“El Gran Gatsby”

La ley seca, entendida como la prohibición de vender bebidas alcohólicas, estuvo vigente en los Estados Unidos entre 17 de enero de 1920 y el 5 de diciembre de 1933. Sin embargo, hubo muchas personas que no hicieron caso de esta ley y gracias a eso obtuvieron mucho dinero de una manera ilegal ya que aún y que estaba prohibida la venta y distribución del alcohol, muchas personas lo compraban.

En los Estados Unidos había existido desde el comienzo del siglo XIX un Movimiento por la Templanza (o Temperancia), entendida primero como moderación en el comer y en el beber, luego como prohibición total de consumir alcohol, y finalmente como una condena de todo lo relacionado con el alcohol, especialmente la industria que lo producía y lo vendía. A lo largo del siglo XIX diversos líderes religiosos de iglesias protestantes, populares entre las masas anglosajonas del país, habían insistido públicamente en regular el libre consumo de alcohol, al cual culpaban de diversos males sociales.

Muchas de las personas que se dedicaban a la venta y distribución ilegal de alcohol, eran ellos mismos quienes lo producían y la mayoría lo hacía en el mismo lugar donde vivían. Esta producción les daba mucho dinero y muchas veces el gobierno no podía explicar cómo o de dónde sacaban todo ese dinero y así comenzaban investigaciones a personas que tuvieran mucho dinero de procedencia dudosa. Si el gobierno se daba cuenta de que alguien producía alcohol, se encargaba de confiscar y desechar las bebidas clandestinas, pero, por la misma escases de alcohol, solían quedarse con algunas partes de lo confiscado.

En el libro titulado “El Gran Gatsby” Jay Gatsby es un millonario misterioso que, aunque no es seguro, la explicación más común que se le da a su riqueza es que se dedicaba a la venta ilegal de alcohol. Se llega a esta conclusión debido a la época en la que la historia se desarrolla y también esta es la explicación más lógica que hay.

Una de las principales causas de la ley seca fue que la Guerra de Secesión había impedido el desarrollo de mayores campañas para impedir el libre consumo de alcohol, pero la expansión hacia el oeste había causado que gran parte del territorio recién anexado a los EE. UU. se desarrollase libre de las influencias más conservadoras de Nueva Inglaterra. No obstante, hacia 1890 la "frontera del Oeste" ya había desaparecido y la propaganda del Movimiento por la Templanza adquiría relevancia nacional. A esta corriente se unieron diversos intelectuales progresistas y liberales, así como líderes sindicales de izquierda, que condenaban el consumo de alcohol como elemento provocador de atraso y pobreza entre las masas de obreros que empezaban a llenar las ciudades de EE. UU. Estos grupos apoyaron la labor de los predicadores religiosos en el medio político, reclamando normas que redujeran el consumo de alcohol.

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