Imperio Español
Carolina_C23 de Enero de 2013
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Imperio español
Imperio español
Monarquía universal española
(Monarquía hispánica /
Monarquía de España /
Monarquía española)
Imperio
1492–1898Nota 1
Bandera1
Lema nacional: Plus Ultra (latín: ‘Más allá’)
Máxima extensión del Imperio español (diacrónico)
Capital Toledo (1492–1561)
Madrid (1561–1601)
Valladolid (1601–1606)
Madrid (desde 1606)
Idioma principal Español
Otros idiomas Portugués, cebuano, francés, neerlandés, alemán, siciliano, quechua, maya, mixteco, zapoteco, guaraní, árabe, chino entre los principales en número.
Religión Católica
Gobierno Monarquía
(República: 1873–1874)
Rey
• 1474–1516 Reyes Católicos
• 1873–1874 Primera República Española
• 1886–1931 Alfonso XIII
Período histórico Mercantilismo – Imperialismo
• Descubrimiento de América 1492
• Conquista de las Islas Canarias 1402–1496
• Conquista de Navarra 1512
• Conquista del Imperio azteca 1519–1521
• Conquista del Imperio incaico 1532–1537
• Unión dinástica con Portugal 1580
• Guerras de independencia hispanoamericanas 1810-1833
• Guerra hispano-norteamericana 1898
• Acuerdos de Madrid 1975
Superficie
• 1790 20 000 000 km²
Población
• 1790 est. 60 000 000
Densidad 3 hab./km²
Moneda Real español, peseta
Gentilicio: español (a), hispano (a)
Se denomina Imperio español o Monarquía universal españolaNota 2 (comúnmente simplificado como Monarquía hispánica, Monarquía de España o Monarquía española) al conjunto de territorios de España o de las dinastías reinantes en España. Tras el Descubrimiento de América en 1492, España colonizó grandes extensiones de territorio en América, desde el actual suroeste de Estados Unidos, México, y el Caribe, hasta Centroamérica y la mayor parte de Sudamérica. Todos estos territorios se integraron en la corona de Castilla y se organizaron inicialmente en dos virreinatos, el de la Nueva España y el del Perú. Con el descubrimiento y asentamiento de varios archipiélagos del Pacífico a finales del siglo XVI, se incorporaron al imperio las Indias Orientales Españolas formadas por las Filipinas, las Marianas (que incluían Guam) y las Carolinas (que incluían las Palaos), bajo la jurisdicción de la Nueva España.
El Imperio español alcanzó los 20 millones de kilómetros cuadrados a finales del siglo XVIII, aunque su máxima expansión se produjo entre los años 1580 y 1640, durante los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV periodo en el que tuvo lugar la llamada Unión Ibérica o unificación bajo la Corona Española de los imperios español y portugués. Durante los siglos XVI y XVII se creó una estructura propia no llamándose imperio colonial hasta el año 1768,Nota 3 siendo en el siglo XIX cuando adquiere estructura puramente colonial.
No existe una postura unánime entre los historiadores sobre los territorios concretos de España porque, en ocasiones, resulta difícil delimitar si determinado lugar era parte de España o formaba parte de las posesiones del rey de España, o si el territorio era una posesión efectiva o jurídica, en épocas que abarcan siglos, incorporados de forma distinta, heredados o conquistados, y en las que no estaban igualmente definidas la diferencia entre las posesiones del rey y las de la nación, como tampoco lo estaba la hacienda o la herencia ni el derecho internacional. A pesar de todo, el que la Monarquía Hispánica fuera una monarquía autoritaria, casi absolutista, hace que la tesis más lógica sea la de que todas las posesiones del rey, eran posesiones de la nación. De hecho no se puede hablar de una separación de escudo nacional y escudo real hasta bien entrado el siglo XIX, lo cual pone de manifiesto que el rey de España era prácticamente lo mismo que el estado, atendiendo a las delimitaciones del régimen polisinodial por el que se regía el Imperio español.
El Imperio español fue el primer imperio global, porque por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes, las cuales, a diferencia de lo que ocurría en el Imperio romano o en el carolingio, no se comunicaban por tierra las unas con las otras.
Consideraciones generales
Mapa diacrónico que muestra las áreas que pertenecían al Imperio español en algún momento durante un periodo de 400 años. Para más detalle, véase el mapa.
