Colosio (Investigación)
Cris_Ivan0423 de Febrero de 2015
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Colosio: una investigación sin condescendencias
Seguramente nunca antes en la historia de México se ha realizado una investigación judicial tan pormenorizada como la que cumplió la Subprocuraduría Especial de la PGR para el Caso Colosio. Encabezada desde agosto de 1996 por Luis Raúl González Pérez, esa fiscalía efectuó una averiguación que aparece en 174 tomos, compuestos por 68 mil 293 fojas además de 293 anexos.
En seis años y medio después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, la investigación requirió la comparecencia de mil 460 personas y la ampliación de declaraciones ministeriales de otras 533. Se solicitaron 551 informes a diversas autoridades, la Policía Judicial Federal emprendió 982 investigaciones y se hicieron 326 dictámenes periciales.
Las circunstancias del crimen
La síntesis de ese trabajo monumental, que resulta difícil describir en un comentario periodístico, fue presentada antier por el subprocurador González Pérez. El Informe de la Investigación está contenido en cuatro volúmenes.
El primero, titulado El crimen y sus circunstancias, analiza el momento y el sitio del asesinato del 23 de marzo de 1994, la atención médica que recibió Colosio, la necropsia y las diversas grabaciones sobre el mitin en Lomas Taurinas.
Detalles circunstanciales pero que han llegado a ser considerados como evidencias de complot, como el volumen de la música que se escuchaba cuando se efectuaron los disparos, los pasajeros que viajaron con Mario Aburto cuando fue trasladado de Tijuana a la ciudad de México y las versiones de numerosas personas que dijeron haber tenido información previa del atentado, son examinadas con de manera muy prolija.
Allí se cuestionan las conclusiones de otras fases de la investigación, especialmente cuando estuvo a cargo de Pablo Chapa Bezanilla, sobre la existencia de cómplices del asesino material o la existencia de un segundo tirador, además de Aburto.
Ese capítulo del Informe concluye: “La trayectoria del licenciado Pablo Chapa en la Subprocuraduría Especial estuvo marcada por la imposibilidad de probar en juicio sus afirmaciones por lo endeble de su sustento y la superficialidad de rigor técnico de su investigación, auspiciando un mayor desconcierto y escepticismo en la sociedad sobre la labor de la entonces Subprocuraduría”. También se advierten numerosas insuficiencias e impericias en las fases iniciales, aunque se concluye que esos errores no cambiaron el curso de la indagación. El primer volumen del Informe contiene 628 páginas.
Sondeo en la vida de Mario Aburto
El segundo tomo, El autor material, ofrece una descripción hasta ahora inédita no sólo del perfil psicológico de Mario Aburto sino también de su biografía. Historia familiar, sitios en los que radicó, sus amigos y novias, sus aspiraciones señaladas por una gran ambición personal, sus tendencias políticas, son descritas a partir de trabajo de campo, examen de cartas, testimonios del propio Aburto, numerosas entrevistas y observación de su comportamiento en la cárcel, entre otros recursos.
Ese tomo comienza con la constatación, con técnicas criminalísticas y antropológicas, de que el Aburto recluido en Almoloya es el mismo que disparó en Lomas Taurinas. También se incluyen allí los dictámenes periciales que descartan la existencia de un segundo tirador. Ese segundo volumen tiene 571 páginas y se complementa con cuatro discos compactos con fotografías y numerosos documentos acerca de la “vida longitudinal de Mario Aburto Martínez”.
Ni cómplices, ni encubridores
La tercera parte del Informe se titula Posibles cómplices y encubridores. Allí se examina la circunstancia de una docena de personas a quienes se les ha atribuido alguna injerencia en el crimen, como el agente del CISEN José Antonio Sánchez Ortega que aparentemente se agacha cuando ocurre el primer disparo contra Colosio. También se refieren las indagaciones sobre Ernesto González Messina, un exaltado personaje que consideró que Aburto era un héroe. En ninguno de esos casos hay evidencias que permitan suponer alguna complicidad con el autor del crimen.
En ese apartado se incluyen los resultados de las investigaciones sobre la posible participación de Tranquilino Sánchez, Vicente y Rodolfo Mayoral, Othón Cortés y Rodolfo Rivapalacio, que estuvieron injustamente encarcelados. “Aun cuando fueron legalmente absueltos y liberados de responsabilidad en el atentado, las investigaciones realizadas en otras líneas han permitido, ante la falta de evidencias, corroborar su inocencia”, indica el Informe.
