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ATIMA SANTA BARBARA


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.588 Palabras (11 Páginas)  •  575 Visitas

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Atima Santa Bárbara

Este pueblo de Atima sobresale por sus características culturales, propias de la etnia lenca. Estas además de diferenciarlo culturalmente de otros municipios del departamento de Santa Bárbara lo convierten en un reducto cultural que contribuye a la constitución de Honduras, como un país pluricultural, en el que un abanico de costumbres y tradiciones hacen de su población agradable y buena anfitriona de quienes le visitan. Atima que en mexicano significa “Lugar donde se bebe agua.”

El conocimiento de las caracteristicas historico-culturales de este pueblo ampliara el horizonte de la hondureñidad y contribuira al rescate de nuestra identidad y al fortalecimiento del arraigo cultural del que tanto carecemos en la actualidad.

Historia

Los primeros pobladores de este sitio fueron los pueblos mayas: Lencas, diseminados en toda la parte sur del departamento y en un corredor adyacente al rio Ulúa. Mas tarde, a mediados del siglo XVII, llegaron pobladores de Nuevo Celilac y del departamento de Lempira para establecerse y aprovechar las condiciones que ofrecía la agricultura, la caza y la pesca; esta ultima actividad fue fundamental para la sobrevivencia de la población, pues todavía en los años de 1960, la pesca era una de las actividades que permitía proveerse de alimento o de algunos recursos económicos y el rio San José era una fuente rica de este recurso.

Atima es uno de los muchos pueblos establecidos por los lencas que sobrevivió a las guerras internas entre estos y otros pueblos, como los mayas, que les sitiaron y sometieron.

Geográficamente Atima, esta ubicada en la confluencia de una serie de pobladores de tradición indígena entre los que se encuentran sus vecinos próximos, Santiago de Posta por el norte, Yamalá, Vieja Celilac y Macholoa por el este, Quesailica por el oeste y el departamento de Lempira en el sur, de donde procedió la descendía de las primeras familias que habitaron el poblado, de lo que se tienen evidencias escritas en la actualidad. Apellidos como Vega, Teruel y Sarmiento, que se encuentran en los libros de censos del siglo XVIII registran a estos tienen como procedencia de los municipios de Celilac y Colinas, mientras que Hernández, Martínez, Mateo provienen de Lempira. Sin embargo y más allá del origen de los apellidos de las primeras familias de pobladores; existen entre ellos un rasgo común que debe tenerse en cuenta al momento de valorar los factores que nos llevaran a entender el origen de la población.

La cercanía con Yamalá, hizo de los primeros habitantes de Atima un pueblo protegido, limitado en ese contexto, de modo que hasta mediados del siglo XIX continuaba siendo inexplorado, con unas relaciones comerciales ilimitadas a la cabecera departamental, Santa Bárbara, y a la ciudad de Gracias Lempira; uno que arribo de los comerciantes salvadoreños y peceños, quienes eran esperados con ansias por los pobladores. De tal modo que en los años sesenta, en la casa de doña Amelia Benítez, existía una habitación que permanecía cerrada, la cual era destinada copo aposento de los paceños y del cura párroco que llegaba una o dos veces al año.

Fue con la llegada de la familia Arriaga que se inicio la apertura hacia nuevas relaciones sociales de producción, fundamentadas en la visión latifundista que estos implantaron desde su llegada; con ello surgieron nuevas formas de pago de la mano de obra, nuevas estrategias de subordinación hacia el amo, especialmente por el temor velado que se instauraba al correrse la voz de que el mayor de los Arriagas era impactado por el diablo, con lo que evitaba que le disputaran la pertenecía de muchas tierras que llego a poseer, a pesar de haber llegado al pueblo solicitando donación de presidios por parte de las autoridades municipales.

En Atima se ha realiza e Guancasco con la comunidad del Valle de la Cruz del municipio de Nueva Celilac hasta donde llegaban a cabo una procesión llevando la imagen de San José y desde la Valle de la Cruz se traía la imagen de la virgen de los Remedios; a medio camino se encontraban y se unían en una especie de matrimonio.

Las peregrinaciones a en devoción a santuarios que realiza el poblado de Atima son al Valle de la Cruz de Nueva Celilac, La Campa en Lempira, Quesailica Copan y Esquipulas en Guatemala. Muchas personas van como promesa por algún favor recibido o para pedirlo.

Debe agregarse que el concepto de Atima, desde la tradición oral de los atimeños esta íntimamente ligado a Celilac, pues se cuenta que el nombre del municipio se debe a lo siguiente: “Una señora descendiente de Viejo Celilac (hoy en ruinas) conocida con el nombre Timotea, quien poseía suficientes recursos económicos, se traslado a vivir a este lugar cuando Atima era una montaña libre y virgen, con el propósito de cultivar la tierra. Procedió a descombrar varias manzanas de espeso bosque para cultivar granos y raíces en abundancia. Los pobladores la llamaban TIMA y por costumbre de esta región a todos los nombres de personas en femenino le anteponía el articula LA. En tiempos de escasez de granos la gente decía: “Vamos a comprar maíz donde La Tima”. Es así que, por la unión de estas dos palabras y la omisión de la “L”, se formo el nombre de Atima.

Turismo

Constituye un fenómeno natural motivo de admiración para quienes las visitan. Ubicadas en la parte media del cerro Pencaligue en la parte noreste en la cabecera municipal, a 1050 metros sobre el nivel del mar, a aproximadamente 8 kilómetros del parque central. Hace millones de años, el río San José, cuyo caudalosas aguas cruzan el municipio, discurría hacia el río Jicatuyo por una vertiente subterránea que atraviesa el cerro Pencaligue; en virtud de ello el pueblo queda encerrado en una sucesión de cerros sin posibilidades de que el rio fluya libremente. Con el paso de los siglos el rio erosiono su cause y abrió otra vía de escape de las aguas, por l que la salida primitiva quedo en la parte alta a unos veinticinco metros de altura sobre el nivel del cauce actual. De este modo esas cavernas quedaron expuestas y convirtieron en refugio de animales y personas quienes las habitaron por mucho tiempo, dejando vestigios de su presencia.

En sus relatos el abuelo Eduviges contaba que allí habitaban indios, porque él mismo llegó a utilizar trastos de barro que aquello dejaron abandonados. Los hallazgos de cerámicas de origen lenca ha sido muy frecuente a aun se encuentran ciertos emplazamientos humanos de origen prehispánico en sitios como El Mancía y Las Delicias. La piedra de moler maíz (metate) encontrada recientemente en las laderas de las cuevas confirman la certeza de las historias del viejo Eduviges.

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