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Jesuitas


Enviado por   •  7 de Julio de 2013  •  Tesis  •  2.224 Palabras (9 Páginas)  •  293 Visitas

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JESUITAS:

No hubo fronteras geográficas ni culturales para la vocación misionera de quienes son considerados los primeros “globalizadores”. Libraron, y muchas veces perdieron, un combate desigual contra el poder secular absoluto

“Hicieron demasiada política”, dijo una vez Jean Lacouture, autor de una muy completa historia sobre la Compañía de Jesús (Los Jesuitas, en 2 tomos), la orden religiosa creada por el vasco Ignacio de Loyola en 1534. En opinión de este historiador francés, que dice admirarlos, los jesuitas se implicaron demasiado en política, por ejemplo, “a través de los confesores de los monarcas; en tiempos de Luis XIV, la gente tenía la impresión de que Francia estaba gobernada por su confesor, el padre La Chaise”.

Esto habla no sólo de la vocación de la Compañía de influir en los destinos del mundo, sino también de su sólida formación intelectual y su extraordinaria capacidad de penetración en las elites. Allí donde fueron, los discípulos de San Ignacio dejaron su huella en la educación y en la política.

La multibiografía de Lacouture destaca esta dimensión misional de la compañía y revela las claves de la extraordinaria trayectoria de un pequeño grupo unido por una profunda implicación de la fe en un mundo en acelerada transformación (descubrimiento de América y Reforma Protestante fueron dos acontecimientos mayores) y hacia una humanidad que ya no conocía fronteras. Su lucha contra el poder secular absoluto fue despareja: y finalmente la hizo sucumbir.

El comienzo

La reciente designación de Jorge Bergoglio como nuevo jefe de la Iglesia Católica ha renovado el interés por la historia de la orden de los jesuitas, sobre la cual se han construido muchas leyendas y a la que se han atribuido complots y proyectos inconfesables. La realidad no es tan oscura pero no por ello deja de ser fascinante.

En 1534, en Montmarte, Loyola y sus primeros discípulos –casi todos ellos estudiantes de la Universidad de París- hacen votos de pobreza, castidad y obediencia, y se ponen a disposición del Papa para cualquier misión que éste desee asignarles. En 1540, Paulo III aprueba la orden. Desde ese momento, Ignacio envía a sus compañeros en todas las direcciones del planeta. Francisco Javier irá a India, Japón y luego China. Matteo Ricci, también a China. Otros a Vietnam, donde transcriben el idioma a nuestro alfabeto; al África –Congo, Etiopía-; a América. Pierre Claver pone rumbo hacia Colombia, en 1560, con la intención de vivir con los esclavos de Cartagena.

“Francisco Javier viajó a Japón sin conocer una palabra de japonés e Ignacio de Loyola circuló por el mundo con un poco de latín. Han sido una de las grandes aventuras del mundo", dice Lacouture. "Fueron los inventores del periodismo, porque estaban interesados en conocer a los otros".

“Donde está lo más universal, está lo más divino”, decía Ignacio de Loyola. Y ésa fue la imagen de marca de su orden. La mística jesuítica sería desde los inicios la de la misión universal de la Iglesia: a disposición del Papa para cualquier tarea que éste le quisiera encomendar.

Pero la experiencia que más huella dejó en la historia fue la de las misiones guaraníes en el Paraguay (1600-1760), noreste argentino y sur de Brasil. Una suerte de “reino utópico”, en el cual lograron preservar a unos 150.000 indígenas del esclavismo y el saqueo que los portugueses estaban organizando en la zona. Algunos dicen que evitaron un genocidio al precio de un etnicidio; sin embargo, los jesuitas jugaron un rol clave en la preservación de la lengua guaraní, que todavía se habla en todo el Paraguay. Cada reducción albergaba a 5000 indios y en total hubo unas 35, con una peculiar organización, estricta y militar, bajo la dirección absoluta de un padre jesuita.

“Fueron la orden más moderna y dinámica de las que operaron durante la colonia en América, donde se dedicaron fundamentalmente a las misiones entre indígenas y a la educación”, dijo a Infobae el historiador Roberto Di Stefano, autor de Ovejas negras. Historia de los anticlericales argentinos (Sudamericana, 2010), entre otros.

Sin embargo, tras dos siglos de extraordinaria y apasionante expansión, la Compañía de Jesús fue disuelta en 1773 por el papa Clemente XIV, de quien Jorge Bergoglio –Francisco- se acordó al elegir su nombre.

Sorprendente decisión contra una orden que tenía como uno de sus objetivos principales la defensa del Papado. “Otra paradoja de la historia de la Iglesia: la orden que mayor influencia tuvo en algunos períodos sobre el papado, y que incluso tiene un voto especial de obediencia al Papa, nunca hasta ahora había tenido un Pontífice”, dice Di Stefano.

Consultado por Infobae, Ernesto Salvia, Profesor de la Facultad de Derecho Canónico de la UCA (Universidad Católica Argentina), dijo que el de la Compañía no fue un problema con el Papado, sino “un conflicto de las coronas europeas católicas absolutistas, que querían manejar libremente las congregaciones religiosas y la iglesia en general y los jesuitas fueron caratulados como los que más poder podían tener”.

Hartas de no tener manos libres en América, y alentadas por los vientos anticlericales de la Enciclopedia, las coronas europeas presionaron al papa Clemente para suprimir la orden, que sería restablecida años después, en 1814.

¿La Compañía de Jesús había salvado al Papado, en el momento de su gran crisis por la reforma de Lutero? “No sé si salvado –responde el profesor Salvia- pero sí vino a fortalecer algunas cosas. Como el Concilio de Trento, que para nosotros fue una Reforma católica. Un concilio que tiene más de cinco siglos pero todavía es importante la impronta que dio a la Iglesia. La orden jesuita fue fundada en un contexto de muchos cambios en la Iglesia frente a la protesta de Lutero y mucha cercanía al Papa de ese momento y luego con sus sucesores”

Orígenes de la leyenda negra

La leyenda negra de los jesuitas había nacido mucho antes del momento de la supresión de la Orden, en Francia, en la mente y la pluma de pensadores como Pascal, Voltaire y Michelet. Lacouture cree que se debe a que los jesuitas “fueron vistos en Francia como una quinta columna, como los agentes de un poder extranjero, el Papa de Roma”.

El historiador francés sostiene que incluso la identificación de los jesuitas con la Inquisición es también una exageración historiográfica u otra leyenda alimentada por sus enemigos. “Hoy sabemos que los jesuitas no desempeñaron un papel tan decisivo en las desgracias de los jansenistas y los protestantes. Y siempre hemos sabido que se mantuvieron al margen de la Inquisición. Y, sin

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