Plan Austral
victoriaacosta1824 de Abril de 2014
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Universidad Tecnológica Nacional.
UTN Regional Rafaela
Carrera: Licenciatura en Organización Industrial.
Materia: Organización Industrial I
Docentes: Germán Bottero – Victor Cogno.
Tema: Plan Austral
Integrantes:
Acosta, Victoria
Gentinetta, Rocío
Luna, Daniela
Prola, Aldana.
Fecha de entrega: 25 de abril de 2014.
Indice:
• Introducción………………………………………………………………………………………………………2
• Contexto histórico……………………………………………………………………………………………..3
• El Plan Austral……………………………………………………………………………………………………5
• Puntos fundamentales del Plan Austral……………………………………………………………..7
Congelamiento de precios, salarios, tipo de cambio y tarifas públicas……………7
Ajuste de las cuentas fiscales y renegociación de los compromisos con la deuda externa………………………………………………………………………………………………………….7
Reforma monetaria……………………………………………………………………………………….8
• Éxitos y falencias del Plan Austral………………………………………………………………………9
• La hiperinflación ………………………………………………………………………………………………10
• Las relaciones con América latina ……………………………………………………………….…..11
• Conclusión ……………………………………………………………………………………………………….13
• Bibliografía ……………………………………………………………………………………………………...14
Introducción:
El plan austral fue un programa argentino de estabilización monetaria que se ejecuto durante el gobierno de Raúl Alfonsín, por su segundo ministro de economía Juan Vital Sourrorille, con el cual se cambio la denominación monetaria (de peso argentino al austral).
El programa, iniciado en Junio de 1985, fue del tipo “política de shock” y logro contener la inflación rápidamente sin frenar el crecimiento económico. El programa termino en los hechos cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como “Plan Primavera”, que no lograría evitar la hiperinflación de 1989, que terminaría en la renuncia de Alfonsín y en una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem.
Contexto histórico:
Raúl Alfonsín asumió la presidencia de Argentina el 10 de Diciembre de 1983, como con-secuencia del triple fracaso que destruyo al gobierno militar: económico (medido por su deuda externa), político (cuantificable por sus violaciones de derechos humanos) y bélico (materializado en la decisión de invadir las Islas Malvinas y librar una guerra necesaria-mente perdidosa). Además, en medio de una crisis de deuda que afectaba a todas las economías latinoamericanas.
La economía argentina sufrió un gran ajuste durante los primeros años de la década de 1980. El país había contraído una gran deuda externa que no estaba en condiciones de afrontar. El acceso al financiamiento externo era muy limitado y a tasas de interés muy elevadas. Por lo tanto, el país estaba obligado a generar excedentes para poder afrontar estos compromisos.
En 1982, estallaba la crisis de la deuda latinoamericana, una crisis financiera que ocurrió a inicios de los años ochenta (y en algunos países desde los años setenta), a menudo conocida como la “década perdida de América Latina”, cuando los países latinoamericanos alcanzaron un punto donde su deuda externa excedió su poder adquisitivo y no eran capaces de enfrentar económicamente los compromisos adquiridos.
Internamente, la deuda argentina había alcanzado los 45.087 millones de dólares al finalizar 1983. Por otro lado el retraso salarial y la pobreza que había aumentado del 5% en 1975 al 37% en 1982, anticipaban grandes presiones sociales una vez reconquistada la democracia.
Grinspun era el ministro de economía. El objetivo era recuperar la producción y los sala-rios reales y producir una desinflación gradual. Su estrategia consistía en mantener alto el nivel de empleo mientras se combatía progresivamente la inflación y, en este marco, se establecieron pautas de crecimiento de precios y salarios. Sin embargo, los mayores ingresos de los asalariados impulsaron la demanda y el proyecto fracaso porque no se modificaron las expectativas ni el déficit fiscal. El gobierno comenzó a tomar en cuenta este último problema y recortó los gastos junto con un aumento de las tarifas de las empresas públicas. Por otro lado, uno de los problemas seguía siendo el déficit operativo del Banco Central producto de la diferencia de tasas entre los pasivos y los activos. Luego de ese primer intento, el gobierno estableció un esquema de indexación salarial completa, con lo cual se abandonaba cualquier aspiración por contener la inflación. Durante 1984, se relajaron algunos controles sobre los precios industriales y la política monetaria y, en este contexto, eso tuvo una contrapartida en el aumento de precios.
