Proceso De Intregracion
aracelismarin20 de Octubre de 2013
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La integración Latinoamericana y Caribeña cuyos propósitos se han vistos frustrados en sus intentos anteriores, se convierte hoy en una condición de lucha por la subsistencia y desarrollo.
América Latina y el Caribe tienen que exigir con fuerza una relación de respeto y cooperación y esa fuerza, solo puede emanar de la unidad de nuestros pueblos. Ella nos abre espacios nuevos en un mundo complejo, donde los intereses de los pequeños países subdesarrollados suelen quedar olvidados con frecuencia.
En este empeño de identificación, debemos partir de lo que nos une, con sentido realista y suficiente voluntad política, apoyados en la perspectiva regional y tercer mundista e inspirados en las ideas supremas de los fundadores de Nuestra América cuya expresión más alta es Simón Bolívar y Martí que soñaron con "Nuestra América" unida coma una sola nación.
La integración no puede condicionarse solo con sus ribetes económicos. Los espacios comerciales, financieros y de inversiones han sido puntos de arranque importantes, pero no son los únicos si queremos andar por caminos firmes.
Por tanto en el contexto de la metamorfosis del capitalismo de fines de milenio y en medio del proceso de transnacionalización, la integración ocupa un papel importante.
En la actualidad ningún país puede desarrollarse sin tener vínculos con otros países tanto en lo económico como en lo político y social.
Lenin señalaba: la formación del mercado mundial muestra palpablemente la labor histórica progresiva del capitalismo, que destruye el viejo aislamiento y carácter cerrado de los sistemas económicos que liga a todos los países del mundo en un todo económico único…"
Por tanto la integración es un fenómeno característico de la época contemporánea determinado entre los factores por la exigencias de la RCT internacionalización de la producción.
En los países subdesarrollados existen móviles particulares que impulsan esta tendencia general y que se encuentran asociadas a la necesidad de elevar sus incipientes ritmos de crecimiento, hacer frente a las perspectivas de sus relaciones económicas externas, formar un frente común contra las medidas proteccionistas y defender sus derechos.
En este sentido del proceso de integración en las condiciones actuales debe ir dirigido a maximizar los beneficios y disminuir los costos del proceso de globalización.
Los esfuerzos integracionalistas en América Latina y el Caribe datan desde la gesta libertadora de Bolívar y Martí. No obstante las acciones concretas emprendidas por la burguesía latinoamericana en los años de Post-guerra y en el contexto de la Comisión para América Latina (CEPAL), los primeros pasos tuvieron lugar en la década del 50 al fundarse la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (1960) transformado en 1980 en ALADI.
Estos grupos estaban enmarcados en la corriente capitalista desarrollista cuyo objetivo fundamental era la industrialización a partir de la sustitución de importaciones. Su objetivo fue ir creando gradualmente el mercado común Latinoamericano y avanzar posteriormente hacia la integración económica. Con su creación se estimuló la firma de acuerdos bilaterales entre los países miembros que contribuyó a activar el comercio intraregional
León Lindberg define la integración como “los procesos por los cuáles las naciones anteponen el deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí, buscando por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de toma de decisiones a nuevos órganos centrales”. Por su parte Jorge Mariño dice “se entiende por proceso de integración regional el proceso convergente, deliberado (voluntario) –fundado en la solidaridad-, gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un plan de acción común en aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, etc.” (Mariño, 1999: 112).
BENEFICIOS QUE APORTAN DICHOS CONVENIOS
Entre los beneficios que se buscan al suscribirse a los diferentes convenios tenemos:
• Diseño de estrategias de integración energética que aproveche las potencialidades regionales de recursos energéticos fósiles y no fósiles.
• Impulso del mercado interno suramericano que le permita obtener una posición prioritaria en el mercado mundial, y así satisfacer, en primer termino las necesidades propias de los países que integran la región.
• Fortalecimiento del protagonismo del Estado, junto con las y los trabajadores y demás actores sociales en las actividades de producción estratégicas, entre las cuales se puede mencionar el sector energético, el de los recursos hídricos y el de las industrias y servicios básicos necesarios para elevar la calidad de vida de la población
• Promover la lucha contra la pobreza
• La estructuración e impulso de un modelo económico-productivo humanista, soberano, solidario y ambientalista que esté basado en la concepción del desarrollo endógeno.