El Imperio español en su cúspide territorial alrededor de 1790
Regiones de influencia (exploradas y/o reclamadas pero nunca controladas) o colonias en disputa o de corto control
Posesiones del Imperio portugués gobernadas por España entre 1580–1640 por unión dinástica
Territorios perdidos en o después de 1717 por la Paz de Utrecht
Marruecos y Sáhara Occidental 1884–1975.
Durante los siglos XVI y XVII, España llegó a ser la primera potencia mundial, en competencia directa primeramente con Portugal y, posteriormente, con Francia, Inglaterra y el Imperio otomano. Castilla, junto con Portugal estaba en la vanguardia de la exploración europea y de la apertura de rutas de comercio a través de los océanos (en el Atlántico entre España y las Indias, y en el Pacífico entre Asia Oriental y México, vía Filipinas).
Los conquistadores españoles descubrieron y dominaron vastos territorios pertenecientes a diferentes culturas en América y otros territorios de Asia, África y Oceanía. España, especialmente el reino de Castilla, se expandió, colonizando esos territorios y construyendo con ello el mayor imperio económico del mundo de entonces. Entre la incorporación del Imperio portugués en 1580 (perdido en 1640) y la pérdida de las posesiones americanas en el siglo XIX con la derrota española en la Guerra de Independencia Hispanoamericana, fue uno de los imperios más grandes por territorio, a pesar de haber sufrido bancarrotas y derrotas militares a partir de la segunda mitad del siglo XVII.
La política matrimonial de los reyes permitió su unión con la Corona de Aragón primero, y con Borgoña y, temporalmente, Austria después. Con esta política fueron adquiridos numerosos territorios en Europa, donde se convirtió en una de las principales potencias.
España dominaba los océanos gracias a su experimentada Armada, sus soldados eran los mejor entrenados y su infantería la más temida. El Imperio español tuvo su Edad de Oro entre el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII, tanto militar como culturalmente.
La Corona de Aragón en su máximo esplendor.
Este vasto y disperso imperio estuvo en constante disputa con potencias rivales por causas territoriales, comerciales o religiosas. En el Mediterráneo con el Imperio otomano; en Europa, con Francia, que le disputaba la primacía; en América, inicialmente con Portugal y mucho más tarde con Inglaterra, y una vez que los neerlandeses lograron su independencia, también contra estos en otros mares.
Las luchas constantes con potencias emergentes de Europa, a menudo simultáneamente, durante largos períodos y basadas tanto en diferencias políticas como religiosas, con la pérdida paulatina de territorios, difícilmente defendibles por su dispersión, contribuyeron al lento declive del poder español. Entre 1648 y 1659, las paces de Westfalia y los Pirineos ratificaron el principio del ocaso de España como potencia hegemónica. Este declive culminó, en lo que respecta al dominio sobre territorios europeos, con la Paz de Utrecht (1713), firmada por un monarca que procedía de una de las potencias rivales, Felipe V: España renunciaba a sus territorios en Italia y en los Países Bajos, perdía la hegemonía en Europa, renunciaba a seguir dominando en la política europea.
Sin embargo, España mantuvo y de hecho amplió su extenso imperio de ultramar, acosado por el expansionismo británico, francés y neerlandés, manteniéndose como una potencia económica más importante, hasta que sucesivas revoluciones le desposeyeron de sus territorios en el continente americano a principios del siglo XIX.
No obstante, España conservó dos posesiones de su imperio en América: Cuba y Puerto Rico. También, en el Pacífico, conservó Filipinas y algunas islas en Oceanía, como las Carolinas (incluyendo las islas Palaos) y las Marianas (incluyendo Guam). La Guerra hispano-estadounidense de 1898 supuso la pérdida de casi todos estos últimos territorios. Las únicas posesiones que se salvaron fueron las pequeñas islas de Oceanía (excepto Guam), que fueron finalmente vendidas a Alemania en 1899.
El impacto moral de esta derrota fue duro, y se buscó compensarlo creando, con poco éxito, un segundo imperio colonial en África, centrado en Marruecos, el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial, que perduró hasta la descolonización de las décadas de 1960–1970 al abandonar la última colonia, el Sáhara, en 1975.
[editar]Historia
[editar]Los inicios del Imperio
Artículo principal: Reyes Católicos.
[editar]La unificación de España y el fin de la Reconquista
El matrimonio de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) produjo la unión dinástica de las dos Coronas cuando, tras derrotar a los partidarios de Juana «la Beltraneja» en la Guerra
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