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El Museo De La Tortura


Enviado por   •  2 de Octubre de 2012  •  911 Palabras (4 Páginas)  •  8.581 Visitas

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La tortura no es un hecho histórico, no tampoco una costumbre de tiempos pasados y de determinados lugares, ni un procedimiento codificado y racionalizado que los poderes seculares y eclesiásticos infligían según preceptos superados ahora a través de la evolución social, política, y moral. Este tipo de pensamiento adormecen la conciencia colectiva y entorpecen la vigilancia contra un peligro real y omnisciente, incluso entre nuestra sociedad estos actos son todavía realizados clandestinamente.

En realidad la tortura no conoce épocas, no requiere de procedimientos particulares, ni ambientes, ni medios especiales, y no deriva de la voluntad del poder, tanto secular como religioso. Hace sufrir a otras criaturas vivientes y en especial a otros seres humanos es una necesidad irresistible que parece innata en la mayoría de los seres humanos de sexo masculino pues esta tiene características que los distingue de los animales feroces y que cada uno satisface a diferente manera, desde el buen padre de familia que con malicia y astucia causas congoja y a menudo sufrimientos peores, a su mujer e hijos, hasta el profesional de tortura policiaca-política.

No es la santa inquisición ni la justicia secular quienes generan el delirio de las masas ante espectáculos de esta especie, si no la capacidad del hombre de ver sufrir a sus semejantes.

Es evidente que a través del dolor lacerante se puede arrancar cualquier confesión, testimonio o conversión, la confesión de un delito arrancada con el potro, garantiza la incolumidad del auténtico culpable por consiguiente, no solo aniquila cualquier pretensión de eficacia social de la ley, sino que incluso favorece la delincuencia.

Esto siempre lo han sabido todos, el papa, el pobre, el rey y el reo, y cualquier pilar de poder; los intrépidos lo afirmaron , lo filósofos lo escribieron, el buen sentido común lo afirmaba diariamente.

INSTRUMENTOS DE HUMILLACION PÚBLICA

Con estos se castigaban a infractores menores y exponían a las victimas al escenario de la multitud que al ver a alguien con tal artefacto lo hacían objeto de burlas y ofensas físicas y verbales.

Entre los instrumentos se destacan las mascaras inflames que se imponían a quienes habían manifestado su descontento contra las convenciones vigentes, pero las victimas preferidas eran aquellas mujeres que se quejaban sobre la esclavitud domestica y el despotismo de los hombres.

Otro instrumento de humillación publica era el cepo, con este se exponía en las plazas a la victima con las manos y los pies aprisionados en la abertura correspondientes, la chusma castigaba al delincuente golpeándolo, embadurnándolo con cuanto quisiera o aplicándole cosquillas en las manos y pies, cuando no lo mutilaban.Los borrachos eran expuestos al publico vituperio con la picota en tomen, que era de dos tipos la cerrada en el fondo dentro de la cual se colocaba a la victima junto con orines

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