Theodor Roosevelt: Presidencia E Influencia
sofy41718 de Julio de 2015
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Al llegar al poder en 1901 tras el asesinato del presidente McKinley y a pesar de hacerlo tan joven y no por elección popular, la personalidad fuerte e impetuosa de Roosevelt se manifiesta desde temprano, demostrando que su concepto de la presidencia era más activo vigoroso que el de la mayoría de sus predecesores y por ende no se subordinaría a otros poderes. Así, de una manera consciente se dedica a expandir la autoridad presidencial sobre los otros poderes, como declara en su autobiografía “mi creencia era que no solo era el derecho del presidente sino también su deber el hacer todo lo que demande las necesidades de la Nación, a menos que dicha acción esté expresamente prohibida por la Constitución” (Miller, p. 357, 1994). En consecuencia, Roosevelt se establece unos propósitos iniciales, que guiarán en buen grado sus medidas y en general su accionar como presidente. Nathan Miller los expone en su renombrada biografía sobre este personaje, estableciendo en primer lugar que plantea convertirse en líder preeminente del partido republicano, asegurando así su elección para presidente por derecho propio en 1904; en segundo, transformar la presidencia en la posición más importante en el gobierno federal y en tercero, convertir al gobierno federal en la más decisiva influencia en los asuntos de política exterior.
Para entender más a cabalidad las medidas que toma Roosevelt en materia de política interior, es importante dejar claro que para la época de su llegada al poder existe un fuerte malestar general y un miedo imperante en la población con respecto a las enormes acumulaciones de capital por parte de las corporaciones que se formaban en un contexto de gran industrialización, las cuales recibían muy poco control del gobierno. El movimiento progresista y el periodismo de investigación que surgía hacen denuncias sobre las violaciones a las leyes norteamericanas por parte de las empresas, la corrupción política imperante y las relaciones demasiado cercanas entre varios sectores de la política estadounidense y los intereses económicos de estas élites. En este contexto, Roosevelt logra capitalizar dicho malestar llevando a cabo políticas sumamente atractivas para la opinión pública general, para lograr sus tres propósitos antes mencionados, guido por una filosofía política que denomina el “Square Deal”, es decir, lograr acuerdos justos entre los empresarios, los consumidores y los trabajadores; evitando así el malestar social al no darle preeminencia a los intereses de ningún grupo social, que a su parecer no podían primar sobre el del gobierno y los intereses generales de la nación.
A mi saber, encuentro los siguientes grandes campos en los que se centra Theodore Roosevelt en los asuntos internos norteamericanos. En primer lugar, se enfoca en llevar a cabo políticas antimonopólicas. Siguiendo la lógica del contexto expuesto con anterioridad, podrían señalarse dos grandes razones por las cuales Roosevelt se centra en aquello, siendo una la ambición personal, pues entre sus políticas para expandir el poder del gobierno federal ésta se cuenta como la más popular. De esta manera, Roosevelt lee la situación asertivamente como una oportunidad de ganar popularidad y reputación como líder fuerte, de “Trustbuster” y de representante de los intereses de toda la comunidad y no sólo de unas cuantas élites. Igualmente, es una manera de controlar la influencia de los líderes empresariales y expandir así el poder del gobierno nacional.
La otra razón serían sus propias convicciones políticas y morales, pues actúa de acuerdo no solo a su personalidad astuta y calculadora, sino además, por convicción moral y cálculos sobre el bienestar del país. Para Roosevelt, “De todas las formas de tiranía, la menos atractiva y la más vulgar es la tiranía de la mera riqueza” (Miller, p. 365, 1994). Desde su perspectiva, era sumamente peligroso e irresponsable que estas compañías no respondieran ante la ciudadanía, pues se hacía urgente disminuir los niveles de insatisfacción imperantes. Es importante a su vez tener en cuenta que Roosevelt comprende que las grandes corporaciones son un hecho en la vida económica moderna y cree que el mejoramiento de la calidad de vida general no depende de una redistribución de las riquezas sino de una mayor productividad. Por ende, no intenta destruir las corporaciones sino controlarlas. Por esta razón, se dedica a la tarea de definir las “buenas” y “malas” corporaciones, dejándose a sí mismo la decisión de definir cuál pertenecía a cada caso.
