Leslie Bethell - La Independencia De Brasil.
vachu15 de Mayo de 2012
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Resumen del texto “Independencia de Brasil” de Leslie Bethell
La situación de Portugal
A finales del siglo XIX, Portugal, a pesar de sus contras, poseía una gran ventaja: un imperio
mundial que se extendía por tres continentes, incluyendo la inmensa y rica colonia de Brasil.
Esto constituía una fuente importante de rentas para la corona.
Hasta donde le fue posible Portugal mantuvo el monopolio del comercio dentro de su imperio.
Las reexportaciones brasileras, a fines del siglo, eran esenciales para la balanza comercial.
Inglaterra era su principal socio mercantil; lo proveía (e indirectamente a Brasil) de bienes
manufacturados a cambio de vinos, aceite de oliva y algodón brasileño. Además era garante de
su independencia y de la integridad del territorio del imperio, por tratados correspondientes al
siglo XIV.
El marqués de Pombal y sus sucesores recibieron las influencias de las ideas ilustradas de la
época, así como de su entorno político y económico. Iniciaron así una serie de medidas
económicas y administrativas para superar el atraso cultural y económico de Portugal y
disminuir su dependencia de Inglaterra.
Esto significó para Brasil: el establecimiento de mayores controles de la administración, la
liberalización del comercio colonial dentro del marco del monopolio mercantilista y grandes
esfuerzos para estimular la exportación (con la esperanza de ampliar también el mercado para
las manufacturas portuguesas).
No consiguieron que la industria minera del interior se recuperara pero si lograron que la costa
del Brasil gozara de un renacimiento agrícola. Esta recuperación se vio forzada además por la
expansión constante del mercado de alimentos y de materias primas como resultado del
crecimiento de la población, de la urbanización y de los inicios de la industrialización en Europa
occidental. Este crecimiento agrícola, tanto en precio como en cantidad, fue la causa principal
de la prosperidad con la que contó Portugal a comienzos del siglo XIX.
Fue durante la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgió en Brasil, así como en las colonias
de Inglaterra y España en el nuevo mundo, un sentimiento de identidad mas agudo y
generalizado entre algunos sectores de la oligarquía blanca, que en brasil se componía
principalmente de plantadores y molineros de caña de azúcar, grandes ganaderos y otros
poderosos de la tierra y en menor medida de dueños de minas, comerciantes, jueces y
burócratas.
Razones de menor descontento con relación a los criollos hacia España
Unos cuantos liberales estaban dispuestos a desafiar el absolutismo portugués y a exigir por lo
menos un mayor grado de autonomía política y participación brasileña en el gobierno.
Los brasileros mantenían lazos más estrechos con la metrópoli y tenían menos motivos de
descontento que los criollos de la América española, y por muchas diferentes razones:
1. La oligarquía brasileña estaba menos firmemente arraigada.
2. El dominio colonial portugués no era ni tan opresivo ni tan exclusivo como el español.
En mayor medida que España, Portugal gobernaba a través de una clase dominante local
directamente comprometida en la puesta en práctica de las políticas; los intereses coloniales
rara vez eran desafiados.
3. Los lazos familiares y personales que existían entre los miembros de las elites
portuguesa y brasileña se mantenían y reforzaban a través de una formación intelectual
común. No habría habido universidades durante el período colonial en Brasil.
4. Era una sociedad esclavista. La minoría blanca vivía atemorizada por un levantamiento
social y racial, y estaba dispuesta a llegar a acuerdos con la metrópoli y a aceptar el dominio
colonial en aras del control social.
5. La economía doméstica y el comercio interno eran de escala reducida.
6. El monopolio comercial de Portugal era protegido en menor medida. Las manufacturas
británicas constituían el grueso de las exportaciones portuguesas a Brasil.
El reajuste que hizo Portugal y la reorganización imperial que se llevo a cabo durante la
segunda mitad del S. XVIII no significó una amenaza directa para el status quo ni para los
intereses de la elite colonial. Muchos brasileros, por el contrario, se beneficiaron del
renacimiento agrícola, de la confiscación de propiedades jesuitas y de la expansión del
comercio; y el crecimiento de la burocracia –y la milicia- permitió nuevas oportunidades de
participación pública.
