Contrato Feudal
lachicaclick18 de Noviembre de 2014
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Contrato Feudal
El contrato feudal entre el señor y su vasallo se sellaba a través de la ceremonia del vasallaje. Los ritos que se realizaban debían cumplirse en forma exacta:
Homenaje y juramento: El vasallo se arrodillaba ante el señor, colocando sus manos entre las de él y expresaba el deseo de ser hombre suyo, jurando fidelidad. El beso entre ambos sellaba la fe jurada.
Investidura: Como acto de concesión de la propiedad, el señor entregaba al vasallo un elemento simbólico.
Así como el vasallo estaba obligado a prestar servicios
militares, auxilio monetario y brindar consejo al señor; a su vezel señor estaba obligado a proteger a su vasallo y velar por el buen futuro de su familia en caso de que el vasallo muriese. El incumplimiento del contrato constituía la felonía:
El incumplimiento por parte del vasallo implicaba el despojo de su feudo.
El incumplimiento por parte del señor traía como consecuencia la desnaturalización del vasallo que podía abandonar a su señor y procurarse otro mejor.
Feudalismo ceremonia de entrega a vasallos
Obligaciones del vasallo La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del vasallo para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una prestación denominada 'custodia del castillo'. El señor también esperaba de sus vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los vasallos del rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres ocasiones: en el matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento
Consistía en un acuerdo entre dos nobles, uno el señor y otro el vasallo. El vasallo prometía obediencia y fidelidad a su señor y se comprometía a cumplir una serie de funciones en su nombre. Los deberes más importantes eran comúnmente: el servicio militar (normalmente limitado a 40 días al año), reclutar soldados para el ejército de su señor y proveerlo de ingresos. Por su parte, el señor se comprometía a dar protección militar a su vasallo y a proporcionarle los medios de subsistencia. Con ese fin, el vasallo recibía el control de un feudo que normalmente consistía en una gran extensión de tierra, aunque también podía tratarse de funciones lucrativas y de responsabilidad, como recaudador de impuestos, acuñador de moneda o agente de aduanas. De ese modo, un señor con muchos vasallos disponía de fuentes seguras de ingresos además de un ejército. El contrato feudal era de por vida. El señor podía arrebatarle el feudo a su vasallo si éste incumplía sus obligaciones. En cambio, para el vasallo, dejar a su señor era tarea más ardua. Al principio los feudos no eran hereditarios, lo que constituía una gran ventaja para el señor. Cuantos más feudos tenía un señor para repartir, más duramente habían de trabajar los vasallos para ganárselos. Con el transcurso de la Edad Media, los vasallos encontraron oportunidades para convertir sus feudos en hereditarios, dejando a sus señores un número menor de los que disponer como recompensa.
El juramento de fidelidad u homenaje sólo podía hacerse entre nobles y caballeros. En la práctica, la mayoría de los nobles eran ambas cosas, vasallos y señores, encajando en algún lugar entre el rey y los caballeros de rango más bajo. Sin embargo, el feudalismo nunca estuvo eficazmente organizado. Los vasallos
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