HUELLAS DEL CARTEL DEL NORTE DEL VALLE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA. SU HISTORIA Y SU IMPACTO SOCIOCULTURAL.

HUELLAS DEL CARTEL DEL NORTE DEL VALLE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA. SU HISTORIA Y SU IMPACTO SOCIOCULTURAL.

Dayan Velásquez. Cód.: 64151228

Luz Ángela Náder. Cód.: 64151171

Santiago Parra Forero. Cód.: 64151010

Entender por qué se desarrolló el fenómeno de un Cartel en el Norte del Valle y como sus implicaciones que van más allá de entender el ritmo de vida que sostenían sus integrantes, es comprender cómo hicieron estos señores, provenientes de familias humildes para con su peculiar forma de ser, implantarse en el cerebro de todo un país de generación en generación con unos criticados pero sustanciosos estilos de vida.

La información que se conoce sobre el narcotráfico en Colombia, sus raíces, su producción, sus métodos, su comercio, su consumo y su utilidad es derivada de los intereses de los norteamericanos de la DEA (Betancourt). Académicos, o personas que, entre otras cosas, sobrevivieron para contar la historia y se han dedicado a estudiar más a fondo este tema que está arraigado a la cultura de quienes se han visto involucrados, los que han escuchado las hazañas y hasta los que vemos este asunto como una realidad ajena a nuestra cotidianidad, pero que impacta generación tras generación en nuestro país.

El término narcotráfico se basa en una intencionalidad política, cultural y económica imperialista de NO enlistar en el término a los consumidores ni a los lavadores de dólares porque estos se encuentran en su mayoría en América del Norte, lo que pretenden es calificar con ese término a los países latinoamericanos, que son los que se dedican a cultivar, producir y comercializar la droga, sobretodo en Colombia que es el país con más problemas por ser el mayor narcotraficante de hoja de coca, pasta básica y cocaína, asociarlo con terrorismo para categorizar a los países, pero sobre todo para ensuciar el dinero procedente del narcotráfico en los países que lo producen pero darlo por bienvenido en países como EE.UU.

El termino cartel es usado para referenciar la asociación de empresas, grupos, sindicatos o personas para llevar a feliz término un bien común, en una red de narcotráfico cada persona se especializa una tarea diferente, desde producir la droga, pasando por su comercialización que se extiende por el país, las fronteras y los continentes, hasta llegar a sus sustanciosos frutos económicos que, para bien o para mal, les permite camuflarse y hacer caso omiso de todos los controles que existan para detenerlas, manipular todo a su conveniencia y buscar sus pretenciosos intereses.

La violencia también se presenta en este fenómeno, trabaja en conjunto con el narcotráfico, porque es ella la que le permite disuadir a quienes se opongan a los intereses de los carteles, en Colombia todos los procesos históricos se han consolidado y articulado para dar paso al fenómeno del narcotráfico, bien sea por la pocas o nulas posibilidades de la población en política, la desigualdad social marcada por la brecha entre una élite dominante y una población subalterna, a todo esto se le suma la pobreza con la que se vivía y se vive en Colombia.

Además de esto, se le suma el incremento masivo de la delincuencia común entre los jóvenes, los cuales cada día se ven obligados a utilizar métodos orientados al ascenso social rápido y efectivo, enfocados en un ideal de estilo de vida basado en la cultura del narcotráfico, el cual les brinda condiciones de vida óptimas y con comodidades propias de un “capo”. Una de las problemáticas más grandes con los jóvenes involucrados en el narcotráfico, es que no tienen

un acceso a una educación gratuita y de buena calidad, y es aquí donde sus posibilidades de surgir como ciudadanos de bien, son reemplazadas por el camino facilista del narcotráfico.  

En Colombia, en el departamento del Valle del Cauca estuvo organizada una red de narcotraficantes llamada “Cartel de Cali”, estuvo muchos años en la cúpula de los carteles de droga del mundo, pero como se ha demostrado en este negocio a través de los años, todos sus integrantes terminaron en una tumba en Colombia o en una cárcel en Estados Unidos y cuando esto pasó se dio paso a una organización nueva, construida sobre las bases del extinto cartel y que se abrió paso como “El cartel del Norte del Valle.”

El Cartel del Norte del Valle desde sus inicios se postuló y pronto llegó a ser el cartel de droga más importante del mundo, con un modus operandi impecable se hacía clandestino y sus tentáculos llegaron hasta los lugares más alejados del mundo. Se postularon como cabezas visibles Diego Montoya, Wilber Varela, Juan Carlos Ramírez Abadía, Hernando Gómez Bustamante, Iván Urdinola Grajales, Luis Alfonso Ocampo Fómeque, Miguel Solano, Efraín Hernández, Fernando Henao, Danilo González, Orlando Henao, Andrés López López, Lorena Henao y Víctor Patiño Fómeque.

