Ciencia Geológica Y Discurso Hegemónico En México

Ciencia geológica y discurso hegemónico en México

(siglo XIX)

Laura Valdivia Moreno

Introducción

Como afirma Luz Fernanda Azuela Bernal, el aspecto político es uno de los vectores que intervienen en la conformación y delimitación de las disciplinas. No se puede hablar tan sólo de las teorías o los descubrimientos en su conformación institucional y epistemológica, más bien son los “factores materiales, sociales y culturales los que sustentan las transferencias de conocimiento de una especialidad a otra, o dentro de su misma dinámica interna”.

De modo que para ubicar otros elementos de análisis se tienen que observar dichos factores materiales, sociales y culturales. En este sentido se puede seguir la definición de Hague, quien afirmó que la política es “la actividad a través de la cual los grupos humanos toman decisiones colectivas”. Si se toma bajo la perspectiva del Estado, esta categoría es útil en la presente investigación porque permite observar un panorama amplio donde es posible situar los aspectos culturales y observar su relación con las decisiones tomadas por el gobierno mexicano, particularmente en la construcción de un lenguaje común o hegemónico.

Luz Fernanda Azuela es enfática cuando menciona la importancia del vector político en la conformación de especialidades y disciplinas, en su caso referidas a la creación del Observatorio Astronómico en 1876:

…la acción política no queda “afuera” de los datos que se registran, ni del desenvolvimiento de los proyectos de investigación del Observatorio. La acción política está tan “adentro”, que los conforma a través de las metas que demanda; de los instrumentos y el local que proporciona, e incluso mediante la designación de la posición geográfica en donde se ubica este último. Y desde luego, la acción política tampoco queda “afuera” del proceso de demarcación de una nueva disciplina dentro del horizonte cultural, ni de su legitimación social.

Como puede observarse en la cita anterior, es importante reflexionar sobre la acción política como uno de los factores que influyen en el desarrollo de la ciencia y en la creación de espacios de sociabilidad del conocimiento. Particularmente, este apartado de la investigación se centra en los aspectos de hegemonía o de creación de un lenguaje “común” para el pueblo mexicano, basado en el desarrollo de la ciencia útil y “positiva”.

En México, durante la segunda mitad del siglo XIX es posible observar la estrategia que los hombres de ciencia utilizaron para insertarse en el discurso hegemónico, así como el interés del Estado por impulsar el desarrollo y la institucionalización de las ciencias, en una estrecha relación donde científicos y gobierno hicieron mancuerna para trabajar en el progreso de la ciencia y del país; los primeros se sirvieron del Estado para que apoyara sus proyectos, y los segundos utilizaron el desarrollo científico para su sostenimiento y legitimidad. Se propició el intercambio de aportaciones, una interacción en la cual los hombres de ciencia también incursionaron en el gobierno en turno, realizando actividades diversas, ya fuera como grupo intelectual de apoyo, como observadores, divulgadores, promotores o legisladores.

Actividad científica y discurso hegemónico en México

Cuando México obtuvo su independencia de la corona española en 1821, había una tarea urgente en la que se enfocaron los políticos e intelectuales conservadores y liberales: la creación de una identidad nacional. Para ello, tuvieron que echar mano de herramientas que les ayudaran a definir qué cosa era México, qué territorio lo integraba, quién podía llamarse mexicano, qué características en común había, cuál era su cultura, sus raíces… es decir, había que construir México en el imaginario nacional e internacional. Y cuando se habla de lenguaje en común y de convención, se habla de hegemonía.

Entre los elementos fundamentales para esta construcción se encuentra el territorio. Por esto, se procuró su conocimiento mediante exploraciones con diferentes fines, para lograr soberanía sobre él y, por ende, el reconocimiento internacional. Los gobiernos comenzaron con la conformación de comisiones que exploraran el país. Si bien es cierto que el conocimiento de lo que ahora podía llamarse México había comenzado desde inicios de la conquista, y que Humboldt en su viaje de 1803 había organizado y sistematizado la información disponible de las mismas instituciones novohispanas en su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, la amplitud del territorio hacía que estos esfuerzos fueran apenas el punto de comienzo.

Empero, es preciso mencionar que la de Humboldt fue una obra importante para la construcción del discurso hegemónico sobre la riqueza de la Nueva España. A partir de la sistematización que realizó del territorio y de la difusión que recibió tanto en dicho virreinato como en el extranjero, se pudo comenzar a configurar la idea global de lo que éste contenía en cuanto a riquezas naturales, extensión geográfica, pero también en lo tocante a población, organización política, etcétera. De esta manera la obra aportó a la construcción de una imagen de lo que representaba México, hacia adentro y hacia afuera del país.

En este contexto, cabe destacar que los resultados de las exploraciones científicas pueden verse como instrumentos que utilizó el gobierno para sus fines, y que eran utilizados en el lenguaje hegemónico que ofrecía al mundo civilizado el territorio de México como un lugar de inversión. A su vez, se deseaba que la población, mediante la legislación y un proyecto educativo, incorporara este elemento a la identidad nacional.

Uno de los extranjeros que llegó a México, atraído por las riquezas que Humboldt mencionaba, fue el alemán Joseph Burkart, quien se desempeñó como director de minas en Michoacán, además de ser miembro activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de obtener reconocimiento nacional e internacional por sus trabajos. Publicó los resultados de sus exploraciones en Londres bajo el título de: Report, Containing the Result of the Preliminary Examination of the Minas in the Possetion of the Real de Tlalpujahua Mining Association, and Sketh of the Mining Operations of the Company, During the First four months, from de Commence mient of their Procedings up November 2, 1825.

Además de promover el territorio mexicano como un lugar de inversión, el Estado también tenía interés en el desarrollo científico, puesto que lo consideraba un camino para alcanzar el progreso económico

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