ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Accion social y educacion

adel19 de Enero de 2015

8.384 Palabras (34 Páginas)371 Visitas

Página 1 de 34

Acción Social y Educación.

Acción Social: Una acción social es toda acción que tenga un sentido para quienes la realizan, afectando la conducta de otros, orientándose la acción mencionada por dicha afectación.

Se entiende por "acción" una conducta humana en la que el individuo, o individuos, que la producen, la establecen con un sentido personal. La acción social estará referida a la conducta de otros.

La definición de Max Weber, es la siguiente: Se comprende por acción aquella conducta humana que su propio agente o agentes entienden como subjetivamente significativa, y en la medida en que lo es. Tal conducta puede ser interna o externa y puede consistir en que el agente haga algo, se abstenga de hacerlo o permita que se lo hagan.

Por acción social se entiende aquella conducta en la que el significado que a ella atribuye el agente o agentes entraña una relación con respecto a la conducta de otra u otras personas y en las que tal relación determina el modo en que procede dicha relación. No todo contacto entre hombres es de carácter social. No es idéntica, ni homogénea, no toda acción social es orientada por las acciones de otros.

La Acción Social, en contacto con las personas y el ambiente, complementa y enriquece su quehacer por medio de programas institucionales, procesos culturales, educación continua, extensión docente, trabajo comunal universitario y los medios de comunicación.

Acción Social es la actividad sustantiva que integra y realimenta permanentemente a la Universidad con la comunidad nacional e internacional, para poner a su servicio la capacidad académica institucional, con el propósito de lograr, en conjunto, las transformaciones requeridas para el mejoramiento de la calidad de vida.

Educación Social: La Educación Social es una forma de intervención social que se llevará a cabo desde estrategias y contenidos educativos con el objetivo de promover el bienestar social y mejorar la calidad de las personas en general y especialmente la resolución de problemas de aquellos grupos marginados que quedaron por fuera del sistema.

Lo que se propone la Educación Social con su acción es por un lado prevenir dichos problemas de marginación y por otra parte asegurarles a todos los individuos el cumplimiento de sus derechos, en resumidas cuentas, su objetivo pasa por optimizar los procesos de socialización.

El Modelo de “Acción y Educación social “.

Sobre sus ideas organizó Simón Rodríguez su plan de una ‘educación social’, como el mismo la denomina, y sobre la cual nos narra que hacía ya más de 24 años que él venía hablando y escribiendo pública y privadamente, apoyándose en una fuerte crítica y ruptura con la educación tradicional o ‘testamentaria’ e imprimiendo a su vez al proyecto un claro carácter alternativo. Es en la denuncia de un pasado heredado y vigente, así como en el anuncio de un porvenir por construir, como constituye el plan de una ‘educación social’, haciendo que una y otra fase del proyecto confluyesen como las dos caras de una misma moneda.

Para la determinación de las notas correspondientes a la nueva propuesta, es del caso recurrir al mismo Rodríguez, quien, a propósito del maestro tradicional, dibujó al actor social que había que reemplazar: “Los Maestros de Escuela han sido, son y serán mientras dure la monarquía. (Que será hasta el fin del mundo) unos pobres dependientes o tutores mal pagados, especies de bocinas que suenen como las soplan: su oficio es... ‘Engañar muchachos por orden de sus padres’. Los Rectores de los Colegios hacen un papel serio en la comedia. Aparentan rigidez en el cumplimiento de las reglas de unos Estatutos, calculados para adular a los padres, haciendo lo que exigen que se haga con sus hijos. Encierro, cepos, calabozos, estudio continuo, sabatinas, argumentos de memoria, confesiones forzadas, ejercicios de San Ignacio, exámenes, premios, grados, borlas... mientras se les preparan ‘espoletas’ en lugar de ‘charreteras’, bufetes de abogado, enlaces de familia, y si hay con qué, viajes a Europa para olvidar su lengua y volver con crespos a la francesa, relojitos muy chiquitos con cadenitas de filigrana, andando muy ligeros, saludando entre dientes, haciendo que no conocen a los conocidos y hablando perfectamente dos o tres lenguas extranjeras...”.

