Análisis sobre la marginalidad en la Sevilla del siglo XVI
josesanmartinEnsayo24 de Agosto de 2016
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Licenciatura en Estudios Internacionales
Edad Moderna
Prof. Daniel Moreno Bazaes
Contrabando y marginalidad en la Sevilla del siglo XVI
La otra cara del Siglo de Oro.
Sevilla, España. Siglo XVI.
Integrantes:
José San Martín
Viernes 10 de junio de 2016
Desde que somos infantes se nos ha contado una historia enfocada a los problemas de las élites, donde el punto principal es cómo los poderosos se pelean por contener y adquirir más poder; “de este modo la historia se convierte en un relato sobre el desarrollo de la virtud, sobre cómo los buenos ganan a los malos. Con frecuencia, esto acaba, convirtiéndose en un relato de cómo los ganadores demuestran que son virtuosos, y buenos por el hecho de ganar” (Wolf, 1982). Existe un lugar en el mundo y este se llama Europa, desde allí es como si hubiese una sola realidad común para todos los sujetos, construida claro; por los poderosos y sus intereses.
Antes de comenzar esta reflexión, aclararemos los puntos metodológicos a los cuales haremos alusión para poder contemplar el trasfondo y la problemática, primeramente el marco metodológico utilizado en esta investigación es la “microfísica del poder” (Foucault, 1977) así obtendremos una mayor entendimiento en las relaciones de poder que se generan en las instancias de encuentro entre la marginalidad y los grupos de poder, además de la contemplación de símbolos, códigos y patrones valóricos que perpetúan una cultura de dominación-obediencia (Elías, 1987) que crean marginación y remiten a hechos del ejercicio excesivo del poder, la demarcación del espacio geográfico-social y como consecuencia de esto la proliferación de marginación entre los individuos, el contrabando será nuestro espacio de investigación, sus dinámicas, su encuentro con el poder y los patrones valóricos y culturales que se contemplan en el mismo, entablamos una relación entre la marginación; la muralla como elemento simbólico y material de limitación.
Este periodo destaca por la aparición de elementos que se han convertido en piedra angular para la sociedad occidental. La modernidad se caracterizó por la separación en castas de sus componentes y más aún por el hecho de concentrar el poder en pocas manos y por el surgimiento de una fuerte presencia de la cultura popular. En esto cabe destacar el comunalismo existente donde surgen tradiciones populares que forman una identidad para distinguir de las "otras sociedades" (sobre todo campesinos). Podrían haber -en cuanto a los temas en que nos centramos- dos divisiones: el campo y la ciudad. (Burke, 2005)
Aquí nos importa indagar en el desarrollo de aquellas culturas que se desarrollan en el antagonismo de aquella hegemonía imperante, aquella alternativa para quienes repudiaban el orden actual de la época, “mendigos y ladrones pueden describirse como pertenecientes más que a una subcultura a una "contracultura", ya que no solo se diferenciaban del mundo que les rodeaba, sino que también lo rechazaban.”(Burke, 2005). Así en su configuración influye, la economía, la geografía, el contexto social referente a los conflictos que se tenían con la autoridad, entre otros.
Para poder adentrarnos con mayor densidad, primero abordaremos el contexto histórico en relación al monopolio mercantilista y los contratos de intercambios de bienes y productos entre España principalmente la casa de contratación de Sevilla y sus colonias, uno de los prismas importantes del ejercicio del poder de la corona española remite en la exclusividad de los negocios con sus colonias en América, por cuanto la corona establecía como ley que el único mercado con el cual estas mismas podían comerciar era el mercado español, estableciendo penas y castigos a los que comerciaran con diferentes países o colectivos, imposición de rutas comerciales exclusivas para la conexión con Sevilla y la creación de un sistema de flotas y galeones para el intercambio de productos entre la metrópoli y las colonias americanas (Carredano, 2006).
