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Enviado por   •  23 de Octubre de 2014  •  1.910 Palabras (8 Páginas)  •  253 Visitas

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EL COLONIALISMO: GERMEN DEL PENSAMIENTO CONSERVADOR

El colonialismo es el dominio territorial, económico y cultural establecido durante largo tiempo sobre un pueblo extranjero que se ve sometido al país dominante. Aunque este término existe desde la época de la Antigua Grecia, hay variantes en su significado, pues en el caso de las antiguas colonias griegas o en el de América se usaba más bien la palabra “colonización” en vez de colonialismo, ya que en estos casos los territorios colonizados no estaban subordinados a la metrópoli, y a todos los habitantes de estos primeros se les consideraba como otros ciudadanos más de la potencia europea. En la edad contemporánea se identifica más con la dominación política de gentes de otra raza que habitan en un territorio separado por el mar de la potencia colonial, que generalmente suele ser un país europeo.

El colonialismo europeo moderno comenzó en el siglo XV con los viajes de los portugueses a lo largo de la costa oeste de África. Junto con los españoles, fueron los primeros en establecer sus colonias en ultramar, y se aferraron a ellas incluso después de que su fuerza imperialista se hubiera perdido. Sin embargo, el colonialismo alcanzó su momento de máxima importancia desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. Los países europeos que más protagonismo tuvieron en este proceso fuero Inglaterra, Francia y Alemania, que se repartieron el continente africano, (donde tan sólo quedaron dos países independientes: Liberia y Abisinia) e intentaron extender sus zonas de influencia por diferentes zonas del mundo como Europa Oriental, Oriente Medio, Extremo Oriente o el Caribe. Países como Italia, España, Portugal y Bélgica también intentaron llevarse su parte en este reparto, aunque no consiguieron tantos territorios.

LA IGLESIA COMO PRODUCTORA DEL CONOCIMIENTO

La ciencia medieval, regida por la iglesia como única productora de conocimiento incuestionable radicado en la divinidad, dejaba a la sociedad inmersa en una mentira que se creía como la verdad o que se dudaba pero tenia miedo de su benefactores; los príncipes, los terratenientes y clérigos, que intimidaban a la sociedad para que creyeran en su verdad incuestionable y así solo ellos disfrutar de la verdad y de los placeres de la ciencia. La ciencia comenzó su lucha por medio de la duda de una sociedad demasiado ignorante para desarrollar sus propias fuerzas. De esta manera la ciencia le proporciono una salida de sus represores a la sociedad, por medio de la búsqueda por aliviar los problemas de la existencia humana como principal arma contra la dominación del orden medieval. Aun así la sociedad se encontraba inmersa en un mundo de ignorancia regido por las creencias religiosas, en este panorama la paciencia se encontraba con un nuevo obstáculo que era hacer comprender a lo sociedad que no era necesario regirse por el saber religioso, si no que con la ayuda de la ciencia y la búsqueda del saber por el saber mismo, para poder escapar de la ignorancia, la sociedad podría valerse de su razón y entendimiento para entender la percepción del mundo y convertir su vida en una vida activa

temas, los hombres y las cosas que constituían “la maravilla de América” o “la novedad indiana”.

«La Crónica y la Historia.

En algunos de estos libros encontramos como sinónimo de historia, el vocablo “crónica”. De modo que recordar la trayectoria y el sentido que tienen ambos vocablos en el siglo XVI, no es mera curiosidad etimológica. En primer lugar, historia (que proviene del griego ἱστορία) se emplea, en la antigua Grecia (y es así como al parecer lo emplea Herodoto) en el sentido de ver o formular preguntas apremiantes a testigos oculares; y significa también el informe de lo visto o lo aprendido por medio de las preguntas. El sentido de este vocablo no contiene, de ninguna manera, el componente temporal de su definición. Es quizás por esta razón por lo que Tácito denomina anales al informe de lo pasado; en tanto que llama historia al informe de los tiempos de los cuales, por su trayectoria vital, es contemporáneo. Tal definición la recoge San Isidoro en sus Etimologías y se repite, todavía, en los tratadistas de la historiografía en los siglos XVI y XVII. La ausencia del componente temporal explica el nombre y el concepto de “historia natural”; y es así como lo encontramos, en los siglos XVI y XVII hispánicos. Crónica, por el contrario, es el vocablo para denominar el informe del pasado o la anotación de los acontecimientos del presente, fuertemente estructurados por la secuencia temporal. Más que relato o descripción la crónica, en su sentido medieval, es una “lista” organizada sobre las fechas de los acontecimientos que se desean conservar en la memoria. En el momento en que ambas actividades y ambos vocablos coexisten, es posible encontrar, al parecer, crónicas que se asemejan a las historias; y el asemejarse a la historia, según los letrados de la época, proviene del hecho de escribir crónicas no sujetándose al seco informe temporal sino hacerlos mostrando más apego a un discurso bien escrito en el cual las exigencias de la retórica interfieren con el asiento temporal de los acontecimientos. Los vocablos de anales y crónicas, acuñados en la Antigüedad, son los vocablos principales que se conservan en la Edad Media para asentar acontecimientos notables. Anales y crónicas estaban ligados a las prácticas de la Iglesia y a la confección de calendarios y de ciclos pascales.

Las dos actividades que designan ambos vocablos [crónica e historia] tienden, con el tiempo, a resumirse en la historia la cual, por un lado, incorpora el elemento temporal y, por el otro, desplaza a la crónica como actividad verbal. Los anales y las crónicas tienden a desaparecer hacia el siglo XVI y se reemplazan por las narraciones históricas del tipo gesta o vitae. Ya hacia el siglo XVI los antiguos anales y crónicas habían

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