Reflexiones sobre la agricultura y la economía entre el Altiplano Mesoamericano y los Andes centrales

Juan David López Villada

1. Reflexiones sobre la agricultura y la economía entre el Altiplano Mesoamericano y los Andes centrales

Partiré de la noción que ambas partes cuentan con geografías muy diferentes las unas de las otras, e inclusive, cuentan con diferentes geografías dentro de ellas mismas, deferentes modelos de posesión de la tierra, diferentes pisos temáticos y por consecuencia diferentes modelos económicos entre ellos mismos y nuevos para los españoles.  

La agricultura se va a diferenciar, en estas dos culturas, principalmente y profundamente en los modos y las técnicas de los cultivos, aunque vamos a encontrar, por ejemplo el maíz como un alimento común denominador a lo largo de todo el continente americano. También podemos encontrar en común el cultivo del frijol, este sentido podemos decir que ambas culturas son el resultado de una “revolución neolítica” que les permite la domesticación de plantas y el asentamiento de sus culturas, pero es de destacar acá que es el mundo andino el que quizá haya introducido mayor número de plantas domesticas a la agricultura mundial.

Aunque muy diferentes las dos culturas van a desarrollar grandes obras de “ingeniería” agrícola que va desde el estudio y domesticación de las plantas a grandes obras monumentales diferentes para cada caso, como son las terrazas, la ingeniería hidráulica, la inundación y el riego, aunque ambas también se caracterizan por la prácticamente inexistencia del arado y  una precaria herramienta productiva, al igual un precario nivel de comercio debido a la falta de sistemas de transporte o grandes mamíferos de carga.

En cuanto al manejo de la tierra la agricultura andina y la vida social giraba en torno al Ayllu cada uno con su jefe o Kuraka, con una tierra o Marka útil para el cultivo distribuida en lotes familiares o Tupus, y aunque las divinidades Waka o los jefes Kuraka podían beneficiarse de las prestaciones del trabajo de la comunidad no existía ningún tributo aparte de la prestación del trabajo o Mita; por el contrario en el mundo mesoamericano la distribución de la tierra se daba en tres modalidades principales: la propiedad comunal o el “Calpulli” que eran las tierras de linaje y tierras comunes de un “klan”; la propiedad de los nobles, individuales, enajenables y hereditarias; y las propiedades públicas cuyos frutos se destinaban en una especie de pago de impuestos o tributos para las casas reales, los templos, las actividades de guerra y los gastos administrativos. Por otro lado como deja ver las divisiones de las tierras, ambas culturas tenían jerarquías bien marcadas

1. Transición entre el rescate y la encomienda

La autora define el rescate como “un modelo de extracción de riquezas expoliador que arrebato la vida de miles de indios que llevo a la destrucción a fuego y sangre por doquier y extrajo las riquezas de las entrañas de la tierra y del sudor de sus habitantes”.  Mientras que la encomienda la podemos definir como la asignación, por parte de la corona,  de una cantidad determinada de indígenas en compensación por sus servicios prestados, quien debía evangelizarlos y recibir los beneficios obtenidos de su trabajo.

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