Se deja entrever un sistema de comercio intervencionista y proteccionista que encauza en una acumulación de poder económico por parte de la corona Española, así mismo se observa una manipulación del mercado para la generación copiosa de oro, plata y metales preciosos, fue Sevilla una de las ciudades que más presenció tales procesos económicos, por ser el puerto principal en donde las dinámicas de comercio mundial se entablaron, Sevilla comenzó a instaurarse como una alta jerarquía española, pero al mismo tiempo los picaros, vagabundo y ladrones proliferaron en paralelo. (Carredano, 2006). “el flujo de mercancías era impresionante y Sevilla era la capital de la opulencia que representaban los negocios gestionados desde la casa de contratación, pero también lo era la miseria que se expresaba en El Arenal, territorio de basura, inmundicia, pícaros y mancebías. (Mantecón, 2006, p.6)
Con lo anterior expuesto, ahondaremos en el análisis del poder entre la imposición española para la monopolización mercantil y la proliferación de piratas contrabandistas, como bien antes mencionamos, Sevilla se transforma en el centro económico mundial, las proliferación de población pobre y marginal se ve incrementada, mucha de esta población marginal son inmigrantes que se establecieron en Sevilla, en datos demográficos consensuados por los historiadores españoles se ve que en 1565 Sevilla incrementa su población en 109.000 habitantes aproximadamente, un salto demográfico explosivo en comparación a los 54.000 habitantes en el año 1529, un alto porcentaje de dicha población corresponde a grupos marginales que buscan en las ciudades opulentas como Sevilla nuevas oportunidades de vida.
Ante lo mencionado, las instituciones gubernamentales como la Casa de contratación, las leyes de indias y los Tribunales de justicia, no facilitaban un acenso social predilecto para las clases sociales bajas, pues se observa durante la modernidad un proceso de acumulación económica en pocas manos, son los primeros atisbos del capitalismo de forma organizada, es así como solamente los grupos opulentos aumentaban sus fortunas mientras que la población marginal seguía hundiéndose, esto incrementaba un sentimiento colectivo de resentimiento y odio hacia las instituciones de poder, así las formas de significación de los espacios dentro del circulo marginal fue cada vez más no-civilizadas, las relaciones sociales eran fuertemente tensadas por procesos de violencia, pedradas, pendencias en las plazas públicas, apertura del espacio privado hacia el exterior, conflictos familiares y vecinales, eran los procesos comunes en el diario vivir, fomentados por sentimiento de exclusión y antisociales producto de la falta de oportunidades. (Mantecón, 2006)
Los antecedentes sobre casos de hurto, homicidio y lesiones son los que constatan a la sociedad marginal como un grupo de tensiones económicas y sociales, Según la Audiencia de Sevilla en el 1600 de un total de 92 delitos constatados, 37 delitos equivalentes al 38,3% eran por hurto-robo y estafa, el siguiente porcentaje más alto correspondía a delitos por homicidio, lesiones, injurias y amenazas con 22 casos constatados equivalentes a un 25,0%, esto demuestra el carácter violento que se desenvolvía en los círculos marginales en Sevilla los cuales se concentraban dentro de la misma ciudad, generando una dualidad que por un lado muestra una ciudad amurallada símbolo de resguardo y seguridad y por otro lado los delitos ocurridos son en su mayoría de carácter violento y dentro de la misma ciudad amurallada. (Ramos, 1998)
A partir de lo anterior, nuestro sujeto de estudio se formara en el pícaro marginal, que se encuentra constantemente en tensión con la sociedad civilizada y los delitos tanto de hurto, desorden público y demás, la mayoría de las veces estos sujetos marginales funcionaban como puente con los piratas y la población que circulaba por estos encuentros de contrabando, caracterizados por ser hábiles en el exordio y estafadores, muchos de ellos eran testaferros que facilitaban el contrabando en la ciudad. (Carredano, 2006), los picaros y marginales eran sujetos “creados” a través de la significación que se les imponía por parte de los grupos de poder, Foucault nos decía en su libro vigilar y castigar, que son las sociedad las que insertan a los sujetos en redes de prisiones, son coartados a través de imposición de culturas y conductas, con el tiempo estos sujetos integran identidades y así se coartan ellos mismo por el miedo constante al castigo. Ahora bien si podemos constatar dicho análisis como un sistema de auto-coacción, no podemos entablarlo directamente en el análisis de la marginación en Sevilla, puesto que si bien se instauran procesos de castigo, en la Casa de Contratación, o en las Reales Audiencias, no son del todo eficientes, son los picaros los que constatan tal ineficiencia y la proliferación de contrabando y las constantes situaciones ilegales en el puerto de Sevilla lo reafirman. (Mantecón, 2006)
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