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12 razones para llorar a Grupo Salvaje


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  1.594 Palabras (7 Páginas)  •  317 Visitas

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Grupo Salvaje

12 razones para llorar a Grupo Salvaje

Publicado el 26.03.14

por Jesús Llorente / Foto: Iñigo de Amescua

Grupo Salvaje se separan, y para celebrarlo darán un último concierto el próximo 11 de abril en la sala El Sol de Madrid. Esta especie de anti-crónica en doce pasos previa a su muerte como célula creativa no pretende reivindicarles, sino hacer los honores correspondientes a una banda que a principios de siglo y de manera un tanto inesperada, comenzó a trabajar tomando su nombre del clásico de Peckinpah. La elección no fue casual: buscaban el amparo de los valores de esa epopeya de hombres a la deriva a los que el destino ha condenado que es ‘The Wild Bunch’. Como ellos mismos afirman: “De alguna manera, imaginábamos música que se pudiera mascar, cortar con un cuchillo, en la que cada segundo fuera una herida; cada compás una catarsis; y cada canción una vida”. Ya entonces decidieron emprender los caminos más pedregosos, traicioneros y serpenteantes, huyendo de los demás, alejándose de todo y de todos. Y así durante 13 años más. Hasta el final.

1. Porque su mejor disco ha sido el último, el vertiginoso III, un álbum íntegramente en castellano, en cuya hoja promocional –firmada por el escritor Javier Lucini, experto en cultura nativo-americana y traductor de Harry Crews o Mezz Mezzrow entre otros- se cita a Jean Rhys, Arthur Gordon Pym, Conrad, Julio Verne y Ambrose Bierce.

2. Por haber sido ignorados por la mayor parte de la crítica musical de este país y sus cada vez más obsoletas listas de lo mejor de cada año. Ninguneados por no formar parte de ninguna escena o abrazar etiquetas, ser demasiado mayores (o no lo suficiente) y tomarse endiabladamente en serio publicando solo 32 canciones en poco menos de década y media. Su cabeza visible (extraño en una banda tan coral), Ernesto González apunta que “‘El hecho de que ‘III’ haya sido pasto de la indiferencia ha sido decepcionante, hiriente incluso. Quizás merezcamos lo que tenemos y no haya más vuelta que darle, pero nuestro entusiasmo era tan grande y estábamos tan emocionados que la caída desde el limbo fue muy dura. Aunque deberíamos haber sabido interpretar las señales que íbamos teniendo. Antes de publicar el álbum, no se nos ocurrió otra cosa que mandar unas cuantas copias del mismo a personas del mundo musical– ningún crítico entre ellos-para recabar opiniones, pero, no respondió nadie. Ni siquiera un ‘recibido, gracias’. Aquello fue muy sintomático de lo que nos esperaba: deberíamos haberlo sabido interpretar mejor, el mensaje del silencio, en este caso, era claro”.

3. Porque su primer álbum (In Black We Trust) estaba dedicado a Johnny Cash, June Carter, Sam Phillips y Joe Strummer. Y porque iba a llamarse Cash como correspondencia a un deseo por impregnarse en el espíritu y la consistencia de las canciones del Hombre de Negro.

4. Por titular su segundo álbum Aquí hay dragones. “Here be dragons”, se podía leer en los mapas de los primeros cartógrafos para designar a las zonas inexploradas de la Tierra. Estas lejanas extensiones se presuponían ariscas, duras y llenas de peligros. Era aquella una clara señal de advertencia, una llamada al apaciguamiento del espíritu aventurero. Pero claro, todo valiente se enaltece ante los retos, y cuál sería mejor que el de contemplar ese “Aquí hay dragones” y considerarlo el camino a seguir.

5. Porque tenían ideología, y a pesar de títulos como “El Entierro de Bakunin” o “Ni Dios ni Amo”, eran perfectamente capaces de comprender la diferencia entre anarquismo y acracia. Esta última (del griego α-, a "no", y κρ?τος, kratos "poder") designa una concepción que niega la necesidad de que exista cualquier clase de autoridad. Mientras anarquía alude a la ausencia de un gobierno, acracia supone la falta de coerción y un orden social basado en el principio de no invasión.

6. Por merecer todas y cada una de sus influencias, y saber llevar el legado de alguien como el Bob Dylan de los 70 a su terreno, más allá de reinterpretaciones, versiones o estéticas. Grupo Salvaje bien podrían haber sido unos The Band a la española.

7. Por tocar asuntos casi nunca abordados en la música rock (de este o de cualquier país, dentro o fuera del indie). Una catarsis apocalíptica, la crónica de un suicidio, el Cabo de Hornos (y por ende motines, deserciones, espejismos, tempestades, desembarcos, tabernas portuarias); en realidad una especie de literatura de viajes en la que una virilidad pasada de moda (pero vigente y entendida al modo de Cesare Pavese) es lo único que hace que no tengas miedo. O que tengas menos miedo tras atisbar la vida que te queda por delante. Comenta Ernesto que “La vida al límite en paisajes inhóspitos, incluso el paisaje en sí mismo, y en circunstancias poco habituales no son, en su conjunto, temas demasiado utilizados en el rock. La hombría pasada

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