RESISTENCIA INDÍGENA COMO GERMEN DEL PENSAMIENTO EMANCIPADOR
adrimariposa20 de Mayo de 2014
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RESISTENCIA INDÍGENA COMO GERMEN DEL PENSAMIENTO EMANCIPADOR.
Nuestros aborígenes desde que Cristóbal Colon” descubriera” América de 1492, se han resistido a dejar que los españoles y nosotros sus descendientes, cambiemos sus costumbres, y con justa razón, pues ellos son los verdaderos dueños de esta tierra.
Su amor por la vida y por su milenaria historia les ha dado valor para luchar por sus derechos, han intensificado sus reclamos y se han preparado para reivindicarse A pesar del tiempo trascurrido han logrado que sus costumbres, su lengua nativa y raza pura perduren.
Primero los conquistadores españoles, sus representantes y luego los gobernantes de la república solo se han dedicado a obligarlos e inducirlos a que aprendan nuestra lengua pero ¿Por qué no aprendemos nosotros también su idioma? Después de todo es el idioma que nos corresponderá hablar.
Los españoles trajeron sus ideas de superioridad de la raza blanca, y solo porque estaban mas adelantados que nuestros nativos en ciertos avances de civilización, solo porque según ellos Dios les había encomendado el sagrado y privilegiado deber de evangelizar a los salvajes, sin derecho real alguno, les arrebataron su territorios, los obligaron a trabajar cual animales de carga, día y noche durante y sin descansar para servir a sus manos.
Ya dice el refrán “no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista” sin embargo en este caso, pasaron 100 años y más, hasta que los indios mal nombrados así, empezaran a comprender el estado de miseria en la que estaban sumidos. El gobierno y la sociedad civil, poco a poco, están aprendiendo a valorarlos y respetarlos, ya no pueden estar confiados en que los indiecitos no harán ningún tipo de reclamos por los abusos de que son objeto.
Es cierto que los españoles nos enseñaron mucho y que nos trajeron numerosos frutos y animales que en nuestro continente no existían, pero abramos los ojos y entendamos nuestra historia, porque nosotros también les dimos mucho, con nuestro trabajo, nuestras pertenencias y nuestras riquezas, ellos llegaron a cambiarlo todo de repente y tan drásticamente, nos arrebataron nuestras creencias, nuestras costumbres, se llevaron el oro, alteraron nuestra paz y mezclaron nuestra raza.
Los españoles celebran la conmemoración de cada 12 de octubre, del descubrimiento de América como ellos lo denominan; pero nuestros aborígenes recuerdan en esa fecha los años que han mantenido su resistencia indígena, pues este continente ya estaba poblado cuando llegaron los libe ricos, por tanto no se trata de un descubrimiento. Los conquistadores lo que hicieron fue unir lazos entre dos continentes que no se conocían entre sí; el primero, Europa que se encontraba en pleno apogeo de la civilización, y el segundo América, que iba progresando lentamente.
Por lo tanto, fue tan solo el encuentro entre dos culturas, no un descubrimiento.
Conozcamos nuestra historia, entendámosla, porque es la única forma en que aprenderemos a respetarnos.
Debemos apoyar a nuestros nativos en la defensa de sus derechos, aquellos derechos que les legaron sus antepasados y que durante siglos les han sido negados. Tenemos el deber de gritarle al mundo que nosotros no somos ni hemos sido nunca inferiores a los españoles y en general a los europeos, pues bajo el color de la piel, tenemos la misma estructura física.
Es nuestra obligación preservar lo poco que nos queda de nuestro pasado, porque si permitimos su destrucción o desaparición, en el futuro nuestros hijos no podrán conocer su verdadero origen ni como los conquistadores cambiaron nuestras vidas y lo principal, es conocer el atropello a nuestra cultura ancestral, no permitiremos que se repita con nosotros, ya que en la actualidad, algunos países pretenden atribuirse el rol de salvadores del mundo, como en su momento lo hicieron roma y nuestros conquistadores
EL POPOL VUH
EL LENGUAJE DEL POPOL VUH
Originalmente, el Popol Vuh o Libro del Consejo de los indios quichés se transmitió por tradición oral hasta mediados del siglo XVI, en que fue escrito por un indígena en lengua quiché, pero con caracteres latinos. Posteriormente, el padre Francisco Jiménez, párroco de Santo Tomás de Chuilá, antigua población de Guatemala, lo tradujo al castellano. Más adelante, fue traducido a otros idiomas europeos por algunos estudiosos de los orígenes de las culturas indígenas en América.
