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Una Enmienda Como Ninguna


Enviado por   •  26 de Abril de 2012  •  1.704 Palabras (7 Páginas)  •  526 Visitas

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Febrero 2009

Nunca una constitución venezolana, durante la vida republicana, incorporó una disposición como la que hoy será sometida a referéndum. Si alguien amaneció con dudas, todavía está tiempo de frotarse los ojos y ponderar lo que sucederá a lo largo del día: la sociedad vivirá una jornada histórica para decidir, voto a voto, si se acepta o se rechaza.

Ni siquiera en los gobiernos de José Tadeo Monagas, Antonio Guzmán Blanco, Cipriano Castro o Juan Vicente Gómez se modificó la carta magna para permitir de manera expresa a un presidente de la República postularse sin limitaciones a la reelección.

Gerardo Fernández, experto constitucionalista, recuerda que nadie había ido tan lejos en el pasado como Hugo Chávez, que falló en el primer intento por establecer el principio en diciembre de 2007, cuando se celebró el referéndum por la reforma constitucional. Esta vez la propuesta lleva el rótulo de la ampliación de los derechos democráticos del soberano. Inés Quintero, miembro de la Academia Nacional de la Historia, no deja de pensar que hay una fibra de drama en el hecho de que los electores estén de nuevo en una coyuntura análoga: "Lo que está en juego, lo que se votará, es un asunto de gran envergadura para el país".

La escala del salto propuesto en la enmienda puede comprenderse si se examina el contenido de las constituciones vigentes desde 1830, cuando Venezuela se separó de Colombia y ratificó el modelo de organización republicano que escogió cuando rompió con el orden monárquico 19 años antes.

La reelección presidencial nunca fue prohibida de manera absoluta en las constituciones posteriores a 1830. Pero en 14 de ellas, de los siglos XIX y XX, prevaleció un criterio: restringir al Presidente activo el ejercicio inmediato de un nuevo período de gobierno. "El principio de alternabilidad ha permanecido inmutable en la historia constitucional desde entonces", indica Fernández. Su aplicación fue concebida como una vacuna contra el continuismo. Pero la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia decidió en una sentencia de este mes que la enmienda no pone en peligro la alternabilidad.

La experiencia de los mandatarios venezolanos confirma que la letra constitucional no se respetó, se interpretó a conveniencia o se modificó a gusto de los hombres fuertes durante los últimos dos siglos.

Las estrategias variaron según el contexto y el talante de cada gobernante. Un ejemplo clásico es el de Juan Vicente Gómez, bajo cuyo mandato se enmendó siete veces la constitución para adaptarla a las vicisitudes del proyecto político.

Pero Quintero observa el proceso histórico del país como quien ve una película en la que poco a poco se decantó la trama, con cada choque entre la teoría y la práctica: "La sociedad logró conquistar, con avances y retrocesos, valores republicanos que nadie se sentaría a discutir, como los derechos de las mujeres o la libertad de prensa. Esa lucha de generaciones está y estará allí". Por eso, cuando se le pide ponderar la coyuntura, no considera evaluar el impacto de la propuesta sólo a través de la búsqueda de antecedentes semejantes.

Los expertos en historia constitucional incluyen las cartas fundamentales de 1857 (cuando gobernaba José Tadeo Monagas); las de 1914 a 1933 (durante el mandato de Juan Vicente Gómez) y la de 1953 (en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez) en la lista de textos que no prohibieron la reelección después de un mandato previo. "Son tres momentos en los que hubo un silencio constitucional que dejaba abierto el camino para la reelección", explica Fernández. La diferencia radica en que en esos casos la escogencia del Presidente recaía en el Congreso Nacional y no en el voto popular.

Monagas, según el consenso de los historiadores, inauguró la práctica de elaborar o modificar la carta magna en pleno gobierno para favorecer un proyecto continuista. Cambió la Constitución de 1830. Al antiguo prócer se le agotaba su segundo mandato cuando, "por clamor del pueblo", el Congreso redactó otro texto que amplió el lapso de gobierno de 4 a 6 años y obviaba regular la reelección. En 1858, el Presidente fue depuesto por la Revolución de Marzo de Julián Castro. "A Monagas le pusieron una mano en el pecho y detuvieron su plan de reelegirse", recuerda Quintero. Luego estalló la Guerra Federal.

Monagas cambió una constitución que José Antonio Páez, caudillo indiscutible de los albores republicanos, respetó en materia de sucesión presidencial, y en virtud de la cual no ejerció la jefatura de gobierno por períodos consecutivos. Eso, claro está, no le quitó su papel como espada detrás de las instituciones y "gran elector" nacional. El segundo caso ocurrió con Juan Vicente Gómez. Impulsó una reforma constitucional en 1909 que le dio un período de 4 años y prohibía la reelección inmediata. Pero después las cosas cambiaron. En 1914 se liberó de esa restricción y amplió el período a 7 años, por lo que pudo continuar al mando. "La de ese año fue la constitución que le permitió consolidarse, luego de aparecer

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