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LA EDUCACIÓN EN EL PARAGUAY COLONIAL


Enviado por   •  8 de Mayo de 2014  •  2.219 Palabras (9 Páginas)  •  829 Visitas

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LA EDUCACIÓN EN EL PARAGUAY COLONIAL

Por MARGARITA DURÁN ESTRAGÓ

LA HISTORIA DEL PARAGUAY - ABC COLOR

FASCÍCULO Nº 3

Asunción – Paraguay

2012

No se puede hablar de la educación en el Paraguay colonial sin hacer referencia al papel que jugó en ella la Iglesia Católica. Esta se halló presente en todo el proceso de formación socio-cultural y político de la nacionalidad paraguaya, y lo encaró con su elemento humano y sus estructuras, con sus virtudes y sus deficiencias.

En el plano netamente cultural y educativo, la primera participación de la Iglesia se concretó en el adoctrinamiento de los indígenas, labor que desarrollaron los religiosos y el clero secular con exclusividad.

La educación elemental o escuela de primeras letras iniciada durante el gobierno de Domingo Martínez de Irala y la enseñanza de algunos oficios de la misma época ya estuvieron a cargo de laicos, aunque en las reducciones de indios las clases las impartían los "curas doctrineros". La enseñanza superior de la población criolla y mestiza la llevaron adelante las órdenes religiosas y algunos clérigos ilustres. Los franciscanos contaron con un centro de educación superior en el Guairá, único en su género en el interior de la provincia del Paraguay. El anhelo de una universidad en Asunción, acariciado desde los tiempos de Hernandarias, no pudo convertirse en realidad en la época colonial, aunque los dominicos obtuvieron licencia real de otorgar títulos de bachiller, licenciado y doctor durante ocho años a partir de 1779.

En las postrimerías del Paraguay colonial y a cambio de una universidad, se abrió en Asunción el Real Colegio Seminario de San Carlos, centro de estudios regentado por clérigos.

ESCUELAS DE PRIMERAS LETRAS

Los primeros centros de enseñanza no fueron más que casas de doctrina abiertas en Asunción en 1542 y 1543 por los padres José Gabriel Lezcano, Francisco de Andrada y los franciscanos Bernardo de Armenia y Alonso Lebrón. A ellos acudieron los primeros mestizos, descendientes de los conquistadores y las mujeres guaraníes, además de los indígenas de la comarca asuncena.

La enseñanza de la lectura, escritura y aritmética fue posible cuando los "mancebos de la tierra o montañeses"; como llamaban a los mestizos, empezaron a demostrar cualidades y aptitudes que motivaron a sus progenitores españoles a iniciarlos en dicho aprendizaje. El obispo Reginaldo de Lizárraga escribió al respecto en 1609:

"Castigaron los viejos conquistadores y criaron con mucha policía (urbanización y buenas costumbres) a los montañeses....Ningún muchacho había de hablar, ni cubrir la cabeza, ni sentarse delante de los viejos, aunque tuviesen barbas; ni los viejos al más estirado llamaban "tú", cuando mucho "vos" muy largo. A los montañeses enseñaron primero a leer, escribir y contar, luego les daban oficios".

Una de las primeras medidas de gobierno de Irala fue precisamente la designación de dos maestros de niños, a quienes recomendó particularmente el "cuidado de su enseñanza" para que los escolares la recibieran "con mucha aplicación". Estas escuelas funcionaron independientemente de las casas de doctrinas que según Ruy Díaz de Guzmán se hallaban a cargo de la Iglesia y el Cabildo.

A fines del siglo XVI las escuelas de primeras letras se fueron multiplicando hacia el campo, donde los españoles establecieron estancias y chacras. Las Actas Capitulares de 1596 hablan de una escuela dependiente del Cabildo; la misma funcionaba en una casa contigua a la iglesia de La Encarnación y el "maestro de niños" se llamaba Lázaro López.

Se sabe que en 1609 Hernandarias reunió en Asunción a todos los maestros de la provincia para someterlos a examen y comprobar su capacitación; las pruebas estuvieron a cargo de los jesuitas.

ENSEÑANZA DE OFICIOS

La escuela de primeras letras iba acompañada del aprendizaje de algunos oficios impartidos por los artesanos que llegaron con las primeras expediciones al Río de la Plata. Diego de Pantoja, un anciano conquistador de Asunción, alabó el trabajo de los mestizos diciendo que las espadas, dagas y arcabuces manufacturados por aquellos "podían tenerse en España por buenos".

Los oficiales que residían en Asunción no se reputaban tales y se excusaban diciendo que el oficio que habían aprendido "era para usarlo en sus casas". No obstante, Irala les exigió que cada cual enseñase su oficio y para el efecto designó diputados y examinadores en cada gremio de artesanos.

CASA DE RECOGIDAS Y HUÉRFANAS

El primer centro educativo dedicado exclusivamente a mujeres fue la Casa de Recogidas y Huérfanas, abierta en 1604 por el gobernador Hernandarias y el obispo Martín Ignacio de Loyola. Una de las más destacadas benefactoras de la casa fue doña Jerónima Contreras, esposa del gobernador, quien logró poner al frente de la institución a la madre Francisca Desusa Pérez de Bocanegra, mujer virtuosa que dedicó muchos años de su vida a enseñar a las jóvenes la doctrina cristiana y las habilidades domésticas de las mujeres españolas. Como era costumbre entonces, las mujeres allí recluidas no aprendieron a leer, escribir y contar como lo hacían los niños y los jóvenes.

La Casa de Recogidas subsistió con muchas dificultades hasta 1617, año en que murió la madre Bocanegra. Se conoce un soneto escrito con motivo de sus exequias. Este fue el primero de la época colonial que ha llegado hasta el presente y se cree que el autor del mismo fue el padre Diego Boroa. Dice así:

Concava Cava, qués de Nuestra Madre?

Querida Madre, dinos dónde habitas?

Hazte olvidado de estas pobrecitas

Por verte con el Hijo y con el Padre?

Dinos algo, Señor, que nos cuadre,

Porque

...

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