Mas el problema no era exclusivamente de actores, juzgaba Rodríguez necesario de reconstruir todo el escenario, ya que la educación vigente o ‘testamentaria’ presentaba un conjunto de notas, que formaban una unidad, fuertemente trabada y ensamblada, difíciles de vencer. Así, por ejemplo, la ‘enseñanza testamentaria’ generaba una pérdida de la identidad cultural, desadaptación de la enseñanza a las necesidades del estudiante y la comunidad, predominio de metodologías de enseñanza pasiva, rígida y autoritaria, orientada a su vez a la memorización, al teoricemos y a la conquista de determinado status social. La mayoría de estas deficiencias recuerdan, con las diferencias época es del caso, la caracterización de la ‘educación bancaria’ que ofreciera, hace pocos años, el pedagogo brasileño Paulo Freire, y que corresponde a una centenaria tradición educativa, que ha tenido fuerte vigencia entre nosotros desde la época colonial hasta nuestros días.

En cuanto a la segunda fase del proyecto de ‘educación social’, las orientaciones y pautas, estas fueron las siguientes:

En primer lugar, la educación fue concebida como ‘educación pública’ antes que privada y con los ojos puestos más en los niños pobres, y especialmente en los indígenas, que en otros. Por lo primero, Rodríguez se adhiere al postulado ilustrado del Estado-Educador, sin posibilidad de descargo de esta misión que anteriormente estaba en manos del clero y órdenes religiosas; proceso de secularización de la educación de lo que ya se ha hablado. Por lo segundo, confiere al proceso de democratización o ampliación de la educación, el contenido social que le hacía falta, si se quería que los esfuerzos del Estado no terminaran favoreciendo a los grupos privilegiados de siempre, al generarse nuevas diferencias, básicamente cualitativas, a partir de la misma educación. Optar por una política educativa a favor preferentemente de niños pobres e indígenas, supuso preferir la educación primaria a la secundaria, opción que el sistema educativo vigente era reacio a aceptar, ya que la educación privada primaria era más fácil de llenar por los padres de familia pudientes, necesitados más de colegios que de escuelas. En este aspecto, la opción de Rodríguez es una prueba más de su categórica orientación social.

En segundo lugar, sin que esto signifique establecer un orden de preeminencia o de jerarquía en las notas determinantes del modelo, la educación social debía ser también ‘educación republicana’, en oposición a la monárquica, cuyas características fundamentales, a pesar de haberse terminado formalmente el orden colonial, subsistían aún en la enseñanza y en la vida pública, sometidas al peso de la autoridad y de las diferencias sociales.

En tercer lugar, la educación social debía orientarse más al ‘campo’ que a la ciudad, prefiriendo las escuelas de agricultura y maestranza sobre las humanísticas, dado el desequilibrio que, en uno y otro aspecto, ofrecía el sistema educativo vigente, con las consiguientes limitaciones y deficiencias que esto generaba. Precisamente, en Consejos de Amigo, dados al Colegio de Latacunga, Rodríguez desarrolla exhaustivamente la tesis de que la tarea educativa debía marchar del campo hacia la ciudad, convirtiendo al campo en el ‘lugar’ educativo por excelencia. “Si los americanos quieren que la revolución política que el peso de las cosas ha hecho y que las circunstancias han protegido, les traigan verdaderos bienes, hagan una revolución económica y empiécenla por los campos: de ellos pasará a los talleres y diariamente notarán mejoras que nunca conseguirán empezando por las ciudades”.

Tal vez convenga señalar que la tesis del campo como lugar educativo por excelencia, o la ‘marcha’ de la tarea educativa del campo hacia la ciudad y no viceversa, la apuntaló Rodríguez con una serie de elementos teóricos y de su observación o experiencia práctica, que recomendaban este giro copernicano en educación. Las ciudades, pervertidas por el régimen testamentario, requerían ser purificadas; el país necesitaba dar más importancia al comercio interior que al exterior, rechazar los artículos industriales que venían de Europa y estaban sustituyendo y acabando a los tradicionales productos de nuestras artesanías, detener la larga y costosa importación de Europa de retortas, termómetros, barómetros, primas, hornillas, alambiques, campanas de vidrio..., que podrían fabricarse en nuestras maestranzas; desarrollar la industria, pues de ella provenían las riquezas durables; terminar con el abandono de las artes mecánicas; ocupar la mano de obra; desarrollar mecanismos de financiamiento para los colegios; superar la división del trabajo, propia del régimen manufacturero e industrial, que reducía al hombre a la condición de instrumento, requerimientos todos ellos que el proyecto de educación social podía enfrentar a través de las nuevas formas de educación y trabajo que intentaba implementar.

En cuarto lugar, y en relación con lo anterior, la educación social debía transformar a los centros educativos en ‘unidades de experimentación y producción’. Lo primero partía del supuesto de que la ciudad era el lugar donde más se había alejado el hombre de la naturaleza, por lo que era necesario arrancar a los niños de dicha contaminación,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (51 Kb)
Leer 33 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com