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América Latina y la Gran Guerra


Enviado por   •  15 de Octubre de 2015  •  Resúmenes  •  3.384 Palabras (14 Páginas)  •  140 Visitas

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AMÉRICA LATINA Y LA GRAN GUERRA

Un acercamiento a la cuestión

Mario Ojeda Revah*

El territorio latinoamericano fue afectado sólo de modo marginal por las operaciones de guerra, mismas que se limitaron a batallas navales menores en torno a la Bahía de Coronel en Chile y las Islas Malvinas.

El hecho de que la América Latina fuese hasta entonces una periferia remota, cuyos destinos parecían dictados desde las metrópolis culturales, políticas y económicas de la Vieja Europa, parece haber abonado a esta despreocupación. Por último, el supuesto de que los propios latinoamericanos hayan visto la guerra europea como algo distante y ajeno, que en poco o nada afectaba su vida, contribuiría a explicar, al menos parcialmente, tal olvido. No obstante, un análisis más detenido de la cobertura que dio la prensa latinoamericana de la conflagración europea desmentiría tal desinterés y, por el contrario, revelaría hasta qué punto los acontecimientos europeos animaron no sólo un debate interno entre las sociedades latinoamericanas, sino que propiciaron una gran transformación social y cultural de las mismas.

PRENSA Y OPINIÓN PÚBLICA

Una nueva figura, el reportero de guerra, surgió en este preciso periodo. Por cuatro largos años los públicos lectores de las grandes capitales latinoamericanas se convertirían en lectores ávidos fervorosos de las historias transmitidas por los reporteros de guerra.

Un estudio sobre la prensa mexicana, Yolanda de la Parra analiza la deformación y manipulación de las noticias sobre la guerra llevada a cabo por El Universal y El Demócrata, en su afán de predisponer la opinión pública mexicana favorablemente hacia los países beligerantes que cada uno defendía. Así, mientras el primero inclinar a la opinión pública mexicana hacia una postura favorable a los Aliados y en especial a los Estados Unidos; el segundo, con su postura germanófila trató igualmente de granjear la simpatía nacional para las Potencias Centrales.

En Brasil, el embajador de ese país ante el Reino Unido, Manuel de Oliveira Lima, publicará para el diario paulista O Estado de São Paulo una columna semanal titulada “Ecos da guerra”, misma que pese a las constricciones propias de la censura de guerra, ofreció al público brasileño una visión alternativa a la de las agencias de prensa europeas, que habían ejercido hasta entonces el monopolio de la información en la América Latina. En Chile, El Mercurio de Santiago editorializaba en agosto de 1914, la necesidad de mantenerse neutral e imparcial en el conflicto, alegando los numerosos vínculos que unían a este país con Alemania, Francia y Gran Bretaña.

POSICIONAMIENTOS E IMPACTOS EN LOS DIVERSOS PAÍSES

En términos generales, la prensa latinoamericana se refirió a los acontecimientos bélicos en Europa de modo sombrío, como una gran catástrofe que habría de precipitar a la humanidad en una grave crisis de dimensiones inéditas. Aliadófilos y germanófilos tomaron partido por el bando de sus simpatías, pero un pesimismo generalizado acerca del desenlace del conflicto fue el tono dominante de su cobertura.

mientras que en 1914 naciones como Argentina, Uruguay y Chile concentraban el grueso de sus vínculos comerciales y financieros con tres de los países contendientes: Gran Bretaña, Alemania y Francia, países como México, Cuba, la América Central y Panamá dependían ya de manera predominante de Estados Unidos en materia de inversiones y comercio. Brasil se encontraría en una situación intermedia. Esto explicaría, en gran medida, las actitudes diversas tomadas por estos países ante el conflicto y, sobre todo, la reticencia argentina a renunciar a su neutralidad.

Al inicio de la guerra, en agosto de 1914, todos los Estados latinoamericanos se apresuraron a proclamar su neutralidad. Argentina declaró la misma el 4 de agosto de 1914.

La neutralidad del gobierno argentino pronto provocó fricciones en la relación con Estados Unidos. A la par, Yrigoyen tuvo que soportar fuertes presiones internas para proseguir la neutralidad argentina. En el Congreso de ese país, en ambas cámaras hubo pronunciamientos constantes en favor de la ruptura contra los Imperios Centrales y de la entrada a la Guerra del lado de los Aliados.

En febrero de 1917 una propuesta del presidente mexicano (Carranza) a todos los países de América para que se declarasen neutrales, tuvo eco en el gobierno de Yrigoyen, el cual aparentemente entusiasmado por el proyecto mexicano convocó a los demás países latinoamericanos a un Congreso de Neutrales en Buenos Aires para estudiar los problemas que había acarreado la guerra. La delegación mexicana, encabezada por Luis Cabrera, se presentó en la capital argentina en enero de 1918, pero la reunión se pospuso sin fecha  y nunca llegó a concretarse.

En su historia económica Ricardo M. Ortiz sostiene que la neutralidad argentina tuvo que ver con el hecho de que ésta no fue entendida como una amenaza para los intereses británicos, aunque sí lo fue para los estadounidenses. De acuerdo con esta línea de razonamiento, los gobiernos Aliados europeos pretendían fundamentalmente que la Argentina les abasteciese sin interrupción de sus productos primarios, para lo cual la neutralidad argentina resultaba eficaz. Ortiz asegura que mientras Gran Bretaña indujo al gobierno argentino a mantener la neutralidad, Estados Unidos presionó para que la abandonara.

Por su parte, Roger Gravil refiere cuatro causas por las que Argentina optó por la neutralidad y la mantuvo hasta el final: la ingente dependencia de la economía de la región del comercio exterior, la continuación del comercio con Alemania se presentaba como un recurso para evitar la dependencia respecto de Gran Bretaña o Estados Unidos; el control por parte de Alemania de importantes sectores de exportación; y la existencia de una mayor simpatía popular hacia Alemania que hacia Estados Unidos.

Basándose en la documentación británica, Gravil asegura que a Gran Bretaña le interesaba la neutralidad de la Argentina, en virtud de que ese país era una de las principales fuentes de productos primarios para el bando Aliado, lo cual avalaría la explicación de Ortiz.

En Brasil, el gobierno de Venceslau Brás declaró oficialmente su neutralidad, el 4 de agosto de 1914. Sin duda tal determinación estuvo fuertemente condicionada por la presencia en Brasil de una considerable colonia de origen alemán. Desde su unificación, Alemania había asumido un rumbo más agresivo en su política exterior y sus nuevas ambiciones imperialistas representaban una amenaza creíble para el Estado brasileño. Brasil fue por lo tanto reacio a ir a la guerra, sobre todo habida cuenta de la ascendencia alemana del propio canciller.

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