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Cambios De Color


Enviado por   •  25 de Agosto de 2014  •  1.781 Palabras (8 Páginas)  •  226 Visitas

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Democracia y equidad de género proyectos de ciencias sobre medio ambiente

http://www.latarea.com.mx/articu/articu8/palomar8.htm

Cristina Palomar*

* Psicoanalista, directora del Centro de Estudios de Género (CEG) de la Universidad de Guadalajara.

A lo largo de los últimos veinte años, investigadores y pensadores de diversas disciplinas han venido utilizando la categoría género de diferentes maneras. Semánticamente, este concepto conlleva en castellano una serie de complicaciones, ya que si en inglés "gender" tiene una acepción que apunta directamente a los sexos, en español se refiere tanto a clase, especie o tipo a la que pertenecen las cosas, a un grupo taxonómico, a los artículos o mercancías que son objeto de comercio, y a la tela. Por lo tanto, en castellano la connotación de género como cuestión relativa a la construcción de lo masculino y lo femenino sólo se comprende a partir del género gramatical, pero ciertamente hay que decir que sólo quienes tienen antecedentes del debate teórico al respecto lo comprenden cómo relación entre los sexos, o como simbolización o construcción cultural.(1)

Esta dificultad semántica, y otra serie de cuestiones, dificultan una unificación total en el uso de esta categoría, pero sin embargo, pueden distinguirse dos usos básicos de la misma: El que habla de género refiriéndose a las mujeres y el que se refiere a la construcción cultural de la diferencia sexual, aludiendo a las relaciones sociales entre los sexos.(2)

La ventaja que conlleva el uso de este concepto de género es mostrar que no hay mundo de las mujeres aparte del mundo de los hombres, que la información sobre las mujeres es información sobre los hombres,(3) es decir, el uso de género implica el retraso de la idea de las esferas separadas.

Lo que define al género es la acción simbólica colectiva. Mediante la constitución del orden simbólico en una sociedad, se fabrican las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres. La cultura marca la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano. La lógica de género es una lógica de poder, de dominación, que es la forma paradigmática de violencia simbólica (Pierre Bourdieu), es decir, la violencia que se ejerce sobre un agente social con su complicidad o consentimiento.

La ley social refleja la lógica de género y construye los valores e ideas a partir de esa oposición binaria que tipifica arbitrariamente, excluyendo o incluyendo en su lógica simbólica ciertas conductas o sentimientos. Por lo tanto es necesario desentrañar lo que en el ámbito de lo social y de lo político implica esta lógica simbólica, y esto nos lleva a participar en la discusión sobre democracia y ciudadanía desde una perspectiva de equidad de género.

La discusión en torno a la democracia es algo que interesa particularmente al Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara constituido recientemente, y que ha planteado la necesidad de participar en la construcción de una cultura más democrática, equitativa y tolerante por la vía del trabajo académico, generando un análisis del "sistema de género"; esto es, el conjunto de los roles sociales sexuados y el sistema de pensamiento o de representación que define culturalmente lo masculino y lo femenino y que dan forma a identidades sexuales. El punto nodal del análisis está en la deconstrucción del sólido discurso social que opera sobre un supuesto de "naturalidad" de que un hecho biológico sea traducido como inequidad social entre los individuos de diferente sexo, y que genera condiciones de participación social desiguales.

Consideramos que hablar con una perspectiva de género es plantear a la democracia su desafío más importante y su crítica más amplia, ya que es desde el uso de los términos "individuo" y "ciudadano" con una connotación exclusivamente masculina, que debe lanzarse el cuestionamiento. Partimos de la constatación de que el sujeto social, sobre el que se han elaborado las conceptualizaciones sobre la democracia como sistema que afirma la libertad y la igualdad para todos, ha sido un sujeto recortado por cinco variables fundamentales: se trata de un individuo adulto, de raza blanca, de condición burguesa, heterosexual y del sexo masculino.

Estas características implícitas en la concepción del sujeto social son las que han llevado a diversos desarrollos teóricos sobre la manera en que en un contexto democrático deben ser entendidas las "minorías", que muchas veces son tomadas como tales no por su proporción numérica, sino por su alejamiento del mencionado estereotipo del sujeto social.

Nuestro interés se centra en la última de las características mencionadas, a saber, el hecho de que por la no pertenencia al sexo masculino, la mitad de la población esté excluida de la plena participación social y política; es obvio que un modelo liberal de la democracia se apoya en un número de exclusiones significativas. Y el eje clave para la exclusión, es el género. Por lo tanto, es necesario contar con una interpretación que permita entender cómo es construido el sujeto a través de discursos distintos y diversas posiciones de sujeto, por oposición a la interpretación que reduce la identidad a una posición singular, ya sea de clase, raza o sexo.

Puede decirse que la concepción moderna de ciudadanía integra una visión que vuelve políticamente relevante la diferencia sexual y no ve la necesidad de construir una concepción verdaderamente diferente de qué es ser un ciudadano y de cómo actuar como miembro de una comunidad política y democrática al margen de la identidad de género. Tal concepción permitiría la creación de un modelo de ciudadanía en el que la diferencia sexual se convierta en algo efectivamente no pertinente y que requiere de una concepción del agente

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