• Preservar la autonomía e identidad latinoamericana
• La transferencia de tecnología y la asistencia técnica
• La formación de recursos humanos
• Priorizar las empresas nacionales como proveedoras de los entes públicos
• Los acuerdos no podrán ser obstáculos a la difusión del progreso científico y tecnológico
• Enfrentar el abuso de los monopolios y oligopolios a través de eficaces
mecanismos que aseguren una sana competencia.
• Establecer alianzas estratégicas orientadas a la formación de recursos humanos en diversos sectores, aprovechando y compartiendo las capacidades y potencialidades comunes en el sector.
ORGANIZACIONES QUE HAN SURGIDO BAJO EL PROCESO DE INTEGRACION LATINOAMERICANA
MERCOSUR
Los antecedentes de acuerdos entre países sudamericanos, comienzan en 1960, cuando se creó la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), en cuyo seno se celebraron numerosos convenios entre los países latinoamericanos, destinados a fomentar el comercio recíproco. En la década del ´70, Argentina profundizó sus relaciones comerciales con Uruguay a través del Convenio Argentino-Uruguayo de Cooperación Económica (CAUCE). A su vez, Uruguay suscribió con Brasil el Programa de Expansión Comercial (PEC). En 1980 la ALALC se transforma en la hasta ahora vigente, ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración). Los convenios preexistentes también fueron renegociados, dando origen, entre otros, al CAUCE II y al PEC II, los cuales subsisten hoy en día.
Los acuerdos de integración en América del Sur y el Caribe, han recobrado en la última década, un rol protagónico y algunos efectos dinámicos, como los de competencia, escala e inversión extranjera directa, observados en el nivel empresario, que aún no han recibido la necesaria atención.
El análisis del impacto que produjo la integración sub-regional en el plano sectorial se concentró principalmente en la evaluación del comercio, y de los efectos de escala y de competencia en el nivel de los sectores económicos, lo cual puede considerarse como el primer paso hacia una evaluación más integral y equilibrada de los impactos que producen estos Acuerdos de Integración Regional, en la región.
En 1985, con la Declaración de Foz de Iguazú, se crea una Comisión Mixta de Alto Nivel para la integración argentino-brasileña. En 1986 se redefinen los objetivos regionales de la política exterior de Argentina y Brasil, además se suscribe el Acta para la Integración Argentino-Brasileña como resultado de la labor desarrollada por la Comisión Mixta. El principal objetivo de esta es promover un espacio económico común, con la apertura selectiva de los respectivos mercados y el estímulo a la complementación de sectores específicos de ambas economías.
A partir de los resultados positivos de las medidas tomadas entonces, se lleva a cabo en 1988, la celebración del Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo. En este tratado se establece que en el plazo de 10 años, se deberá constituir un espacio económico común, por medio de la liberalización integral de intercambio recíproco, para lo que se celebraron 24 protocolos específicos, en áreas como bienes de capital, productos alimenticios, trigo, industria automotriz, cooperación nuclear, biotecnología, etc.
El 6 de Julio de 1990, los Presidentes Collor de Mello (Brasil) y Carlos Menem (Argentina), firman el Acta de Buenos Aires. Esta fija el día 13 de diciembre de 1994 para la conformación definitiva del mercado común entre los dos países.
Esta iniciativa tuvo su repercusión en las economías de los otros países del Cono Sur, como Paraguay y Uruguay quienes se manifestaron favorables a la incorporación de sus respectivos países en el proceso de integración bilateral. En 1991 se reúnen en Asunción los presidentes de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay para firmar el Tratado de Asunción. Estos tratados están inscriptos en la ALADI.
La posible inclusión de Chile en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y su ingreso a la Asociación de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC), hacían que Chile perfilara sus estrategias integracionistas hacia Norteamérica y el área del Pacífico. En los últimos años, se interesó en tomar parte del MERCOSUR, negociando con Brasil, siendo este el tercer mercado exportador de productos chilenos y la Argentina ha recibido en los últimos años miles de millones en inversiones. Uno de los principales obstáculos del ingreso de Chile al MERCOSUR es la fuerte competencia
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