Primeros levantamientos
Hubo solo dos levantamientos relevantes contra el predominio portugués en Brasil, que
finalmente no se llevaron a cabo: El primero en Minas Garais, 1788-1789, y el segundo en
Bahía en 1798.
En Minas, la rebelión se inició como una protesta en contra de unas contribuciones fiscales
crecientemente opresivas y torpemente impuestas y por un sistema de recaudación de
impuestos más eficiente y menos corrupto; pero pronto adquirió un carácter anticolonial
dirigido a poner fin al dominio portugués en Minas Garais y en Brasil. Sus líderes, inspirados en
la revolución americana, soñaban con una república tan libre y próspera como la América
inglesa.
Por otro lado, en Bahía, la conspiración tuvo otras causas. Fue predominantemente urbana y
dio lugar a un movimiento dirigido a provocar el levantamiento de los mulatos, negros libres y
esclavos. La influencia de la Revolución Francesa, fue predominante. Los dirigentes aspiraban a
la independencia política de Portugal, a un gobierno demócrata y republicano, y a la libertad
de comercio, pero también propugnaban por la libertad, igualdad y fraternidad, así como por
la abolición de la esclavitud y de toda forma de discriminación racial, en una capitanía donde
un tercio de su población era esclava y dos terceras partes tenían origen africano. La clase
dominante de Bahía, sin embargo, no estaba dispuesta a escuchar las exigencias de cambios
políticos.
Existía en Brasil un resentimiento no solo hacia las altas tasas de impuestos sino también hacia
los privilegios y monopolios y las restricciones que pesaban sobre la producción y el comercio
(especialmente con Portugal como centro distribuidor de mercancías) en un período de
expansión del mercado internacional y en los inicios de la revolución industrial. Existía
entonces un conflicto de intereses entre colonia y metrópoli. Y para Portugal existía el peligro
de que las exigencias económicas, desembocaran algún día en exigencias de independencia
política. El gobierno portugués, sin embargo, siguió tomando medidas de liberalización
económicas y nombrando brasileños en altos cargos de la administración metropolitana y
colonial. Además, las relaciones de Portugal y Brasil estaban a merced de factores externos. Si
Napoleón invadía Portugal se había recomendado que en vez de perder Brasil, el príncipe
regente dom Joao debía abandonar Portugal, trasladarse a Brasil y establecer un gran y
poderoso imperio en Suramérica. Después de todo Portugal no era la parte esencial de la
monarquía.
La idea de mudar la Corona a Brasil
Esta idea no era novedosa, y por otro lado, el gobierno británico por razones estratégicas y
comerciales, estaba de acuerdo en el traslado de Portugal a Brasil frente a una posible invasión
francesa.
Finalmente en 1807 Napoleón envía un ultimátum al gobierno Portugués en el cual exige que
se cierren los puertos a los barcos ingleses, se encarcele a los ingleses residentes en Portugal y
se les confisque sus propiedades, o bien, se afrontase las consecuencias de una invasión
francesa.
Por un lado, si Dom Joâo cedía, el gobierno británico amenazaba con capturar y destruir la
flota naval y mercantil en el Tajo y apoderarse de las colonias de Portugal, incluyendo Brasil.
Pero por otro lado, si se mantenía firme, se le prometía renovar los compromisos británicos de
defender la Casa de Braganza y sus dominios contra ataques externos. Y mediante un acuerdo
secreto, se le ofrecía protección británica en caso de tener que trasladarse a Brasil.
Durante un tiempo, Dom Joâo intento satisfacer a Napoleón con medidas antibritánicas pero
sin enemistarse del todo con Gran Bretaña. Sin embargo a principios de noviembre Francia se
dispone a invadir Portugal. A mediados, una flota británica arriba al Tajo. Y efectivamente,
cuando el ejército francés estaba a cuatro días de arribar a Lisboa, el 24 de noviembre Dom
Joâo toma la decisión de abandonar el reino Portugués y trasladar todo – literalmente- a Brasil.
El traslado de la corte, fue sin dudas un acontecimiento de profundo impacto en Brasil y
especialmente en Río de Janeiro. Río se convirtió de la noche a la mañana en la capital de un
imperio mundial que se extendía hasta los confines de Goa y Macao. Entre abril y octubre de
1808, se instalaron allí las principales instituciones del Estado absolutista portugués. Brasil
ahora era gobernado desde Río, y no desde Lisboa, aunque por supuesto el gobierno
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