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Como surgió la Dictadura y el Autoritismo en Alemania

Ensayo29 de Julio de 2014

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Objetivo General:

Como surgió la Dictadura y el Autoritismo en Alemania

Objetivos Específicos:

Identificar el Autoritismo como un problema social

Especificar el termino Alemania Nazi

Explicar las diferentes entidades del Autoritismo

Justificación

Este tema es muy importante porque hubo mucha opresión social y fue muy carente de libertad hacia los diferentes grupos sociales en Alemania nazi

Este tema abarca mucho sobre lo que fue Alemania nazi bajo el mando de Hitler que fue uno de los más grandes dictadores que hubo y cobro muchas vidas por lo que él quería regir, por lo cual hubo guerra de por medio en la cuales se perdieron muchas vidas, cuya intención era someter a lo que él deseaba sin tomar en cuenta la opinión de la sociedad, a ellos nunca les importo el sufrimiento del pueblo judío y sus derechos humanos fueron violados

Uno de los objetivos que tenía era que todos fueran de una misma etnia (altos, machos y ojos claros)

Introducción

Podemos decir que Alemania Nazi se refiere a un movimiento político Alemán que se constituyó en 1920 con la creación del partido nacionalsocialista alemán del trabajo (nacionalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei, NCDAP), llamado habitualmente partido nazi su apogeo culmino con la proclamación de lll Reich, el régimen totalitario alemán prescindido entre 1933y 1945 por Adolf Hitler responsable del inicio de la segunda guerra mundial y causante del olocaausto

Y Autoritismo se refiere a organizaciones con mecanismo que se encuetran en contradicción con la libertad.

Alemania nazi se vio afectado por el autoritismo a que el autoritismo afecta mucho en ese tiempo donde su mayor concentración se de por los judíos de este tiempo que están siendo de sus derechos como persona los nazis pretenden conservar y gestionar el poder político mediante mecanismo de principios de liderazgo dictadores que perjudican el gobierno. El nazismo básicamente, fue una aberración crisis la crisis de crecimiento de la social democrática europea. Fue definido como un fenómeno político que dio lugar a la formación de estados de excepción a partir de una profunda crisis política que rompió el vínculo entre representantes y representados.

Esta ideóloga destaca los orígenes revolucionarios y socialistas “nacionalistas” del fascismo, presentes a claramente como mezcla ideología en la primera década del siglo.

La tendencia nazista creció lentamente en la década de 1920 remplazando gradualmente al estado parlamentario por un régimen autoritario.

Marco Teórico

En Alemania e Italia, el surgimiento de regimenes políticos autoritarios fue el resultado de una crisis general que, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, se manifestó en todos los planos de la vida social.

Estas sociedades sufrieron una crisis política cuando las poco consolidades instituciones de la democracia liberal aparecieron como incapaces para resolver los problemas que se estaban planteando.

En el plano social, tanto el Alemania como en Italia, la organización política de los obreros se consolido en los años de posguerra. Creció notablemente el número de los afiliados a los partidos obreros socialistas y católicos. Los partidos socialdemócratas (que representaban a los obreros que habían renunciado a la lucha armada y aceptado la lucha parlamentaria) conformaron parte de los gobiernos e impulsaron reformas que mejoraban las condiciones salariales y de trabajo de los obreros, y otras reformas que buscaban planificar la producción en algún grado con el objetivo de asegurar el empleo. Sólo la dictadura alemana establecida a raíz de la llegada de los nazis al poder el 30 de enero de 1933 fue una dictadura radicalmente totalitaria. Algunas de las dictaduras europeas (Hungría, Rumanía, Bulgaria) -y el régimen fascista italiano- se integraron en el nuevo orden que Hitler intentó crear a partir de 1939. Otras (Austria, Grecia, Polonia) sucumbieron ante él; una, Portugal, quedó al margen.

Con todo, las diferencias entre el nacional-socialismo alemán y el mismo fascismo italiano -arquetipo, como es lógico, del fascismo- eran considerables. Hitler tenía algún punto en común con Mussolini al que, al menos hasta los años de la II Guerra Mundial, admiró sinceramente. Ambos eran de origen modesto y oscuro. De Mussolini ya se dijo algo anteriormente. Hitler, austríaco de nacimiento, hijo de un funcionario de aduanas y de una criada, mal estudiante (quiso, sin éxito, estudiar Bellas Artes), vivió hasta 1914, en Viena y Munich, una vida anodina y mediocre, con graves dificultades. Mussolini y Hitler lucharon como voluntarios en la I Guerra Mundial. Hitler se incorporó al ejército bávaro (no al austríaco) y ganó dos Cruces de Hierro al valor. Pero sus personalidades no eran idénticas. Hitler era ante todo un desequilibrado, un iluminado de psicología seudodelirante y oratoria ciertamente electrizante, y también hombre de aguda inteligencia política y gran capacidad para la maniobra y la intriga.