En el Popol Vuh se narra sistemáticamente las etapas del pueblo quiché, a modo de una mito-historia, que abarca desde la prehistoria hasta la edad más avanzada. Además, se reconstruye la mentalidad primitiva, así como el desarrollo de las ideas, las artes, las ciencias y la cultura en general de los pueblos autóctonos de América.
La riqueza extraordinaria de su prosa poética consiste en esa revelación que se produce, a través de nombres de dioses mayores o menores, que representan las fuerzas de la naturaleza (el trueno es “la huella del relámpago”, el rayo es “el esplendor del relámpago”, ambos son espíritus del Cielo):
“...por los espíritus del Cielo llamados
Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huella del Relámpago es el segundo”.
Dentro de este marco, centramos nuestra atención en señalar los aspectos más relevantes del lenguaje en el Popol Vuh:
Es un lenguaje simbólico, porque oculta una cosmogonía que no se dirige al pensamiento racional, sino a la mentalidad mágica del hombre. “Este libro es el primer libro, pintado antaño, pero su faz está oculta al que ve, al pensador”.
Es marcadamente poético, porque está lleno de imágenes, metáforas y símiles:
“Yo el sol, yo la luz, yo la lana (decía orgulloso el Principal Guacamayo). Que así sea. Grande (es) mi luz. Por mí andan, caminan los hombres. Mis ojos, en metales preciosos, resplandecen de ganas, de verdes esmeraldas. Mis dientes brillan en su esmalte como la faz del cielo”.
“Mi palabra está en mi vientre”.
“Oh Pluvioso, ¿qué darán las tribus que vienen a pedir tu fuego?
El lenguaje describe y narra el mundo noológico o mítico, como una explicación del origen o la causa primera del mundo cosmológico. En esta perspectiva se justifica el tratamiento maravilloso del mundo extralingüístico, en el que están presentes los dioses destinadores del bien y el mal. Se advierte la pugna constante, la farsa y el engaño entre dioses.
“A causa del mal que veían en el que se enorgullecía y que él quería hacer a la faz de los Espíritus del Cielo, aquellos engendrados dijeron: ‘No está bien que pase eso; ese hombre no debe vivir aquí, en la superficie de la Tierra. Trataremos, pues de tirar con cerbatana contra ella, introduciremos en ella una enfermedad que pondrá fin a sus riquezas sus jadeitas, a sus metales preciosos, a...’ ”.
El lenguaje es redundante y explicativo. Es usual el empleo de varios sinónimos para cualificarse (por ejemplo: procreadores = engendradores). Este tipo de discurso se repite casi a todo lo largo de la obra.
“No han podido decir nuestros nombres, de nosotros los Constructores, los Formadores”. “‘No está bien’, se respondieron unos a otros los Procreadores, los Engendradores...”.
Utiliza la sustantivación para nombrar a los seres que originan la vida sobre la faz de la tierra, los llamados Constructores, Formadores, Dominadores, Engendradores, los que traerán por primera vez, la Palabra.
“Sólo los Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua, luz esparcida”.
Se apela, con frecuencia, a los elementos enumerativos dentro del discurso narrativo.
“De tierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se amontonaba, se blandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía...”.
Se alternan los puntos de vista de la narración que por lo general es una voz plural:
Primera persona:
“Moled solamente nuestro alimento; no deseamos más que un caldo con pimiento”.
“Nuestras bocas están verdaderamente secas”.
Segunda persona:
“Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados”.
Tercera persona:
“En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes [muñecos] construidos de madera...”.
Finalmente, como en todo lenguaje primitivo, el del Popol Vuh es metafórico, es decir, que se expresa por analogías y no puede explicarse racionalmente, sino mediante un pensamiento con imágenes. La metáfora aparece, entonces, no como un ornamento del lenguaje, sino como una fábula o mito. Como en los textos sagrados de las más lejanas civilizaciones, el Popol Vuh ofrece las mayores riquezas en el área de las palabras, en un lenguaje que es eminentemente significativo.
RESUMEN POR CAPITULOS
Primera parte
CAPITULO I
Este es la narración de cómo todo estaba en suspenso, no existía nada, solo estaba el mar en calma y el cielo en toda su extensión solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad de la noche, solo el creador Tepeu, Gucumatz. Hablaron entre si y meditando se pusieron de acuerdo para hacer aparecer al hombre, dispusieron la creación de árboles y bejucos el nacimiento de la vida y del hombre. Dispusieron separar el agua de la tierra, la noche y el día.
CAPITULO II
Hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña,
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