Esta inestabilidad, probablemente, ahuyentó la inversión y recortaba el horizonte tempo-ral de decisiones para mantenerse en una posición más flexible. Si bien muchas operacio-nes y contratos se seguían realizando en pesos, la indexación estaba muy difundida y pro-pagaba el efecto de los shocks. Los salarios reales fluctuaron mucho en este periodo al-canzando su mínimo en 1982 y su máximo en 1984. Por otro lado, el tipo de cambio real de 1984 era 160% más alto que en 1980. Al final de este periodo, los sueldos y las tran-sacciones a largo plazo se ajustaban en base a índices de precios mensuales. La demanda de dinero se había reducido hasta el 2,5 del PBI.
En este contexto, la posibilidad de conseguir ayuda del exterior dependía tanto del ajuste fiscal como de la reducción de los niveles de inflación y el incentivo del crecimiento económico interno. Si bien Grinspun era reticente a aceptar esas condiciones en un pri-mer momento, hacia fines de 1984 se llego a un acuerdo con el FMI por el cual la política monetaria pasaría a ser más restrictiva. En ese momento, el gobierno hizo explicita su decisión de reducir la inflación y, con ese objetivo, recurrió a políticas de administración de la demanda, devaluó, incremento las tarifas públicas y restringió la oferta monetaria junto con un recorte del gasto publico.
En febrero de 1985, Sourruille se hizo cargo del ministerio de economía. En su diagnostico de la situación remarcaba que el déficit fiscal y la emisión monetaria eran las principales causas del incremento de precios a largo plazo y enfatizaba la existencia de un fuerte componente inercial en economías con pasado inflacionario. Por lo tanto, las políticas gradualistas, de acuerdo con su visión, tenían escasas chances de éxito. El mecanismo que hacía que la inflación se propagara tenía que ver con las expectativas de los agentes sobre la evolución de la misma se tendían a cumplir. Los salarios y los precios tomaban en cuenta la variación del periodo pasado como un estimador confiable del actual. En este sentido, era importante fijar un precio de referencia como lo había sido el tipo de cambio en las estabilizaciones europeas. Tanto los anteriores intentos monetarios como los basados en acuerdos de precios habían fallado y, en ese marco, se planteo un sistema en el cual las variables estuviesen sobredeterminada de modo de actuar sobre las expectativas, en el sentido de no depender de un solo mecanismo que actuara sobre los precios. Las distintas partes del plan se apoyaban entre si y proveían señales al público.
En 1985, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, James Baker, presento su “Pro-grama para el Crecimiento Sostenido”. Promovía la recuperación de las economías deu-doras como condición para restablecer la capacidad de pago. El programa proponía otor-gar fondos a quince países seleccionados entre los de mayor endeudamiento, por un pe-riodo de tres años. La estrategia arrojo resultados poco satisfactorios, los fondos eran insuficientes, mientras que los bajos precios de las exportaciones y las altas tasas de in-terés impedían el cumplimiento de los compromisos y no generaban condiciones estruc-turales favorables para el crecimiento requerido.
Entre 1986 y 1987, la situación del endeudamiento latinoamericano volvió a tornarse crítica. Como consecuencia de estos episodios y del deterioro de las condiciones econó-micas internas los mercados financieros de los EE.UU. comenzaron a tensarse y la banca norteamericana aumento en previsión de sus reservas, pero esto no pudo impedir que se desencadenara una grave crisis en Wall Street, que hizo recordar a la crisis de 1929.
Los problemas derivados del endeudamiento provocaron también un agravamiento de las crisis fiscales, de los conflictos distributivos y de “cuellos de botella” en el mercado de divisas de los países latinoamericanos que condujeron a alimentar altas tasas de inflación. En algunos casos, especialmente Brasil, Argentina y Perú, la aceleración
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