La estructura y organización de este cartel estuvo en constante división a causa de problemas internos por aquellos que se disputaban el control y poder del cartel, pero a pesar de esto pudo hacerse clandestina entre todos los organismos de control que estaban tras sus pasos y extendió sus tentáculos hasta los lugares más alejados del planeta. Esta aura de ilegalidad, corrupción, violencia y crimen organizado le imprime un carácter que sin pensar todos rechazaríamos, pero tiene otros componentes a los cuales nos hemos aferrado como sociedad.

Estos componentes son anhelados por todas las personas que en una sociedad basada en la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades admiran y ven como algo inalcanzable en su estilo de vida basado en las necesidades, cuando personas que están en igualdad de condiciones con ellos ascienden rápidamente, logrando un prestigio social, una comodidad económica hasta posicionarse como personas exitosas, inspira un deseo de ser este modelo de vida que por ser tan fácil y efectiva, vale la pena arriesgarse.

El narcotráfico muestra un estilo de vida que brinda el dinero fácil, la buena vida, incluyendo claro: el alcohol, las mujeres bonitas (¡y obvio, plásticas!), las fincas, los carros, el dinero, el reconocimiento social, sentirse entre otras cosas, los más poderosos, tener acceso a las organizaciones políticas del país, hasta llegar a controlar el territorio, pasando por las fuerzas militares y la sociedad civil, imponer sus leyes a los más débiles, son algunos de los “beneficios” que otorga llevar el título de narcotraficante.

Todos y cada uno de los integrantes y estructuras que conforman la sociedad colombiana ha contribuido de alguna manera a alimentar este estilo de vida y reproducirlo entre sus habitantes hasta mantenerlo vigente durante generaciones, pasando desde los medios de comunicación, los políticos corruptos, hasta una persona del común que encamina su vida a el dinero fácil y rápido para evitarse todo el estrés y los obstáculos que puede representar ascender socialmente en un país como Colombia, gran parte gracias al monopolio que tienen en su poder, las élites.

Son estas mismas élites las que se vieron ofendidas cuando un grupo de personas tuvieron la personalidad para ser descarados y ostentosos con los lujos que ambos tenían, la única diferencia es que la élite estuvo moviéndose todo el tiempo bajo unos falsos valores y manteniendo una buena imagen que al final no tenemos, ser tildados de manera excluyente como narcos por el mundo, nos hiere el ego y la vergüenza pero al final, todos nos orientamos a seguir el estilo de vida que nos dejaron los narcotraficantes.

UNA MIRADA A LA REALIDAD COLOMBIANA.

En Colombia, la vida está basada en el “rebusque”, la exclusión social y la educación de mala calidad. Cuando se nos presenta un progreso económico rápido, un ascenso y prestigio social envidiable y una calidad de vida cómoda, nos damos cuenta que estamos dispuestos a arriesgarnos para obtenerlo, que el camino fácil nos puede brindar más que una estabilidad, un éxito efectivo, en ese momento, adquirimos las ganas de pertenecer al exclusivo mundo del narcotráfico.

Entender el contexto en el que se desarrolló el fenómeno que fue el Cartel del Norte del Valle tiene unas implicaciones que van más allá de entender el ritmo de vida que sostenían personajes como Diego Montoya “Don Diego” o Wilber Varela “Jabón”, es comprender cómo hicieron estos señores, provenientes de familias humildes para con su peculiar forma de ser, implantarse en el cerebro de todo un país como unos criticados y arrinconados estilos de vida.

Influenciar la vida, la orientación y la cultura de las personas, lo lograron los capos de las grandes cúpulas de carteles de Colombia, con su opulencia, su dinero, su particular y conocida forma de hacerse entender y respetar, conquistaron a un país entero, atravesaron sus fronteras y lo que peor parece es que lograron arrodillar a todos los entes políticos y administrativos que dejaron por mucho tiempo que fueran estos carteles los que tomaran las decisiones del país, claro, desde la clandestinidad.

Tiene gran responsabilidad en este desastre en la mentalidad de los colombianos, el hecho de que la educación sea con unos niveles muy bajos y de mala calidad, la ignorancia y la ambición nos pueden, mientras que nuestro pensamiento individualista y egoísta nos apaga las ganas de crecer juntos como sociedad, entendiendo la educación y la ética como el único camino que tenemos para levantar a nuestra sociedad.

Es de suponer que, seguramente, las personas que tienen entre sus familias, en su pueblo o en su ciudad estas historias del narcotráfico sean las más marcadas por este pensamiento, claro, son las que menos acceso a la educación tienen y su meta en la vida es obtener plata fácil porque es el único ejemplo que en realidad ha tenido, incluso, el ejemplo que le ha dado su familia porque es un ideal que se transmite de generación en generación y quizá algo a lo que se vieron obligados a hacer para salvaguardar su vida., como es el caso particular de Argemiro Sánchez, un sicario del Norte del Valle que no tuvo más opciones porque toda su familia estuvo dedicada al sicariato.

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