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FRANSISCO PIZARRO, CONQUISTA DE LOS INCAS


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  2.077 Palabras (9 Páginas)  •  428 Visitas

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FRANSISCO PIZARRO, CONQUISTA DE LOS INCAS

Fue mucho tiempo atrás, cuando fue sometido otro imperio americano de gran poderío como lo es el pueblo Inca, durante  el reinado de Carlos de Habsburgo.  Esta conquista la llevó a cabo Francisco Pizarro de la baja nobleza. “No hay una fecha exacta del día que nació Francisco Pizarro, pero si sus padres tenían 28 años cuando su concepción y Gonzalo Pizarro nació hacia 1446, Francisco pudo venir a este mundo entre 1475 y 1478.” (Cordero Alvarado, 1999, pág. 18)

Por el año 1524, Pizarro busca unir fuerzas con Diego de Almagro y Hernando de Luque, con rumbo al litoral de Suramérica, para conquistar el “Pirú”, del que solo tenían pequeño conocimiento entre rumores y afirmaciones sin respaldo. Llegaron noticias de otro asociado, el licenciado Espinosa, quien no quiso participar de forma oficial quien habría sido el apoyo financiero principal de la expedición hacia el Perú. Entre 1524 y 1528, Pizarro junto a sus nuevos socios sumaron a sus haberes dos intentos de conquista (1524-1525 y 1526-1528) fracasando en ambas, pero los rumores y represión de algunos indígenas junto con algunos trozos de oro les hicieron decidirse por una tercera ocasión. “Dos años antes en 1522, Pascual de Andagoya fue el primer en tratar de efectuar esa aventura: su expedición terminó en un estrepitoso fracaso.” (Herrera Cuntti, 2006, pág. 418)

El licenciado Espinoza a su llegada no encontró a Almagro tan favorablemente dispuesto como él hubiera deseado. Enorgullecido con sus recientes triunfos, aspiraba no solo a la posesión del Cuzco, sino también a la de la mismísima Lima como parte de su jurisdicción. (Hickling Prescott, 1848, pág. 89)

Pizarro se enrumbó a España en 1529 a solicitarle ayuda al rey Carlos I para la conquista. El rey le ofrece la elaboración de un convenio y firman la Capitulación de Toledo el 17 de Agosto de 1529. Pizarro obtiene la ayuda deseada y muchos beneficios más, principalmente para él, situación con la cual se verá comprometido luego con su socio, Almagro. “Francisco Pizarro y Diego de Almagro, asociados con el sacerdote Hernando Luque, logran del Rey de España la financiación y las capitulaciones para regresar a américa y emprender la gesta conquistadora, teniendo como base a Panamá.” (Montaña Cuéllar, 2005, pág. 202). Claramente, la capitulación lo nombra a él como único gobernador y capitán general de las nuevas tierras que serán conquistadas. Toma su tiempo y se dirige hacia Trujillo y convence a sus hermanos y allegados para que lo acompañen en la empresa. Sus invitados más importantes son Francisco de Orellana, que en un futuro sería quien descubriese el Amazonas, y Hernando, su hermano. “El nombre de Amazonas con el que actualmente conocemos al rio que los conquistadores españoles llamaron desde 1513, Marañón, tiene su origen en la expedición de Francisco de Orellana.” (González Neus , 1981, pág. 4)

Luego en 1531 Pizarro y sus conquistadores llegaron a Perú, el Imperio Inca se estaba desmoronando.  Se había forjado solo cien años atrás, cuando los incas se desplegaron desde su capital en Cuzco para dominar a los muchos pueblos indígenas de la región, pero en esos momentos se estaba produciendo una guerra civil en el Imperio que enfrentaba a Atahualpa y a su hermano Huáscar, ambos hijos de Huayna Cápac. Pero por otro lado Pizarro y sus hombres  desconocían lo que les aguardaba realmente en esa tierra, los incas permanecían atentos a cada uno de sus movimientos.

