Modernidad Y Tradicion
yelitzalabradorb11 de Junio de 2013
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MODERNIDAD Y TRADICIÓN.
En términos generales la modernidad ha sido el resultado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.
Se trata de un proceso de carácter global de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se inter penetran, avanzan a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado Nación.
La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por divesas etapas, desemboca en la actual generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.
En cuanto a Venezuela es evidente que en este proceso de modernización alocada hemos perdido la “memoria histórica”. La metropolización del país ha seducido la razón y nos impide reconocernos. Hemos sido marcados con la hegemonía de caracas, una ciudad que destruyo su tradición presa de un furor mercantil que solo ve en las casas solares especulativos. Apenas existe hoy, en ella, algo que cumpla mas de 50 años. Incluso la casa solariega de bolívar quedo aprisionada por dos moles de bancos. Briseño Irragorry explica como ganamos la independencia a costa de arruinar tres siglos de cultura y por eso le duele “el afán de sustituir la arquitectura antigua y los estilos viejos por casa a la moda”.
La modernidad como ruptura histórica
La modernidad reviste características tales que, sin lugar a dudas, representa una ruptura con respecto a las formas anteriores. Las formaciones precapitalistas eran sociedades predominantemente agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía natural y los objetos producidos eran concretos y variados, concebidos para durar. El hecho de que se tratara de sociedades más bien cerradas, aisladas y con escasas comunicaciones facilitó la formación de culturas muy diversas. Las relaciones sociales eran personales, directas e inmediatas, lo que evidentemente no excluía la explotación y la sujeción, inherentes a toda sociedad estatal, pues se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de legitimidad política y social era religiosa y el poder sacralizado y absoluto.
El advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía, adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición de objeto durable y variado.
Las relaciones sociales muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones (desde la mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia autónoma y en consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica y política. La base de legitimidad socio-política se fundamenta en la racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato; de lo diferente y variado a lo homogéneo.
Tradición
Tradición es el conjunto de bienes culturales que una generación hereda de las anteriores y, por estimarlo valioso, trasmite a las siguientes. Las tradiciones pueden ser religiosas, políticas, económicas, estéticas o geográficas y podemos decir, que tradición significa cualquier cosa que es transmitida o procede del pasado.
Una tradición se compone de una serie de prácticas cuyo valor e importancia nos permite entender el mundo, es el medio donde las prácticas se gestan y se transmiten de generación en generación la tradición implica varios aspectos: a) hermenéutico, es decir, la tradición se considera como un conjunto de asunciones históricas que los individuos dan por supuestas en su vida cotidiana y es un esquema interpretativo para la comprensión del
mundo; b) normativo, es decir, las costumbres del pasado podrían servir como guía para las acciones presentes y futuras; ciertas prácticas estarían tradicionalmente fundamentadas en el pasado: “esto es lo que siempre hemos hecho”; c) legitimador, la tradición sirve en determinados momentos como fuente de apoyo para el ejercicio de poder y autoridad y asegurar la obediencia a las órdenes por lo que podría hablarse de la ideología de las tradiciones; d) y finalmente el identitario es decir, la tradición construye identidades tanto individuales como colectivas, permite definir un nosotros y diferenciarse de un ellos.
Ciertamente la tradición indígena e incluso la hispana gravitan con menos consistencia sobre nuestra cultura. “Venezuela tiene pasado mas liviano”. No somos país testimonio (México, Perú, Bolivia, etc.) ni país trasplantado (EE.UU. Canadá- Australia) sino país de aluvión (Brasil Venezuela). Nuestra tradición es casi ausente. Actúa pero desde algo exterior; muy someramente nuestra modernidad. tal vez vive de modo solapado. Pero también es verdadero que toda creación se alimenta de la tradición. Sobre ella trabaja la imaginación o el intelecto.
La función de la tradición es calentar la memoria histórica, prolongar en el tiempo y en las conciencias, avivar la coherencia que sedimenta la nacionalidad y sin la cual la historia sería algo destartalado, disperso, insignificante. La cultura venezolana a sido tímida en meditarse. Hoy todavía nos seguimos esquivando, engañándonos, añadimos posturas a ultranza. Y pasamos del retorno a un pasado indígena, claves de nuestras inexplicaciones o magna de nuestras virtudes temperamentales, a la vocación renacentista o a la admiración norteamericana. Asi no podemos preguntarnos que nos ha pasado ni mucho menos develar la contextura espiritual que nos define.
CRISIS DE LA ESTRUCTURA PETROLERA: (VIERNES NEGRO)
En Venezuela, se refiere en síntesis al día viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una devaluación frente al dólar estadounidense, derivado de políticas económicas asumidas por el entonces presidente Luis Herrera Campins, cuyo gobierno en el momento recurrió al control de cambio, imponiendo una restricción a la salida de divisas.
Consecuentemente, para Venezuela, el Viernes Negro representa un hito que cambió su historia económica. Hasta ese día se mantuvo oficialmente la estabilidad y confiabilidad que desde la segunda década del siglo XX había caracterizado al bolívar, cuya última cotización libre con respecto al dólar fue al valor fijo de 4,30 bolívares. Desde entonces la devaluación constante del bolívar, complicaciones con el pago de la deuda externa, acelerado deterioro del poder adquisitivo y la implantación de un control de cambio llamado "Régimen de Cambio Diferencial" (RECADI) –que funcionó entre el 28 de febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que tuvo graves casos de corrupción– por el gobierno deJaime Lusinchi hicieron desaparecer la estabilidad cambiaria de la moneda venezolana.1
Al Viernes Negro en Venezuela le anteceden hechos tales como la caída de los precios del petróleo que llevó a las exportaciones petroleras de 19,3 millardos de dólares en 1981 a casi 13,5 millardos en 1983 (una caída del 30%) y el inicio de la crisis de la deuda en América Latina, produjeron una fuga de capitales de casi 8 mil millones de dólares y por ende el correspondiente descenso de las reservas internacionales, factores que hacían inminente una devaluación.
DEPENDENCIA CULTURAL Y
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