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Plan Austral

Zapallitos28 de Noviembre de 2012

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ECONMIA ARGENTINA

PLAN AUSTRAL

INDICE

INTRODUCCIÓN

La inflación es un problema que se ha querido combatir en todo el mundo desde los inicios de la historia.

La Argentina no se encuentra exenta en dicha lucha ya que ha atravesado numerosos procesos inflacionarios a lo largo de su historia. Como respuesta a ello se han implementado diversos programas de estabilización que además de no haber logrado una solución definitiva al fenómeno, han sido fuente de una gran inestabilidad.

El proceso inflacionario que nos ocupa es aquel iniciado a mediados de 1982, el cual tuvo como respuesta el Plan de Reforma Económica o “Plan Austral”, en referencia a la moneda que reemplazó al Peso Argentino.

El programa, iniciado en Junio de 1985 bajo la presidencia de Raúl Alfonsín (radical) y siendo Ministro de Economía Juan Vital Sourrouille, fue del tipo "política de shock", logrando contener rápidamente la inflación sin frenar el crecimiento económico hasta su conclusión luego de 26 meses de existencia por un rebrote inflacionario.

Dicho plan abarcaba, en términos generales: medidas monetarias y fiscales, congelamiento de precios y salarios, implementación de un sistema de conversión de los contratos de deuda y cambio de la unidad monetaria.

El presente trabajo presenta una breve reseña del contexto económico nacional e internacional que llevó a la implementación del plan, un análisis de los contenidos, la aplicación del mismo y sus resultados. Previo a esto, se brinda una aproximación teórica sobre la inflación, dado que fue el fenómeno que motivó el desarrollo del programa.

INFLACION

Siguiendo a O. Blanchard y D. Pérez Enrri inflación consiste en el aumento sostenido en el nivel general de los precios. Cabe destacar tres elementos de importancia : que exista aumento de precios; que este movimiento ascendente sea persistente en el tiempo -y quizá progresivo-, y que dicha elevación tenga carácter general.

Esta patología provoca transferencias de ingresos sistemáticas en una sociedad; acentúa el déficit fiscal por causa del efecto Olivera-Tanzi , disminuye el horizonte de planeamiento y predecibilidad por la mayor incertidumbre que genera la fuga de capitales y deteriora el sector externo y la monetización de la economía. Además, provoca desvíos de los esfuerzos de las actividades productivas hacia las especulativas.

Los costos de la inflación se amplifican no solamente por el crecimiento de los precios sino también por su turbulencia, porque no es fácil predecir las conductas de los agentes privados ni la política económica. En este contexto los precios evolucionan de forma errática debido a las expectativas del público y los cambios poco regulares en la política económica que tiene que satisfacer demandas frecuentemente contradictorias.

“Hiperinflación” es aquel fenómeno económico en el cual se pierde totalmente el control de las variables monetarias. Las hiperinflaciones se detienen por medio de lo que se conoce con el nombre de programa de estabilización.

Según Blanchard y Pérez Enrri, las formas de enfrentar una alta inflación en el pasado en nuestro país han sido tres:

• La política gradualista: implica detener o “anclar” alguna/s variable/s, como la cantidad de dinero, los salarios, las tarifas o el tipo de cambio, con la esperanza de poder detener todas las demás. Los problemas de su puesta en práctica después de 1985 se debieron a:

1. el déficit fiscal impedía anclar la oferta monetaria;

2. la deuda externa impedía anclar el tipo de cambio;

3. la situación social impedía anclar los salarios;

4. la economía estaba indexada en forma generalizada y las expectativas hacia el futuro eran negativas.

• El shock ortodoxo: planteo monetarista que prescriben políticas monetarias y fiscales estrictas (políticas de demanda) como instrumento casi exclusivo de estabilización. Esto implica un periodo de recesión económica tanto más largo y profundo cuanto menos se crea en la viabilidad de la política. Estos programas no contienen política de rentas. En los programas ortodoxos se promueve fuertemente la liberalización de precios como principal arma para controlar el nivel de precios internos.