En cuanto Pedro de Valdivia, Gobernador de Chile, recibió la noticia de la llegada de Gasca y de la rebelión de Pizarro, apresurose a prestar su auxilio a la causa real, y llegó por esos días con un refuerzo considerable. (Lebrun, 1862, pág. 241)

En 1532, muchos de los habitantes del imperio estaban hartos de la dominación inca y estaban dispuestos a aliarse con los españoles para deshacerse del dominio inca. Para los españoles recién llegados fue un auténtico golpe de suerte, aun con sus enormes avances tecnológicos no eran desde luego un ejército formidable. “Con la llegada de los españoles, en 1532 se inicia una rápida destrucción de la organización y sistema de trabajo nativo.” (Indigenas, 1978, pág. C.7.3)

Atahualpa tomó la decisión de no enfrentar a los españoles, pues no considero a aquellos hombres como una gran amenaza. Él podía reunir un gran ejército en cuestión de días. Durante el viaje el calor y el hambre hicieron mella entre los españoles. Para estos hombres no había vuelta atrás. Se habían marchado de España para escapar de la pobreza, estaban preparados para arriesgar sus vidas ante la posibilidad de hallar una fortuna.

Pizarro carecía de paciencia en esos momentos, el rey de España le había cedido el derecho legítimo de  ser el conquistador de esas tierras, pero los contrincantes de Pizarro en la corte española querían que el rey anulara esa cesión al primer indicio de fracaso. Pizarro necesitaba dar un ataque rápido y certero para asegurar su derecho.

Los españoles entendieron que conquistar a los incas no sería fácil ya que se trataba de un pueblo desarrollado que poseía sistemas de agricultura completamente avanzados, una rica cultura y un ejército temible y poderoso. Finalmente tras haber recorrido 400 km los españoles se aproximaron a la fortaleza de Cajamarca. Su llegada no constituyo ninguna sorpresa para el rey, los mensajeros lo habían mantenido informado sobre el avance de los españoles.

Mientras las tropas de Pizarro aguardaban inquietos en Cajamarca, Atahualpa descansaba en unos manantiales de aguas termales cercanos. Tenía la certeza que este pequeño grupo de extraños no constituía amenaza para él. Sin embargo, Pizarro estaba ansioso por conocer a Atahualpa y envió emisarios. Atahualpa y su corte recibieron a los españoles. Los incas nunca antes habían visto caballos, por eso los españoles permanecieron sobre sus monturas para inspirar asombro y miedo. Ellos asustaron a sus caballos para que se encabritaran y dieran coces esperando asustar a los incas, pero Atahualpa no se inmuto.

En lugar de eso bebió a la salud de los españoles, del cráneo de un prisionero ejecutado, ofreció algo de beber en copas de oro a los españoles, entonces Atahualpa declaró que iría a Cajamarca al día siguiente. Pizarro sabía que su pequeño grupo tenía pocas posibilidades en una batalla contra esta enorme fuerza y que su única oportunidad era un ataque sorpresa.

Con las primeras luces Pizarro ordenó a sus hombres prepararse para la batalla, aunque la muerte parecía más probable que la victoria. Permanecieron ocultos rodeando la plaza, transcurriendo horas sin señales de Atahualpa. De repente aparecieron guerreros incas y los españoles se inquietaron pero solo podían esperar. Más tarde, en medio de un espectáculo extraordinario entro la elite incaica. Los nobles incas más importantes rodeaban a Atahualpa, quien iba en un suntuoso trono de oro. Los conquistadores quedaron atónitos ante esta exhibición de poder y riqueza. “Pizarro dio la orden de acuartelarse de inmediato en los edificios que rodeaban la plaza, los hombres debían ver decisión en sus gestos y pasar rápido a la acción para menguar sus miedos.” (Barleta Villarán, 2008, pág. 142)

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