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Concepto de ética profesional

claudia1979Ensayo16 de Agosto de 2013

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Concepto de ética profesional

La moral es una, aunque comporte puntos de vista diversos. Tanto la moral natural como la moral más intransigentemente teológica, o desemboca en la vida, o no sirve para nada. La decepción de los estudiantes que se inician en un curso de filosofía moral proviene de que buscan sinceramente una regla que abarque toda su vida, y terminan sólo vislumbrando algunas nociones fragmentarias. Les inquieta, y a veces les desespera que en algunos casos se convierte en desértica y mastodóntica digestión de principios, cuando su preocupación más honda y lacerante en la vigilia de su graduación es el problema de su vida profesional.

Pero la vida profesional es problema capaz de preocupar solamente en tres sentidos:

a) ¿Cómo se triunfa social y económicamente?

b) ¿Cómo se triunfa científicamente?

c) ¿Cómo es posible conjugar estos triunfos sin comprometer la conciencia y la dignidad humana?

Aparte de una exigencia metodológica intrínseca de las ciencias morales, la ética profesional ha nacido en parte del buen deseo de colmar esa laguna. Los cursos de ética profesional, cada vez más extendidos y reclamados en las universidades de más saneado prestigio, son evidentemente la manera más noble de cumplir con su responsabilidad educativa y de responder a la confianza y a las esperanzas que familias y naciones depositan angustiosamente en lo que el pueblo nombra con respeto y simpatía: la Universidad.

La Etica profesional se suele definir como la “Ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos de los profesionistas en cuanto tales”. La palabra ética, confirmada por diccionarios y académicas con el sentido de “parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”, no es tan preciso en el significado como la palabra moral.

Moral polariza y concreta de tal manera las obligaciones internas de la conciencia que, incluye al menos parcialmente, las obligaciones derivadas del orden jurídico. En otras palabras: el concepto medular de la ética profesional es el concepto de moralidad. Todos los principios normativos y las aplicaciones prácticas de su casuística deben estar impregnados e impulsados por la moral. Pero erraría quien hiciera objeto de la ética y responsabilidad profesional solamente a las obligaciones impuestas por la moral o el derecho natural, con exclusión de cualquier otra exigencia de índole jurídica o social.

Por la jerarquía y trascendencia social y humana de la profesión, tiene un relieve particular:

1) El derecho; la legislación o prescripciones jurídicas de cualquier comunidad.

2) La sociedad; entendida como solidaridad humana dentro de cualquier orden.

3) La tradición, que siendo el legado razonable, y a veces heroico de las generaciones precedentes, no merece un tratamiento grosero ni ofensivo; ni siquiera la común postergación de la indiferencia y el olvido.

4) La cortesía y urbanidad, que sin afectar directamente a ninguna virtud tantas veces del buen nombre del profesionista, con perjuicio o beneficio de la misma profesión. De aquí la importancia que daremos a la “dignidad personal”, al tratar de la competencia moral del profesionista.

Su importancia en el orden especulativo

La importancia de la ética profesional puede considerarse en el Orden Especulativo: Analiza los principios fundamentales de la moral individual y social, y los pone de relieve en el estudio de los deberes profesionales. Siguiendo el procedimiento Socrático-Aristotélico, trata de definir con claridad y concisión la naturaleza de la Profesión y las distintas relaciones con todos los elementos humanos que sufren su influencia o la ejercen. Así comprendemos la diferencia entre los deberes o la ejercen. Así comprendes la diferencia entre los deberes derivados de la justicia o la caridad, cuando hay virtudes que es menester practicar en conciencia, y los otros deberes sociales impuestos por la convivencia.

El joven egresado de la universidad, sobre todo si el ambiente fermentaba en inquietudes espirituales, al desembocar en lo que comúnmente se llama la vida sufre una decepción tremenda: “tiene la impresión de que la moral es solamente respetada en los libros”, porque todas las leyes son conculcadas más o menos descaradamente por personas (a veces personajes) de su respeto, sin que nadie, se escandalice ni proteste, ni en los negocios, ni en la política, ni en la familia.