El volumen III, que tiene 350 páginas, se ocupa también de los cuerpos de seguridad que tenían a su cargo la protección del mitin en Lomas Taurinas y de los antecedentes de la pistola calibre .38 que Aburto empleó para asesinar a Colosio.
Entre la política y el narcotráfico
El volumen cuatro describe en 488 páginas las investigaciones sobre Entorno político y narcotráfico, además de contener la lista completa de las personas que rindieron declaración sobre el homicidio de Colosio y una explicación del presupuesto que se gastó en la investigación.
En tanto en los tres primeros tomos se presenta un informe de contundentes hechos y datos obtenidos especialmente a través de procedimientos criminalísticos, el cuarto está dedicado, sobre todo en la sección “entorno político”, a presentar los dichos de centenares de personas que fueron interrogadas o cuyos textos son citados sobre ese tema.
Igual que en los otros aspectos de la investigación, en este capítulo no se encuentran evidencias que pudieran indicar que Mario Aburto actuó en complicidad con alguien más.
Tampoco, en el segmento específicamente político, la investigación encontró certeza alguna de que alguien hubiera querido asesinar a Colosio por motivos políticos o relacionados con el narcotráfico.
Decirlo así, puede resultar demasiado simplista para quienes durante varios años han estado persuadidos de que la muerte de Luis Donaldo Colosio fue resultado de una venganza política. Pero la subprocuraduría especial no llega a esas conclusiones de manera apresurada, sino después de un exhaustivo trabajo de indagación durante varios años.
Por una parte, en la revisión de hechos específicamente criminalísticos, así como en la biografía de Aburto, no se descubren evidencias sobre una participación concertada. Luego, en el cotejo de opiniones acerca del contexto político, se documenta la abundante proliferación de especulaciones que surgieron desde el momento mismo del crimen y que se acentuaron al año siguiente, en parte por el sesgo que le dio a la investigación el anterior fiscal, empeñado en demostrar un complot político.
“Lo que se tenía que preguntar”
El capítulo sobre el Entorno Político no tiene el rigor de la indagación criminalística que se apoya en hechos verificables porque depende, en parte, de declaraciones que contienen juicios de valor subjetivos. Sin embargo de trata de un análisis a partir de las declaraciones ministeriales de 172 personas, desde el actual Presidente de la República y su antecesor hasta numerosos secretarios de Estado, legisladores, gobernadores, políticos de la oposición, amigos de Colosio y su familia, periodistas, empresarios, personal de apoyo, entre otros.
En la presentación de ese capítulo se asegura que en esos interrogatorios: “Nunca se obviaron las preguntas difíciles y necesarias. Se preguntó lo que se tenía que preguntar, con conciencia plena de la enorme responsabilidad encomendada. Dichas declaraciones quedarán como el reflejo fiel de una investigación transparente y para nadie condescendiente”.
Será más comentado que leído
De los cuatro tomos de la investigación, este será el que ahora se lea con mayor avidez no por lo que revele sobre la muerte de Colosio (pues ya se ha anticipado que hasta ahora no existen indicios de que nadie además de Aburto haya tenido responsabilidad en el crimen) sino por las versiones que ofrece acerca de las circunstancias políticas del país antes y después de aquella tarde terrible del 23 de marzo de 1974.
El resto del Informe quedará como registro del trabajo descomunal que cumplieron el subprocurador González Pérez y un amplio equipo de especialistas encabezados por el doctor Arturo Villarreal, coordinador general de investigación.
Seguramente el Informe será más comentado que leído, aunque ya está disponible en la página de la PGR en Internet. Ayer mismo, en varios comentarios de prensa se manifestaban las suspicacias y discrepancias de quienes no están dispuestos a admitir una explicación del asesinato de Colosio que no contemple la posibilidad de una conspiración.
Textualmente, se dice: “De las investigaciones hasta ahora realizadas, no sólo en esta línea de investigación, sino fundamentalmente con la vinculada con el entorno del autor material, no han resultado elementos para presumir un vínculo entre éste y otros posibles autores o partícipes, lo que no significa que no existan o no pudieran existir, conclusión que se asume con la convicción de que se hizo lo necesario para arribar a la verdad y ofrecer al pueblo e México las respuestas que se desprenden de las evidencias, pues la legítima demanda social es que se respete el Estado de derecho, y a ello hemos respondido”.
Se trata de conclusiones impopulares porque en esta última fase, desde agosto de 1996, la Subprocuraduría no trabajó para satisfacer las creencias de quienes están convencidos de que
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