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CONCEPTUALIZACIÓN PARA LA COLUMNA CONMEMORATIVA DE LA INDEPENDENCIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Emiliano MejiaDocumentos de Investigación25 de Noviembre de 2020

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CONCEPTUALIZACIÓN PARA LA COLUMNA CONMEMORATIVA DE LA INDEPENDENCIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

El logro de la independencia de México, materializado el 27 de septiembre de 1821, despertó muy pronto en la sociedad mexicana un deseo de honrar a aquellos que habían dejado su vida o la habían arriesgado por tal fin. La nación mexicana necesitaba sentirse como tal; por lo que se llevó a cabo mediante la construcción de obeliscos, columnas conmemorativas y monumentos. El fin de esta era que expres

Como antecedentes de monumentos realizados, con este objetivo son:

  1. El primer monumento levantado en la recién creada nación mexicana por el arquitecto, pintor y grabador Francisco Eduardo Tresguerras, en la ciudad de Celayaen (1822)
  2. Monumento conmemorativo de Guanajuato (1824)
  3. Proyecto de Columna de independencia (1843) (Construcción 1910)

La influencia de las naciones unidas más cultas, sobre todo en francia e Inglaterra se dejó sentir por doquier, en los proyectos presentados durante las décadas de los cuarenta a los sesenta del siglo XIX a diversos concursosara los acontecimientos ocurridos, manteniendo una uniformidad en su diseño.

, influyeron en el diseño artístico como iconográfico del monumento levantado por Rivas Mercado en 1910, el llamado "Ángel de la Independencia"; La cual responde a un estilo de la obra, por su naturaleza y por su destino, que tenía que ser una arquitectura que representa la grandeza, a a la vez sencilla y sincera, y que no perteneciera a determinada época. La columna no es griega ni romana, y si podría recordar los tiempos de la arquitectura. Siendo moderna, con algo morisco, gótico.

CONCURSO (1843) 

        

La comisión decidió dar el primer lugar al proyecto señalado como:

         A arquitecto francés Enrique Griffon.

B arquitecto español Lorenzo de la Hidalga

C agrimensor mexicano Alejandro Casarín.

(Debido a inconvenientes económicos del proyecto del arquitecto francés Griffón,se decide construir el proyecto del Arq. Lorenzo Hidalga; el cual se construirá con materiales extraídos del derrumbe del mercado EL PARIAN: ubicado la Plaza Mayor a principios del siglo XVII). La columna nunca fue construida; lo único que se hizo colocar un cubo de mármol con dos medallas y un zócalo circular.  

La proyección iba de la mano con el diseño y la integración de reformar dos fuentes, las cuales representaban la abundancia y la prosperidad, con un desarrollo simétrico y perfectamente marcado hacia la catedral. En el primer cuerpo tendría una forma octagonal, con sillares almohadillados, y con un friso adornado con guirnaldas de laureles en el que se dispondrían los nombres de los héroes de la independencia. Sobre esta primera planta se elevaría un basamento cuadrado con cuatro pedestales en las esquinas, a manera de contrafuertes, en los que se asentaron cuatro estatuas representando las alegorías de la justicia, la ley, la fuerza y la vigilancia, pues estas simbolizaban el sostén moral de la independencia. En los cuatro frentes del pedestal se colocarían inscripciones; Sobre el basamento se dispondría el pedestal propio de la columna, adornado en sus cuatro frentes con bajorrelieves de bronce en los que se representan cuatro escenas principales en la consecución de la independencia: el "Grito de Iguala", el "Grito de Dolores", la entrada del ejército triunfante en la ciudad de México y la batalla de Tampico

Dentro del estudio de la columna, se tomaron como base ciertos tipos de análogos que ejemplifican lo que se quería lograr, es decir, recaudaron elementos que tuvieran un significado “especial” para en base a ellos comenzar con el diseño de esta.

