito en un intento de “sublimar” mediante el juego su frustración, al no poder responder ni una sola pregunta del examen. (Freud, 1905)[5]

El momento del timbre que indica el fin del tiempo escolar, se percibe como una señal de atenuación de la tensión provocada por la instancia evaluativa, y los alumnos en su gran mayoría se retiran del aula con mucha rapidez. Esto nos hace pensar también, en un modo de “regulación artificial” (Pineau, 2011)[6] que es todo aquello que sucede dentro de la escuela como construcción propia de cada establecimiento. Es por ello que sería imposible trasladar las prácticas escolares puertas afuera de la institución, porque todo ese tipo de experiencias institucionales carecerían de sentido lógico en otros ámbitos ajenos a ella.

DIA II: “LA BOMBA”

La segunda instancia de observación se realiza en el tercer encuentro en el aula, dado que una de las jornadas se cancela la observación por amenaza de bomba en el colegio.

DIA III: “OBSERVACION DE UNA CLASE”

Finalmente llega el día en que podemos observar el dictado de una clase completa preparada por la docente a cargo. Se presenta a los alumnos el nuevo eje “Migraciones” que se introduce haciendo un breve comentario de causas y consecuencias de índole positiva y negativa que influyen dentro de los movimientos migratorios de todo el mundo. El contenido de la nueva Unidad se presenta a partir de una serie de preguntas que incluyen las vivencias particulares de la historia familiar de cada alumno que quisiera participar del debate. Este espacio de diálogo se puede vivenciar como un momento de desorden que dificulta la tarea del registro descriptivo, siendo imposible concentrarse en medio del alboroto de tantas opiniones superpuestas. Esta situación detalla en la obra del autor Taylor, refiere a momentos de la observación en los que se presencia tanto movimiento que el investigador queda “abrumado” por la cantidad de conversaciones y actividades que se desarrollan al mismo tiempo. Sugiere como alternativa a este sensación caótica -“cambiar la lente del objetivo, y pasar de una visión amplia a otro ángulo pequeño”- (Taylor, 1984)[7] y es por ello que focalizo mi atención en las intervenciones de los alumnos que están ubicados a mi alrededor en el fondo del aula. Algunos de estos estudiantes, esperando su turno para hablar con la mano alzada no tuvieron oportunidad de dar su opinión y optaron por conversar entre ellos contribuyendo al bullicio generalizado del aula.

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