Entre los casos que vale la pena señalar, encontramos su decisión en 1902 de ordenar al departamento de justicia proceder contra Northern Securities, inmensa corporación liderada por el millonario J. P. Morgan y que contralaba la mayoría de los ferrocarriles de la nación, acusando a compañía de violar el Acta Sherman Antitrust. Esta regía desde 1890 pero en general se respetaba muy poco, en particular porque sectores del Congreso tenía pocos intereses en limitar las corporaciones, que tenían gran influencia en su elección, pues el Senado, a diferencia de la Cámara de Representantes, dependía de los votos del colegio electoral, en los cuales había una gran influencia empresarial. Otra de sus medidas importantes es la promoción de la creación de una Oficina de Corporaciones que estaría dentro de un también nuevo Departamento de Comercio, para determinar las regulaciones necesarias en este campo y que además le proveerían con la información necesaria para así poder posteriormente presentar acusaciones ante el Departamento de Justicia.
Un segundo campo en el que se centra su política interior, muy relacionado con el anterior en cuanto implica mayor control a las empresas, se refiere a los programas de centralización del poder del gobierno federal. Roosevelt se convierte en un precursor de la protección del consumidor y de los derechos civiles. Su interés en los abusos de las empresas surge igualmente en un contexto de preocupación generalizada, en la cual el periodismo investigativo lleva a cabo artículos e investigaciones sobre las prácticas comunes de adulteración de los alimentos con químicos dañinos y la venta de drogas adulteradas. La indignación del público ante la publicación del libro “The Jungle” del periodista Upton Sinclair, que muestra las antihigiénicas circunstancias en que se empacaban la carne en las casas empacadoras de Chicago, movilizan a la población y unen a diversidad de grupos representantes de grupos sociales e intereses en una sola exigencia por los alimentos y las drogas puras.
Entre las acciones más destacadas que se adelantan en la presidencia de Roosevelt encontramos el que para 1905 se lanza un programa general de centralización, que incluye, entre otros, leyes para asegurar alimentos y drogas no adulterados, supervisión gubernamental a empresas de seguros, investigación por parte del Departamento de Comercio y persecución del trabajo infantil. En 1906, con su trabajo de presión el Congreso firma, tras largas discusiones, el Acta para los Alimentos y las Drogas Puras junto con el Acta de Inspección Federal de la Carne, las cuales representaron un precedente y una base para todos los esfuerzos posteriores en el campo de la protección de los derechos del consumidor.
El tercer campo que quiero resaltar es la labor de Roosevelt en el tema de las minorías y los derechos laborales. El modo de gobierno de Roosevelt tenía una ancha base de sustentación popular y dio un lugar a los sindicatos y a la apertura de la sociedad estadounidense al reconocimiento de los derechos de determinados sectores de la población. Entre sus acciones que caben resaltar, está el hecho de que es el primer presidente en invitar a una persona de raza negra a cenar en la Casa Blanca, Booker T. Washington, renombrado educador y escritor, el cual era su asesor para los asuntos del sur. Esto genera una gran controversia que Roosevelt no esperaba, por lo cual puede decirse que no lo hizo como un gesto de apoyo a los afroamericanos de manera adrede, mas sin embargo representó un gesto de gran importancia en la lucha por la igualdad. Por otra parte, reconoce el derecho de los obreros a hacer huelgas y lleva a cabo medidas como la reducción de horas laborales para los trabajadores de ferrocarriles, vigila de cerca el trabajo infantil e interviene en la huelga de trabajadores del carbón Pennsylvania durante 1902. Sin embargo, si bien Roosevelt tiene convicciones morales sobre los derechos de las personas a no ser explotadas y la existencia de situaciones injustas, su personalidad pragmática es lo que más lo guía a la hora de intervenir en los asuntos de las luchas en la sociedad civil, ignorando huelgas o reivindicaciones cuando eran inconvenientes políticamente. Sus intervenciones y medidas pueden ser consideradas como hechas bajo una visión paternalista, pues no fomenta las luchas propias de dichos grupos, guiándose particularmente por el deseo de impedir cambios radicales en el status quo y el avance de las ideas socialistas en la sociedad americana.
Finalmente, un cuarto ámbito en el que el gobierno de Roosevelt logra cosechar frutos es el del conservacionismo, el cual está muy relacionado con sus convicciones morales y su fuerte pasión por la naturaleza y la vida al aire libre. A lo largo de su presidencia, se dedica a crear un programa a escala nacional de conservación, que incluye la creación de reservas forestales, proyectos de reclamación de tierras y protección de la vida silvestre. En su presidencia se aprueba la legislación americana más importante en el ámbito ambiental que se había dado hasta la fecha, a pesar de encontrarse con la oposición de muchos sectores en el Congreso y el sector empresarial de la nación,
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