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Antecedentes de la fortaleza Veracruz

bofooTesina26 de Abril de 2012

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Veracruz, a lo largo de su historia más reciente, ha sido el escenario de cuatro acontecimientos que han marcado la defensa de la soberanía y debido al comportamiento valiente y atinado de los porteños, en 1948, el presidente de la república, Miguel Alemán Valdés, expide el decreto declarando a Cuatro Veces Heroica Veracruz. Estas son las fechas en que la ciudad fue heroicamente defendida:

• El 18 de noviembre de 1825, con la rendición de las últimas fuerzas españolas en la última posición de los españoles, que se encontraban en la fortaleza de San Juan de Ulúa. Veracruz recibió cañonazos por 18 días.

• El 27 de noviembre de 1838, por el bombardeo de las fuerzas francesas durante la Guerra de los Pasteles.

• El 22 de marzo de 1847, por el bombardeo de las fuerzas estadounidenses en la Guerra de Intervención Estadounidense.

• El 21 y 22 de abril de 1914 por la defensa durante el desembarco de las tropas estadounidenses.

Veracruz puerta y puerto de la Nueva España, abierto siempre a todas las venturas y a todos los sinsabores, plantado de la mano firme del visionario extremeño Hernán Cortés, que al darle el sonoro nombre de Villa Rica de la Vera Cruz, conmemoró solemnemente aquel Viernes Santo de 1519, en las desiertas y arenosas playas de Chalchiuecan, esta prócer y señorial ciudad, que se engalana con el desmelenado penacho de sus palmeras y se decora con los variados matices de sus crepúsculos, luce hoy en la larga historia de México, con justificada complacencia y concentrado celo, las cuatro insignes hachas que atestiguan la suprema heroicidad de sus hijos, caídos en el fragor del combate, con la cara al Cielo y el pecho al enemigo. Y como si ésto no fuese suficiente para considerarla como avanzada perenne de la nacionalidad, no olvidemos que también ha escrito en sus páginas unos de los más sonados acontecimientos en pro de la consolidación del liberalismo mexicano. Aquí, en Veracruz, se proclamó la República, el 2 de diciembre de 1822, acto respaldado después el 1 o. de febrero de 1823, por medio del Plan de Casa Mata, que firmaron los generales Santa Anna, Echéverria y Cortázar. El 7 de julio de 1850, el presidente don Benito Juárez, que había instalado su gobierno constitucionalista en Veracruz, expidió su célebre manifiesto precursor de las leyes de Reforma, que al fin fueron promulgadas, sucesivamente, los días 12 y 31 de¡ mismo mes, declarando al matrimonio como un contrato civil, nacionalizando los bienes eclesiásticos y secularizando los cementerios. Finalmente, en 1915, y en distintas fechas, don Venustiano Carranza, que también había asentado su gobierno en la HEROICA CIUDAD, firmó en el Edificio de Faros, constituido en residencia presidencial con el carácter de Primera Jefatura del Ejército constitucionalista, las leyes que decretaban la implantación de¡ municipio libre, la agraria y las de relaciones familiares.

Primera Epopeya

Consumada la independencia de México después de once años de cruenta lucha con la entrada victoriosa del Ejército Trigarante a cuya cabeza, iba el generalísimo don Agustín de Iturbide el memorable 27 de septiembre de 1821 aún permaneció el Castillo de San Juan de Ulúa en poder de los dominadores españoles, que reconocían como jefe al brigadier don García Joseph Dávila. Se independizó la ciudad pero no así la fortaleza, constituyendo desde entonces un serio problema para las autoridades supremas del país que surgía a la vida en forma autónoma.

A Dávila vino a sustituirlo en el mando de la Guarnición del islote el mariscal Francisco Lemaur, hombre de arrogante empaque, genio enfurecido y seño adusto, que creyó ingenuamente no solo poder amenazar con su presencia al Gobierno del República sino apoderarse con relativa facilidad de la ciudad.

Cuando llegó a tomar posesión de su cargo, vio que la realidad era muy distinta porque Veracruz se había aprestado para una heroica defensa Entonces sin dejar su actitud fanfarrona, se dedicó al lucrativo negocio del contrabando, en perjuicio de nuestro erario valiéndose de su privilegiada situación en Ulúa, en donde era amo y señor. Pretendió después adueñarse de la isla de Sacrificios sin conseguirlo y al darse cuenta de que el gobernador de Veracruz, Villaurrutia, proseguía activamente las obras de fortificación de la plaza, desató sobre ésta un terrible bombardeo sin la menor compasión para el vecindario pacífico, reduciendo los principales edificios a humeantes escombros El violento cañoneo se inicio a las doce y media del día 25 de septiembre de 1823. Desde la fecha trágica hasta el 13 de octubre, se dispararon contra la injustamente castigada Veracruz unos seis mil tiros de bala rasa, de calibres 36 y 24, y cuatrocientas balas de 4 pulgadas.