Sobre todo, la mezcla atropellada de nacionalismo fanático, fantasías racistas pangermánicas, antisemitismo patológico, voluntad de dominio mundial y simplificaciones geopolíticas que definían al nacional-socialismo y que Hitler resumió en su libro Mein Kampf (Mi lucha), que escribió en la cárcel y publicó con gran éxito en 1925, era por completo ajena al mundo intelectual en que se movía el fascismo italiano. Mussolini sólo aprobó leyes antisemitas en 1938, cuando Italia era un Estado satélite de Alemania. Hasta esa fecha, la comunidad judía italiana convivió cómodamente bajo el fascismo. Una intelectual veneciana de esa ascendencia, biógrafa y amante del Duce, Margherita Sarfatti, fue una de las inspiradoras del movimiento artístico y cultural Novecento, que, basado en la idea de un retorno al espíritu y estética del Renacimiento, llegó a hacer en algún momento -en la década de 1920- las veces de cultura oficial del fascismo.

Y a la inversa, el corporativismo, casi definidor del proyecto italiano, no existió en el nacional-socialismo. La importancia del Partido fue mucho mayor en la Alemania nazi que en la Italia fascista. Ésta fue desde luego menos totalitaria y violenta que la dictadura alemana. Mussolini interfirió poco en la burocracia, la justicia y el Ejército. La represión italiana fue comparativamente menor. Pese a su encuadramiento en la organización Balilla, las juventudes italianas siguieron siendo educadas más en la pedagogía tradicional católica que en el fascismo. La sociedad italiana veía incluso con distanciada ironía los rituales y fastos del fascismo: la figura de Starace, el servil y vanidoso secretario del Partido, fue literalmente destruida por los numerosos, divertidos y crueles chistes que a su costa circularon.

Todo ello fue imposible (e impensable) en la Alemania nazi. El tipo especial de liderazgo de Hitler, el carácter paramilitar del Partido, el antisemitismo, el uso formidable de la propaganda -que hizo del principio político del Führer la clave del Estado-, la violencia represiva, los componentes míticos y raciales que impregnaban su nacionalismo, hicieron de la dictadura alemana y del nacional-socialismo algo distinto de otros fascismos europeos. Su base social era, sin embargo, parecida a la del fascismo italiano: elementos de todas las clases sociales, pero con presencia mayoritaria de sectores de las pequeñas burguesías urbanas y rurales y muy fuerte representación de jóvenes.

El nacional-socialismo surgió en un país con una fuerte tradición nacionalista y en un país derrotado, lo que hizo que los nazis pudieran exacerbar los sentimientos nacionalistas de la población. La democracia alemana, la República de Weimar, fue una democracia débil, condicionada, como quedó dicho, por su origen -aceptación del humillante tratado de Versalles- y por una gran inestabilidad gubernamental. Que en 1925, Hindenburg, el "héroe de la guerra", resultara elegido presidente de la República con fuerte apoyo popular (14,6 millones de votos, un millón más que el candidato socialista, Wilhelm Marx) fue ya bien significativo.

La prosperidad económica de los años 1924-28 hizo creer que, pese a todo, la República podría estabilizarse. Precisamente esos fueron los años en los que el partido nazi, el NSDAP, aun sobreviviendo al fracaso del "putsch de la cervecería" de 1923 y al encarcelamiento de Hitler, vio que su influencia y actividad disminuían considerablemente. Pero cuando la crisis de 1929 rompió el equilibrio económico y político del país, el ascenso de los nazis fue imparable.

En efecto, las consecuencias inmediatas de aquella crisis -que en Alemania se notaron ya en el último trimestre de 1929- fueron la ruptura de la coalición gubernamental entre socialistas y populares que había sido el principal soporte de la República, la formación de una liga patriótica entre la derecha nacionalista de Alfred Hugenberg y los nazis contra el Plan Young (el nuevo esquema para pagar la deuda alemana trazado por el financiero norteamericano Owen D. Young) y una polarización acusada. Los resultados de las elecciones de 1930 vieron ya un espectacular aumento del voto de nazis y comunistas. Los nazis ganaron unos 6 millones de votos respecto a las elecciones anteriores (1928) y pasaron de 13 a 107 diputados, y de un 2,6 por 100 a un 18,3 por 100 del voto; los comunistas, el KPD, pasaron de 54 a 77 escaños. El trasvase de votos de los partidos de centro y de la derecha moderada a los nazis fue evidente.

Desde 1929-30 se agudizaron todas las tensiones de la sociedad alemana. El desempleo aumentó

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