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Crisis 1929


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  1.695 Palabras (7 Páginas)  •  182 Visitas

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LA CRISIS DE 1929 Y SU IMPACTO EN LA POLÍTICA EUROPEA: EL SURGIMIENTO DE LOS REGÍMENES NAZI-FASCISTAS, COMO CAUSA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

La economía de Gran Bretaña se arruinó entre las dos guerras mundiales. El colapso de todo aquello que los ingleses tenían por seguro des de los días de Robert Peel fue tan repentino, catastrófico e irreversible que llegó a aturdirles. Entre 1912 y 1938 la cantidad de tejidos de algodón fabricados en Gran Bretaña descendió de 8.000 millones a 3.000 millones escasos de yardas cuadradas; el total exportado de 7.000 millones a menos de 1.500 millones de yardas

Entre 1854 y 1913 la producción británica de carbón había pasado de 65 a 287 millones de toneladas. Hacia 1938 sólo alcanzaba 227 millones y aún seguía descendiendo. Los años de crisis siguieron a los de la guerra y todo el mundo vivió bajo el impacto de aquellos cataclismos. Aunque sus efectos variaros considerablemente de una región, industria o grupo social a otro, tuvieron consecuencias muy generales.

La primera fue el miedo; a la muerte o a la mutilación en tiempos de guerra, al desvalimiento y la pobreza en la paz. Pero hay quienes eran conscientes de esta situación, sabían también que tanto ellos mismos como sus familiares caminaban sobre el filo de la navaja. Incluso en tiempos de paz, la perdida de un empleo era mucho más que un período de incertidumbre o pobreza: podía significar la destrucción de las vidas de toda una familia.

Esta situación se reflejó visiblemente en el modelo de la política británica que controló cada vez más la vida de los particulares a través de las crecientes actividades del estado. La guerra y el fermento de los años que siguieron, multiplicaron por ocho las fuerzas electorales del Partido Laborista, esencialmente constituido por obreros manuales, cuyos votos pasaron por medio de millón de 1910 a cuatro millones y medio en 1922. Por primera vez en la historia, un partido proletario se convirtió permanentemente en el principal partido capaz de alternar en el gobierno, y el temor a la potencia de la clase obrera y a la expropiación obsesionó entonces a las clases medias, no tanto por lo que prometieran o realizaran los dirigentes del partido

Gran Bretaña, eje internacional de un sistema comercial floreciente, vio desaparecer el tráfico del que dependía y desvanecerse las rentas de sus inversiones tanto en los países industriales afectados por la depresión, como en los productores de materias primas, aún más afectados. Entre 1929 y 1932 sus dividendos extranjeros pasaron de 250 a 150 millones de libras esterlinas, y sus ganancias invisibles de 233 millones a 86 millones de libras esterlinas. Cuando en 1932 murió finalmente el librecambio se enterró con él a la economía victoriana El Partido Liberal, que había sido esencialmente el partido de la economía liberal mundial, perdió al fin perspectivas políticas con su tradicional raison d’etre en 1931.

Hay razones que explican por qué la catástrofe de entreguerras no tuvo consecuencias más fundamentales: la presión sobre la economía no era lo suficiente desesperada, el método de modernización más eficiente y desde luego indispensable, la planificación estatal, se usó rara vez por razones políticas y virtualmente todos los cambios económicos iniciado en este período fueron defensivos y negativos.

La gran crisis de 1929-1933 puesto que las industrias básicas tradicionales de Gran Bretaña ya estaban deprimidas desde 1921, el efecto de la crisis fue menos espectacular: los que están abajo no pueden descender mucho más, mientras las industrias de exportación eran demolidas, el resto de la economía se benefició anormalmente de la desproporcionada caída de los precios de las materias primas (alimentos y productos crudos) del mundo colonial y semicolonial.

El estado no intervino de forma adecuada. Su capacidad para intervenir con eficacia ya se había demostrado en ambas guerras mundiales, especialmente en la segunda. Cuando lo hizo, los resultados alcanzados fueron poco menos que sensacionales, como sucedió con el sector agrícola, que transformó entre 1940 y 1945. La necesidad de sus intervención era evidente, ya que varias de las industrias de base sobre todo ferrocarriles y minas de carbón habían llegado a tal grado de decadencia que no podían ser restauradas por medios privados; en tanto que otras no conseguían la racionalización necesaria. Antes de 1914 ya existían unos pocos productos monopolísticos: hilo de algodón, cemento Portland, papel pintado, vidrio y otros pocos; pero en 1935 una, dos o tres empresas fabricaban un mínimo absoluto superior a 170 productos.

En términos de empleo, la concentración económica se manifestó con claridad hacia mediados de la década de 1930. Existían entonces en Gran Bretaña algo más de 140.000 fábricas. Sólo había 519 plantas en las que trabajaran más de un millas de obreros, y de las 140.000 fabricas todas, excepto 30.000, eran establecimientos muy pequeños, con menos de veinticinco obreros.

En cierto sentido, la fuerte orientación interior de los negocios británicos en este período fue también una respuesta defensiva a la crisis de la economía. Industrias como el hierro y el acero abandonaron decididamente el desolado panorama internacional por el mercado interior protegido, aunque ese recurso no pudo salvar del desastre a las viejas industrias orientadas a la exportación, como el algodón. A partir de

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