LOS JESUITAS

Como puede observase, ambos noroestinos fueron destacados protagonistas de la transición histórica entre el

modelo educativo colonial y el paradigma de la Instrucción Pública (1767-1853 o 1880?). En ese marco formaron

parte de un escenario de fin de época, concepto relevante para comprender que la extensa transición vivida en la

región no sólo resumió la crisis in fine del dominio material y espiritual español, sino la lenta emergencia de un

nuevo paradigma pedagógico, discursivo y científico, de la mano del proceso paralelo de construcción-centralización

de los sistemas educativos públicos y de los estados-nación en el continente.

Extenso momento que se prolongó hasta que Alberdi legitimara en la letra constitucional de 1853 la concepción

liberal de educación en las Provincias Unidas. Otros autores sostienen que dicha transición se extendió hasta 1880,

momento en que, a partir de la centralización del Estado y creación del Sistema Educativo Nacional, la educación

pública efectivamente comenzó a irrigarse en toda la Argentina Moderna. Más allá de este rico debate, importa

reconocer la etapa histórica que produjo la disolución de la escolaridad municipalista colonial y el advenimiento de

un nuevo fenómeno educativo, a horcajadas del proceso emancipatorio: se trató del provincialismo pedagógico que

análogamente encarnaron Gorriti y Heredia, como superación histórica y cualitativa, en tránsito hacia el Sistema

Educativo Nacional del ´80.

El Municipalismo pedagógico se refiere al modo organizacional de la escolaridad colonial, a partir de un sistema

administrativo y político centrado en el cabildo indiano. Matriz educativa parroquial, municipalista y atomizada cuyo

precepto pedagógico ―la letra con sangre entra”, era la doliente proposición que encuadraba brutalmente los

aprendizajes infantiles. Expresión educativa de un magisterio masculino de sotana y también seglar, intitulado,

carente de formación docente y profundamente desprestigiado como rol social, pensado para una población escolar

de varones, pues la mujer estaba excluida como sujeto que aprende, al igual que las castas desfavorecidas y los

grupos supervivientes de aborígenes, mestizos, mulatos, negros y esclavos. Con el extrañamiento de los jesuitas,

este discurso educativo comenzó su declinación y lenta sustitución por otra concepción político-educativa de la

educación.

A su vez, lo que defino como provincialismo pedagógico, se expresó como variable dependiente de los procesos de

liberación nacional y construcción del sujeto independiente. Abrevó en los principios ilustrados de felicidad general,

bien común, educación pública, educación de la mujer, pragmatismo científico, utilitarismo social, fisiocracia etc., y

se identificó con el segundo proceso de secularización social euro-céntrica. La otra raíz educativa que lo alimentó

fueron las tradiciones culturales confesionales heredadas de la colonización española. Manifestación educativa

ecléctica que superó la concepción municipalista, para trascender a un modelo político-administrativo centrado en

las jurisdicciones provinciales, expresión federal y autonómica de un territorio afín, paso previo del proyecto de

nación cristalizado en el `80. Encontró su fisonomía política e ideológica cuando estallaron las disensiones intestinas

entre provincianos y porteños. De ahí es que, a partir de la segunda década independiente y en oposición al

localismo portuario, unitario y rivadaviano, surgió en las provincias mediterráneas como sistema alternativo de

educación popular. En nuestra región, sus expresiones más

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