Comentario de texto Felipe II

Carta Felipe II al embajador en Roma, Luis de Requesens y Zúñiga, 12 de agosto de 1566.

Estamos ante una epístola de carácter religioso en la que Felipe II, dirigiéndose a su embajador en Roma, Don Luis de Requesens el 12 de agosto de 1566, manifiesta su firme voluntad de luchar contra la herejía representada en las religiones protestantes. En el momento en que fue escrita esta misiva al Papa, se estaba desarrollando con gran virulencia, un proceso revolucionario en los Países Bajos, que se encontraban bajo el dominio de la dinastía de los Habsburgo españoles, representada en la figura de Felipe II. La correspondencia entre Felipe II y el papado muestran la gravedad de los hechos acontecidos en los Países Bajos. En el año 1566 Felipe II escribía al Papa Pío V pidiéndole recursos para poder hacer frente a la amenaza hereje de las provincias del norte de los Países Bajos. Este conflicto había tomado un cariz peligroso contra la Monarquía hispánica.

Contexto Histórico.

El texto se enmarca en los años de las Guerras de Religión. En los primeros siglos de la Edad Moderna en Europa coinciden con la Reforma protestante y la Contrarreforma católica, que originaron un terrible periodo de guerras de religión.

En el texto se nombra a un personaje principal de este contexto: Felipe II.

El padre de Felipe II era Carlos V, nacido en el condado de Flandes, era considerado por los súbditos como monarca de su tierra. Ya durante el reinado del emperador Carlos V, el calvinismo había hecho acto de presencia en los Países Bajos y había sido reprimido por éste, intentando incluso implantar un tribunal de la Inquisición para luchar contra la herejía. Tras abdicar se le cede el puesto a Felipe II que había sido criado en España y por lo tanto, lo veían como un monarca extraño y extranjero. La política de Carlos V fue continuada por su hijo, que en1565 estableció los decretos tridentinos, causa de un gran malestar, ya que impedían la libertad de culto a la que aspiraban los nobles y los calvinistas.

El 5 de abril de 1566, la pequeña nobleza presenta a Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos y hermana de Felipe II, el Compromiso de Breda, una reclamación formal en la que solicita la abolición de la Inquisición y el respeto a la libertad religiosa. Y sería en este momento cuando Felipe II, escribe a su embajador en Roma con esta carta donde reivindica que sigue fiel a sus ideales, que son los mismos que los de su padre, de acabar con la herejía e implantar el cristianismo en sus territorios. Posteriormente, tres días después de escribir dicha carta, el 15 de agosto, se da un incidente que deriva en disturbios provocados por los calvinistas, en los que asaltan las iglesias para destruir imágenes de santos que ellos consideran heréticas.

Ante la clara rebeldía de parte de la población y la nobleza, Felipe II decide enviar un ejército para reprimir a los rebeldes, como primera medida de un plan de pacificación, que prevé el viaje de Felipe II a los Países Bajos y comenzaría, años más adelante, la denominada Guerra de los Ochenta Años. La tres grandes monarquías de la Europa Occidental, se vieron enfrentadas en la segunda mitad del siglo XVI al desafío de la división y el conflicto religioso.

En un primer momento vemos en el texto como Felipe II no acepta herejes en sus dominios y llega incluso a decir que prefiere perder el territorio –Flandes- antes que tener herejes en él. Dice en un primer momento que no va a recurrir a la armas pero si es necesario las va utilizar, incluso si tiene que ir el mismo a enfrentarse

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