ANÁLOGOS (Proyectos del concurso):

Como base de esta columna se encontraban los diseños escultóricos y arquitectónicos de los proyectos que notablemente estaban influenciados por las columnas conmemorativas levantadas en Europa. Como la de Julio en la plaza de la Bastilla en París, la del duque de Yerla, el pilar de Lisboa, la columna de la Place Vendórne en París, la del duque de York, y las de San Carlos Borromeo en Viena, que tenían las cuatro águilas imperiales. Orro ejemplo a tener en cuenta era la columna Anroniana









Partimos de la premisa fundamental según la cual toda comprensión política verdadera es necesariamente una comprensión histórica y dialéctica (no dogmática), es decir, que no se agota en el análisis de coyunturas, en el cálculo de tendencias estadísticas o en el debate sobre cuestiones de índole administrativa, sino que se inscribe en un plano de alta implicación, que

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1En este seminario expondré ante ustedes los avances de una investigación en proceso sobre el lenguaje de la memoria en el México del siglo XIX. A pesar de que trabajo el siglo XIX, hay una problemática que me une a este seminario: la que se ocupa de la transformación del imaginario y la elaboración de las nuevas memorias, fenómeno que está presente en prácticamente todas las épocas históricas y el siglo XIX no es la excepción.

2La historiografía sobre México ha privilegiado el estudio de ciertas épocas y ha sumido casi en el olvido a otras más, dependiendo precisamente de los intereses y preocupaciones de cada momento. El XIX se ha ganado a pulso la etiqueta de ser un siglo convulso en el que desfiló un elevado número de gobernantes, representantes de facciones políticas opuestas y defensores de sus intereses. Sólo para dar una idea, hay que mencionar que durante la primera mitad del siglo, entre 1821 y 1854, hubo 45 periodos presidenciales, cerca de 100 pronunciamientos y tres constituciones. Asimismo, a lo largo de su primer siglo de vida independiente, México fue víctima de tres invasiones extranjeras por parte de españoles, norteamericanos y franceses, vivió bajo dos imperios, dos dictaduras, gobiernos centralistas y federalistas, de conservadores y liberales. Todos estos hechos, netamente políticos, se unieron a una crisis económica prolongada, a una modificación en las relaciones entre la Iglesia y el Estado y, en términos sociales, a una serie de reacomodos y redefinición de las clases. Sin embargo, bajo este aparente caos, subyacen algunos elementos permanentes que, analizados en la larga duración, nos hablan de un país que precisamente buscaba la manera de construirse y consolidarse.

3 Los trescientos años que duró la dominación colonial por parte de España, vínculo roto a través de la consumación de independencia en 1821, no podían borrarse de un plumazo, las costumbres no podían modificarse mediante un decreto, las relaciones sociales no podían estructurarse en una clasificación rígida, la secularización no se podía conseguir en forma irreductible y la cultura no podía librarse de una búsqueda constante.

4La interpretación histórica del siglo XIX se ha visto condicionada, en buena medida, por las fuentes documentales de las que se ha echado mano. En una enumeración no necesariamente exhaustiva, podríamos decir que se han aprovechado las leyes, decretos, debates en los congresos, planes políticos, manifiestos, periódicos, folletos, libros de cuentas, registros de impuestos, contratos notariales, archivos de empresas, registros parroquiales, actas notariales, censos y padrones, catecismos, sermones, relaciones de conflictos, producción escrita, imágenes, manifestaciones materiales de la cultura y un largo etcétera. Durante un largo tiempo, estas fuentes se han utilizado para estudiar hechos en forma parcial atendiendo a lo político, lo económico, lo social, lo religioso, lo estético. Ha sido hasta fechas recientes que los estudiosos del siglo XIX han procurado dar explicaciones en términos más globales y menos reductivos, y también están buscando nuevas formas de análisis. Afortunadamente cada vez crece más el número de investigadores sobre este siglo y se le está quitando el carácter de olvidado.

5Dentro de este contexto, en los últimos años me he dedicado a analizar la conformación de la memoria histórica a lo largo del siglo XIX y la manera en la que ésta se materializa en la ciudad de México a través del sentido simbólico de las transformaciones urbanas y las conmemoraciones cívicas. En este sentido, la ciudad se entiende como el depósito de las representaciones culturales que reproducen la identidad nacional.

6Cabría preguntarse ¿por qué estudiar la memoria si no existe una memoria única?. Cada cual tiene una percepción del pasado, la memoria es selectiva e incluye el olvido. Pero el Estado se ha dado a la tarea de homogeneizar la memoria, de seleccionar los hechos sobre los que quiere que se base su presente, sobre los que se fundamente su razón de ser, excluyendo todos aquellos que cuestionan su legitimidad e intereses. Es por ello que busca homogeneizar la memoria para oficializarla, con todas las implicaciones de exclusión de todos aquellos elementos culturales que contribuyan a la diferenciación. Sin embargo, se incorporan los rasgos que buscan construir la identidad nacional.

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