• El shock heterodoxo: planteo estructuralista que parte de identificar causas de demanda, de costos y de expectativas; para la inflación. Son políticas pragmáticas que parten del reconocimiento de los problemas estructurales de una economía y la necesidad del equilibrio macroeconómico de corto plazo. La solución planteada combina diferentes medidas:

1. La disciplina fiscal y monetaria: lo que debe tener efectos sobre la demanda presente y las expectativas futuras;

2. El control de variables: deteniendo ‘artificialmente’ ciertos precios de gran trascendencia para la evolución inflacionaria (controles de precios, salarios, tarifas, tipo de cambio, etc.);

3. La eliminación de la indexación de las variables.

Contexto en América Latina

Un análisis de la política económica del gobierno de Alfonsín, no puede dejar de lado el contexto internacional en que se formuló, caracterizado en América Latina por la crisis de la deuda y sus secuelas. Nunca antes un evento esencialmente latinoamericano había afectado tanto a la Argentina.

Nuestro país, debido a su condición económica, a principios del siglo XX, era considerado como ajeno a América Latina, era comparado con Australia y Canadá por sus “tierras abundantes de colonización reciente”

Ésta diferenciación fue desapareciendo poco a poco, por lo que hacia el año 1982, con la crisis de la deuda, los problemas económicos argentinos adquirieron un carácter netamente latinoamericano.

Durante los años 80, todos los países de Latinoamérica estaban condicionados económicamente por la imposibilidad de acceder a nuevos préstamos y con la obligación de cumplir con los servicios de sus enormes deudas, los cuales estaban por encima de la capacidad de pago de la región. El incremento de la tasa de interés internacional provocado por las políticas monetaristas en los países desarrollados había lesionado gravemente la economía de los países latinoamericanos (la tasa prime norteamericana, pasó del nivel de 6 u 8% en 1978 a uno cercano al 20% a comienzos de la década).

La solución al problema, era lograr un aumento en el superávit comercial, lo cual requería una acción combinada de aumento en las exportaciones y reducción de las importaciones, pero, América latina se diferenciaba del resto de las regiones debido al estrecho margen que existía para conseguir una u otra cosa, ya que al recortar las compras al exterior, se llegaba a un punto crítico en el que se afectaba el nivel de actividad debido a la falta de insumos y bienes de capital necesarios para producir. Tampoco se podían multiplicar las exportaciones de un día para otro, máxime cuando los bienes primarios (de oferta relativamente inelástica) eran los principales bienes exportables y para peor, estaban pasando por una época de demanda escasa y bajos precios.

Así fue como el peso del ajuste recayó, sobre todo al principio, en las importaciones, que entre 1981 y 1983 disminuyeron un 40%.

También se produjo un recorte de gastos corrientes que, en América latina, se reflejó en la inversión pública, cuya participación en el gasto total bajó en casi todos los países.

La situación profundamente recesiva, complicaba cualquier intento de mejorar la recaudación, especialmente en los países donde el grueso de los fondos públicos provenía de los impuestos internos, como en Argentina y Brasil.

La mayoría de los países de América latina, utilizaron como recurso, en respuesta al problema, la emisión monetaria, lo que provocó una brutal inflación. Esta defensa, complicó el panorama, ya que debido a la inflación, la gente optaba por el dólar y eso provocaba un aumento del mismo, lo cual encarecía los servicios de la deuda pública, profundizando el déficit.

En conclusión, había una tendencia a la permanencia de la inflación, que en ocasiones no se pudo controlar. Era uno más de los círculos viciosos que debieron enfrentar muchas economías latinoamericanas desde la crisis de la deuda.

Contexto en Argentina

Una inflación como la que sufrió la Argentina ciertamente no irrumpe en una economía sin

perturbaciones. La primera parte de la década del 80 fue una época de suma inestabilidad, aún para los patrones argentinos; la inflación fue sólo uno de los aspectos de una profunda crisis. La densidad nacional10 estaba devastada y el país marginado del escenario internacional: la Argentina atravesaba una aguda crisis económica y social.

Luego de haber abandonado el poder, el gobierno militar dejó una situación económica problemática, la cual debía enfrentar el nuevo gobierno radical presidido por Raúl Alfonsín en el año 1983, quién llamó al legado como “el peso de la herencia”, haciendo referencia a la recesión económica en que se encontraba el país, ya que coexistían en ese momento una desocupación creciente, una inflación de más

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