Es la primera crisis por la que atraviesa toda profesión. Es la hora de la decisión vital; porque si su moral está bien pertrechada espiritualmente, se resuelve a luchar y a ser fermento de renovación humana en todos los órdenes. En cambio, si no ha precedido una sólida formación moral proporcionada a las necesidades contemporáneas, el flamante profesionista claudica sin resistencia ni batallas, guardando una secreta rebeldía para sus maestros “porque no le prepararon para eso; porque le disfrazaron la vida, y porque, en lugar de moral, le enseñaron un mito”.

Su importancia en el orden práctico

En el Orden práctico, la importancia está determinada por las conveniencias y consecuencias que mutuamente rigen las relaciones entre profesionistas y clientela. Es notorio que la mejor garantía del éxito profesional la constituye el leal y escrupuloso cumplimiento de los deberes. La clientela, por un instinto defensivo, tiene horror de los autómatas que no tienen responsabilidad ni amor al ejercicio consciente de la profesión.

Por otra parte, la función específica de la actividad profesional consiste en establecer o restablecer el orden necesario al bien común. Pero frecuentemente el profesionista se juzga dispensado de cualquier orden o disciplina; como si semejante anarquía fuera un privilegio debido a su capacitación universitaria.

Profesión y profesionistas.

La profesión es una capacidad cualificada, requerida por el bien por el bien común con peculiares posibilidades económico-sociales. Vale la pena hacer un análisis para medir la dimensión y densidad de la profesión, porque esas son, exactamente, las medidas de la responsabilidad profesional.

A) Capacidad. No decimos actividad porque un profesionista puede estar durmiendo o jubilado sin perder nada de su carácter. Además es evidente que, ni excluimos uno de los términos, ni los contraponemos; por la sencilla y clásica razón de que la actividad es la manifestación y la ley de la capacidad, ya que “la capacidad se especifica por la actividad y, sin ella, decrece y se anula”.

B) Cualificada. No de cualquier manera; sino a través de la preparación científica y humanista de los estudios universitarios. Esta cualificación la veremos adecuadamente más adelante, cuando estudiemos la triple competencia profesional.

C) Requerida por el bien común. Estamos afirmando dos cosas fundamentales Primero, que el bien común es la medida de la correlación “dignidadactividad”. Así, no existe la profesión de “gangster”, usurero, coyote, etc.

Entendemos sumariamente por bien común las mínimas condiciones de bienestar o perfección, individual y colectivo. Segundo, que el bien común requiere la existencia de esa capacidad y actividad como un órgano esencial de la anatomía social a tal punto, que en el momento en que desaparecieran las profesiones, el mundo quedaría fulminado por una parálisis que anularía todas las conquistas de la civilización y de la técnica.

D) Con peculiares posibilidades. En el desarrollo y evolución del mundo contemporáneo, la principal fuerza propulsora es la actividad y organización profesional. El impulso de perfección característico del género humano, exacerbado angustiosamente por nuestras generaciones, cuenta como la única seria probabilidad de realizarse y tonificarse naturalmente con la intervención decidida y definitiva de los profesionistas en todos los órdenes de la vida institucional.

E) Económico-Sociales. Usamos dos palabras porque, de hecho, el profesionista se beneficia e influye en los dos órdenes mencionados; no solamente cuando actúa con una finalidad deliberada y concreta, sino también cuando no se propone nada en especial.

Dignidad y sentido social de la profesión

Hay una dignidad profesional variable por estar condicionada a la jerarquía espiritual y eficiencia de cada persona, que da realce y excelencia a la profesión, por trivialidades y burocráticas que sean o parezcan sus actividades.

Pero hay otra dignidad profesional invariable, inherente a la misma naturaleza de la profesión, y que no depende ni de los méritos ni de las limitaciones personales. La dignidad es extrínseca cuando no proviene directamente de los elementos constitutivos de esa naturaleza de la profesión, sino que se le adjudica externamente por la opinión o la legislación.

A) Así la opinión pública, aun contra sus propias y explícitas manifestaciones, honra a la profesión con la confianza “del ignorante hacia el que sabe, del ser humano hacia su consejero íntimo, de un profano hacia un iniciado”. Podríamos agregar aún: la confianza obligada e impuesta por la dura ley de la necesidad

B) La Legislación Común es la que nos sugiere la que llamamos dignidad jurídica de la profesión.

a) En primer lugar, cada contrato de un profesionista o estipulación de honorarios es considerado por la Legislación como un contrato de trabajo autónomo, sujeto al justo criterio de la profesión, para cuyo ejercicio del Estado

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