Consecuencias De La Revolución Industrial En La Actualidad
valsk2819 de Agosto de 2012
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Revolución Industrial.
Introducción.
La Revolución Industrial se inició en Inglaterra, de ahí paso al continente Europeo y finalmente se extendió por el mundo entero, influyendo fuertemente en los actuales sistemas sociales, políticos y económicos. Y como plantea Ricardo Krebs (2004): “Esta revolución no consistió en un acto único, sino que ha sido un proceso continuado que se ha prolongado hasta hoy en día y que sigue revolucionando nuestras formas de vida”.
La Revolución Industrial se caracterizó por progresos técnicos y científicos que tuvieron un enorme impacto en la estructura productiva y en la organización social de la época. Este proceso, que después se extendió por Europa, se caracterizó por progresos técnicos y científicos que tuvieron un enorme impacto en la estructura productiva y en la organización social de la época. Durante este periodo no existía ninguna normativa que velase por los intereses de los trabajadores. No existían los contratos de trabajo, no había sistemas de previsión y de salud. Por estas razones se generó en Inglaterra el movimiento obrero, el cual se propagó al resto de Europa. (Ruiz, 1996).
En el siguiente informe se desarrollan aspectos fundamentales de este momento histórico, como antecedentes de una sociedad pre-industrial, inicio de la revolución, tres revoluciones parciales, concepto de trabajo en el época, repercusiones en Chile y la actualidad.
Revolución industrial.
Sociedad Pre-industrial:
Para poder apreciar los cambios generados por la Revolución Industrial, es necesario tener en cuenta las características de las sociedades preindustriales cuya principal fuente de energía para realizar trabajos y producir bienes era la fuerza humana y animal. Trasladar o mover grandes pesos requería de una gran concentración de brazos o yuntas de bueyes. Sólo en algunos casos, como para accionar molinos, se usaba la energía del agua y del viento, pero no se disponía de una fuente de energía constante y creciente.
La producción de bienes, la construcción y el traslado de personas y mercaderías eran lentos. Carros con caballos y naves a vela eran los medios de transporte más eficaces.
La mayoría de la población vivía en el campo y la actividad agrícola predominaba en la producción de cada país, esta no había cambiado mucho desde la época medieval; se seguía usando la tracción humana y animal, la rotación bienal o trienal de los cultivos y sus rendimientos eran bastante bajos.
Las ciudades no eran muchas, solían ser pequeñas, salvo excepciones, y presentar un aspecto más bien sombrío, con calles estrechas y sucias y construcciones de madera y adobe. En ellas se concentraba la mayor parte del comercio y la industria, aunque la producción industrial era escaza, pues los mercados eran reducidos y predominaba el trabajo manual. Existían talleres en las ciudades, donde los trabajadores elaboraban la totalidad del producto bajo las órdenes de un maestro dueño del local y de las herramientas. (Silva Villalobos, et al, 2011)
Inicio de la revolución:
En la segunda mitad del siglo XVIII se inició en Inglaterra un proceso que ha recibido el nombre de Revolución Industrial, se extendió por Europa y Estados Unidos en el siglo XIX e irradió su influencia a los demás continentes, al convertirse estos en fuentes de materias primas y mercados de exportación para los productos industriales. Tuvo carácter revolucionario en cuanto implico cambios profundos y radicales, y fue industrial en cuanto los cambios más espectaculares se produjeron primero en la industria. (Krebs, 2004). Además para Winks (2000): “La Revolución Industrial fue auténticamente una revolución en ambos sentidos del término. Transformo la vida de millones de personas, y también procedió a revolucionar, a desarrollar a mayor velocidad, a influenciar a aquellos que se consideraban sumamente ajenos a los centros de producción o bien a los cambios que se daban en la sociedad”
Hacia la década de 1890 la Revolución Industrial había creado una sociedad industrial. En esa sociedad industrial se desarrollaron nuevos gustos en materia de arte, literatura y música, el interés por la ciencia se fue haciendo cada vez más utilitarista y la revolución teórica de la evolución, que originalmente se había aplicado a la ideología pero que pronto se adaptó a la economía, a la sociedad e, incluso, a la política, volvió más fuerte la tendencia a la competencia, a la sobrevivencia a través de la competencia. La búsqueda del conocimiento se hizo menos intuitiva, menos romántica y más factible de cuantificarse, más abierta a la estadística, a la investigación y a la recolección “objetiva” de datos. La competencia entre las naciones, entre las empresas, inclusive entre las personas, y los equipos a través del atletismo organizado, caracterizaría a la sociedad industrial. (Winks, 2000).
