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El Alma Guaraní. Resistencia A Través Del Tiempo Y Trascendencia En La Actualidad


Enviado por   •  24 de Octubre de 2012  •  1.363 Palabras (6 Páginas)  •  613 Visitas

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Este trabajo tiene como objetivo sintetizar los rasgos de la cultura guaraní en el territorio argentino, en las diversas dimensiones que la constituyen como pueblo. El análisis se propone presentar al pueblo guaraní como un actor social dinámico, atendiendo especialmente a las “maneras de ser” en que se funde su identidad, y concibiendo a la conquista española/portuguesa como punto de inflexión y de comienzo de una lucha por la existencia física y cultural que en la actualidad continúa resistiendo.

En el actual territorio Argentino, la cultura guaraní se extiende en la zona del Litoral y Mesopotamia. En el área misionera el clima es cálido y húmedo, más del 70% del territorio está cubierto de vegetación selvática. En Corrientes y noreste de Entre Ríos el clima es templado-cálido y húmedo, y el paisaje se compone de una alternación entre bosques abiertos y bajos por un lado y pastizales por otro. El río Paraná nace en Brasil y el tramo argentino comienza en la desembocadura del río Iguazú, configurando la región con sus afluentes. El poblamiento de la región por este pueblo fue resultado de la expansión tupí-guaraní desde el corazón del Amazonas, que llegó hasta el Chaco y hasta esta zona, con comunidades que bajaron por los ríos Paraná y Uruguay. Posiblemente, fue en búsqueda de la “Tierra sin Mal” que constituye su cosmovisión, la cual supone la permanencia en una tierra fértil y apacible, hasta el advenimiento de males, que deben ser superados o de lo contrario se debe abandonar la tierra. Dichos males van desde el agotamiento de la tierra hasta las muertes por hambre o enfermedades. Desde la llegada de españoles y portugueses al continente americano, esos males también se expresaron en la invasión de la tierra, la amenaza de sus modos de ser y de vivir, el despojo de la tierra, el desprecio y la discriminación. Pero para el guaraní la tierra es más que un lugar de asentamiento: la tierra es el espacio donde viven y realizan su manera de ser, donde se mantiene al grupo en comunidad, y donde se asegura la existencia de todos los familiares. Los pueblos migrantes de los guaraníes compartían una lengua y una cosmovisión, si bien existían variantes entre los grupos. Del tronco lingüístico tupi-guaraní existen cuatro lenguas que aún en la actualidad se hablan en Argentina: el guaraní correntino o goyano, principalmente hablado en Corrientes pero también en Misiones, Chaco, Formosa, Rosario y Buenos Aires, consecuencia de las migraciones; el chiriguano-chané que actualmente hablan los chiriguanos, chanés y tapietes en el norte y nordeste de Salta; el mbyá, hablado por los mbyá de Misiones; y el guaraní paraguayo o yopará, hablado por inmigrantes paraguayos que actualmente residen en el país.

En la cosmovisión guaraní, además del mito ya mencionado que da cuenta de la centralidad de la tierra en que viven, está muy presente la idea de dualidad u opuestos complementarios, común a otras culturas sudamericanas. El guaraní nace y se define durante toda su vida por una “palabra-alma” que es integrante de su persona. Este nombre es provisto por el chamán o líder religioso, quien a través de la inspiración y las oraciones, lo encuentra según el lugar espiritual de donde proviene el nacido. Los padres de las palabras-almas son Los de Arriba, quienes anuncian al futuro padre la concepción en sus sueños. La educación tradicional guaraní prepara para escuchar las palabras de Los de Arriba, a través de los sueños. Los rezos y plegarias se llevan a cabo en la “casa de rezo”, y también realizan fiestas del maíz, donde cantan y bailan durante horas. La música se presenta tanto en fiestas como en ceremonias religiosas –con un estado de trance del líder religioso– y en manifestaciones personales. Los instrumentos se confeccionan con elementos vegetales como la calabaza.

La agricultura guaraní puede ser considerada itinerante ya que implica el traslado de las aldeas (tekoá) luego de dos o tres años de asentamiento. El avance de la explotación privada de la tierra fue un factor que alteró cuantitativa y cualitativamente la disponibilidad de tierras para el traslado. La roza era la técnica más común y los cultivos preponderantes son el maíz, la mandioca y la batata, a los cuales se adicionan zapallo, yerba mate, porotos y maní. Practicaban el almacenamiento de excedentes que se complementa con la caza, la pesca y la recolección.

Las viviendas solían ser comunales y de grandes dimensiones, albergando a varias familias

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