Por eso nos dice Tornel:

Lemaur, cuando menos se recelaba, arrojó sobre la ciudad una lluvia de balas y bombas, con la’ fría crueldad con que el más inmundo de los césares se divertía desde lo alto de una colina con el incendio y destrucción de Roma. Parecíole sin duda que habiéndose inaugurado el dominio español en el territorio de México, con escenas de sangre y de devastación, era consiguiente que al desenlazarse el drama al cabo de tres centurias, el bronce y el alzarse otra vez, se abatió el pendón de Castilla. Tal resolución no pudo venir de otro estímulo que del innoble de la venganza: porque disponiendo el general español de escasas fuerzas, ni aún podía lisonjearle la esperanza de enseñorearse de las ruinas y escombros de la heroica Veracruz. Esa ciudad, por tantos títulos ilustres, vio iniciar entonces la larga serie de infortunios que le alcanzan, antes y más que a ninguna población de la República, en todas nuestras guerras extranjeras. Ancianos y niños, las señoras más respetables, la parte más válida del pueblo, vagaban todos por el campo sin auxilio, sin amparo, sufriendo privaciones. Rotas así las hostilidades, las más duras, las más dolorosas el gobierno mexicano mandó cerrar el puerto de Veracruz y abrir el de Alvarado, a donde pasó el comercio sin que la guarnición de Ulúa pudiera ya cubrir su presupuesto con las rentas de su aduana, porque ésta quedó enteramente anulada, siendo para los españoles no pequeño castigo tener que cubrir cuantiosos gastos de la fortaleza, con el erario de la Isla de Cuba.

El tremendo ataque a que fue sometido Veracruz, así como la heroicidad de sus hijos jamás desmentida, tuvieron la recompensa merecida Y reconocimiento amplio de todos los mexicanos. Así el 18 de noviembre de 1825 en el Castillo de San Juan de Ulúa se anuncia la capitulación española y el anuncio oficial se da el 23 de diciembre de 1825, posteriormente se concede a la ciudad de Veracruz el título de HEROICA, primero de los cuatro legítimo, que ostenta de] decreto de fecha 29 de junio de 1826.

Segunda epopeya

Fué la llamada Guerra de los Pasteles, en 1838. Este dramático episodio de nuestra historia se inició con la misteriosa aparición de un bergantín de banderas francesas, que traía a bordo al Barón Deffaudis, portador de un ultimátum de gobierno de su país para el nuestro ,la nave fondeó en Antón Lizardo y pasé después a situarse frente a la isla de Sacrificios. Por medio de un intérprete, Deffaudis se puso al habla con el comandante militar de Veracruz, general Ciriaco Vázquez quien, ante las exigencias de aquel enviado extraordinario, se limitó a prometer que enviaría el documento para que fuese el supremo gobierno el que diera la contestación correspondiente. Francia exigía a México en términos apremiantes y hasta un poco fuera de tono, con la altivez de sentirse nación más fuerte, una crecida suma de dinero como indemnización de las pérdidas sufridas por comerciantes e industriales franceses durante nuestras guerras intestinas. Y como entre las reclamaciones figuraba la ridícula y fabulosa de un pastelero avecindado en Tacubaya, que afirmaba haber perdido en un motín callejero la suma de doscientos mil pesos en pasteles!, de ahí el nombre que dio el pueblo a esa guerra que no pasó de Veracruz

El 26 de octubre fue avistada, desde la plaza donde ya circulaban alarmantes rumores, la escuadra gala al mando del almirante Charles Baudín que estaba compuesta por:

La Nereida, fragata, (la capitana) armada con 28 cañones de a 30, 18 carronadas de a 30 y 4 obuses de a 30. En total, durante las acciones que se libraron hizo 1700 disparos.

La Efigenia, fragata, con 60 cañones, 30 de ellos de a 30; 28 carronadas de a 30 y dos cañones de a 18. Disparé 3300 cañonazos en total.

La Criolla, corbeta con 20 carronadas de a 30 y 2 obuses de a 30. hizo 360 disparos. En esta nave venía como comandante el príncipe de Joinville, hijo mayor del rey Luis Felipe de Francia, que prefirió las arriesgadas aventuras del océano a la vanidad empalagoso de una corte corrompida. En la historia de su país se le conoce con el nombre de "El Príncipe del Mar".

Vulcano bombardera con 2 morteros de hierro de 12 pulgadas, y Cíclope, otra bombardero de la misma fuerza. Disparó 302bombas.

Además, los bergantines Coracero y Alcibiades, con artille-ría menor, que en el furioso ataque a San Juan de Ulúa se limitaron a esperar órdenes de la nave capitana, anclados frente a la Isla Verde.

El 28 de octubre despachó el almirante Baudin al oficial de; la Mr. Le Ray, con pliegos especiales para el supremo gobierno de México, presidido entonces por el general Anastasio Bustamante. Regresé el emisario en la tarde del 4 de noviembre entablándose con tal motivo, y atendiendo a la respuesta dada por el presidente de la República, una serie de conferencias en la vecina ciudad de, Xalapa, donde cambiaron impresiones el propio

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