La Revolución Industrial consta de tres revoluciones parciales:
La Revolución Tecnológica:
La primera etapa desarrollada fue la tecnológica, que introdujo el uso de maquinarias en los procesos productivos industriales. Se la considera el hito más destacado de la Revolución Industrial, pues con ella se aumentó en forma considerable el ritmo de producción y el volumen de bienes manufacturado. (Rodríguez, 2004)
La industria textil fue la primera en explotar el potencial de la maquinaria accionada por energía. Comenzando por la hiladora con varios husos en la década de 1760, la utilización de maquinaria se fue expandiendo gradualmente a otros procesos. En 1830 en Inglaterra funcionaban más de cincuenta mil telares mecánicos y los productos fabricados a partir del algodón representaban la mitad de sus exportaciones. Por supuesto que los nuevos procesos no se adoptaron de manera uniforme en la industria. La conservación de técnicas artesanales y el temor de los trabajadores a ser desplazados por las maquinas hicieron más lento el proceso de mecanización. (Winks, 2000).
Hasta el siglo XVIII solo habían existido carreteras de tierra que en invierno se tornaban intransitables. Sin embargo, estas vías se hicieron insuficientes para las necesidades de la sociedad industrial. Era necesario transportar gran cantidad de materias primas y de productos elaborados. Las nuevas tecnologías resolvieron este problema y creo nuevos medios de transporte. El caballo fue reemplazado por el motor, el carruaje y el velero por el ferrocarril, el automóvil y el vapor. (Krebs, 2004).
De los numerosos inventos que se hicieron a fines del siglo XVIII el más revolucionario fue el de la maquina a vapor. En el año 1768 el escoses James Watt construyo la primera máquina a vapor capaz de prestar un servicio útil. Por primera vez en la historia, el hombre ya no dependía de las fuerzas naturales, sino que disponía de una maquina capaz de engendrar energía que podía utilizar en cualquier lugar y a cualquier hora y que le permitía hacer funcionar otras máquinas. La máquina a vapor muy pronto encontró la más variada aplicación: en la industria de hilados y tejidos, en las plantas siderúrgicas y en las minas, en los molinos, las refinerías y las fábricas y en los medios de transporte. (Krebs, 2004).
El invento y creciente uso de la maquina hizo del hierro una materia prima de importancia primordial. En los siglos anteriores se había usado la leña como combustible para fundir hierro. A mediados del siglo XVIII los bosques ya estaban tan reducidos que la industria del hierro en Inglaterra se veía frente a una grave crisis. Esta pudo ser superada gracias al desarrollo de un método para fundir hierro mediante carbón-coke, con eso el carbón se convirtió en la segunda materia prima de importancia fundamental. El carbón y el hierro fueron la base para la industria pesada y en torno a los yacimientos de estos se formaron gigantescos centros industriales. (Krebs, 2004).
La Revolución Agrícola:
Hacia el año 1750 en todo Europa se seguía cultivando el campo de la misma manera como se había hecho en la edad media, los instrumentos agrícolas eran primitivos, se practicaba la rotación trienal que dejaba en cada año un tercio de las tierras en barbecho. Las tierras pertenecientes a un campesino generalmente se encontraban dispersas en distintas partes lo que dificultaba su cultivo. El rendimiento seguía siendo mínimo se producía lo justo para subsistir, no había praderas artificiales, los animales pastaban en el monte, todos los años había que beneficiar a gran parte de los animales en otoño, porque no habría forraje para el invierno. Y salvo en los meses de verano, la alimentación era escasa y era pobre en vitaminas. (Krebs, 2004).
En la segunda mitad del siglo XVIII se empezaron a desarrollar en Inglaterra nuevos métodos de cultivo, se descubrió que no todas las plantas extraían del suelo las mismas substancias y que ciertos cultivos enriquecían la tierra. Una rotación de cultivos permitía aprovechar toda la tierra. Se mejoraron los sistemas de drenaje y riego, se hizo el análisis científico de los suelos y se aumentó el rendimiento mediante el uso sistemático de abonos. La formación de praderas artificiales a base de trébol y alfalfa, el almacenamiento de forraje y la crianza de mejores razas de ganado permitieron aumentar la producción de carne y leche. Además las nuevas tecnologías permitieron construir nuevas máquinas agrícolas a la vez que los modernos medios de transporte facilitaron la distribución
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