Cuento historia. Un día común
maria030777Reseña19 de Agosto de 2017
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Un día común
Dicen los que lo vieron, yo no estaba, pero me lo dijeron que había un niño llamado Tarik que tenía una gran imaginación y creatividad, lo cual lo llevaron a explorar nuevos mundos y realidades. Una de sus grandes aventuras dice así.
Fue un día común y corriente que Tarik se encontraba jugando con sus amigos, que entre ellos se encontraba Martín, Sebastián y Javier. Llevaban todo el día corriendo sin cesar, llevaban juntos desde la mañana, pues se habían juntado a estudia. Pero durante todo el día, Tarik veía el cielo y sentía que había algo que le faltaba.
Llegó a su casa, y como todos los días normales, se duchaba y bajaba a comer con su familia. Al terminar de comer, subió a su pieza y se quedó sentado en la ventana mirando el cielo, y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, apareció su madre despertándolo
- Tarik, despierta, cuantas veces hay que decirte que no te puedes quedar dormido afuera de tu cama, te vas a terminar resfriando
- Perdón mamá – le respondió un poco dormido Tarik – me quedé pensando, ahora me iré a acostar.
Se quedó un rato más mirando el cielo, preguntándose qué era ese brillo extraño que había. Sabía que no era una estrella, pues las reconocía fácilmente, entonces qué podía ser. De pronto, escuchó una vocecita.
- Hola, soy Markus, vengo de Mercurio y soy un marciano, el más alegre de mi planeta.
Tarik se quedó perplejo viendo a esta criaturita que le hablaba con tanta felicidad de su “grandioso planeta”. Le hablaba tantas maravillas que le terminó diciendo a Markus
- ¿Por qué no me llevas y así puedo conocerlo?, y en el caso que me llegue a gustar, me quedaré a vivir allá.
Markus lo tomó de la mano y partieron rumbo a un viaje que le iba a cambiar su vida.
Planeta Mercurio
Cuando llegaron, Tarik pudo apreciar lo grande, gigantesco, mejor dicho ¡inmenso! Tamaño que tenía el sol. Lo encontraba raro, pues desde su planeta se veía casi que del porte de la luna, hasta un poco más chico y sentía un calor insoportable. No aguantó más con las dudas y le preguntó a Markus
- En este planeta, ¿siempre hace tanto calor o soy yo?
- Si, esa es una de nuestras mayores desventajas, pero que eso no te impida conocer lo mejor de aquí. – le dijo
- Bueno, ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos!
Y así, los dos nuevos amigos partieron su recorrido por este pequeñito lugar que tan maravilloso sonaba. Mientras caminaban, Tarik se dio cuenta de que el lugar tenía muchos hoyos, pero no como los típicos de la Tierra y al preguntarle al marciano, éste le respondió
- En nuestro planeta, suelen chocar meteoritos, que son como piedras gigantes que podrían haber sido partes de planetas, y al separarse de ellas, vuelan en el espacio hasta que choca con algo. Acá siempre llegan y forman estos hoyos que ves tú que se llaman cráteres, y como viste en el camino unas líneas en el suelo, esas son grietas, que es cuando se rompe el suelo con este choque.
- Y Markus, ¿por qué el cielo es negro?
- Bueno, acá no tenemos atmósfera como en tu planeta, entonces no hay nada que disperse la luz, es decir, que haga un efecto de que el cielo es azul.
Siguieron su camino, sentían todo el rato temblores por estos famosos meteoritos que chocaban con Marte y Tarik pensó que era por eso que estaba tan mareado, pero al pasar los días, se dio cuenta que pasaban muy rápidos y ahí fue cuando su nuevo amigo le contó que era el planeta que más rápido giraba. Con todo lo que había conocido, llegó a una conclusión
- Markus, muchas gracias por el recorrido, pero creo que la Tierra es el mejor planeta
- Pero cómo pues decir eso, si ni si quieras conoces los otros. Deja llamar a mi amiga Violeta para que te espere allá y conozcas su planeta llamado Venus.
- ¡genial! Muchas gracias, eres un muy buen amigo.
En el viaje al planeta de Venus, Tarik pudo ver meteoroides, que según Markus, es cómo se le llaman a los meteoritos cuando están en el universo volando.
Planeta Venus
- ¡Hola! Yo soy Violeta, soy una marciana muy linda, la más bella de este planeta. Tú debes ser Tarik, me hablaron muy bien de ti, pero dudo que seas mejor que yo.
Tarik muy sorprendido por la actitud tan vanidosa de esta marcianita, pero eso no fue razón para no saludarla de vuelta.
- Veo que ya conociste el planeta de Markus, es lindo pero el mío es mejor. ¡Es el que tiene mayor brillo de todos los planetas! y ahora te llevaré a dar un paseo, no dudarás en mudarte aquí, ya lo verás. -Le dijo Violeta.
Así que sin poder decir ni una palabra, a Tarik no le quedó otra opción que seguirle el rumbo. Luego de cinco minutos de caminata y escuchar lo bella que se creía Violeta, llegaron a la montaña “Maxwell” , que era la más alta de Venus.
- ¡Wow! –dijo Tarik. –Es muchísimo más grande que el Everest, la montaña más alta de mi planeta.
- Sí, lo es y por aproximadamente dos mil kilómetros, y además me imagino que esta es mucho más bonita que esa montañita tuya.
Siguieron el paseo y Tarik se empezó a sentir ahogado por las densas nubes que cubrían este planeta color crema, tanto así que tuvo que sentarse un minuto y fue en ese momento que se dio cuenta del calor que sentía, más que en Mercurio, estaba sudado entero. Pero no le duró mucho este descanso porque empezó a sonar una alarma muy ruidosa.
- ¡Corre! Es la alarma de alerta roja, va a estallar un volcán. ¡Corre!
- ¡¿Qué?! – le respondió Tarik mientras se apresuraba en ponerse de pie y correr a la nave que lo estaba esperando para salir inmediatamente de ese peligroso planeta.
Arriba de la nave, Violeta le explico que el calor se debía al efecto invernadero, que lo que hace es que la atmósfera no permite que salga el calor, entonces entre tantas erupciones volcánicas y la cercanía al sol hace que este sea muy, pero muy caliente. Le dijo que no se asustara que ella lo llevaría a Marte y que ahí se encontraría con Martin, un amigo de la infancia, pero que no se podría quedar ya que debería volver a poner el orden nuevamente en Venus.
Planeta Marte
Tarik, al llegar a este planeta desierto, pudo notar que los marcianos que vivían acá tenían que soportar esta sequía, es por eso, que tenían un aspecto parecido al de un cactus. Todos los habitantes veían muy iracundos, pero él no entendía por qué, hasta que de pronto, aparece Martín
- Hola, soy Martin – le dijo de manera amargada - ¿eres Tarik?
- ¡Sí! Vine acá a conocer tu planeta – le dijo con mucha felicidad para tratar de alegrar este ambiente tan enojado.
- Bueno, te digo que este planeta es el peor, ya verás por qué.
Empezó esta nueva aventura en el planeta rojizo de Marte, color que adquirió por la oxidación y corrosión que tiene constantemente. Le llamó mucho la atención el cielo de este lugar, tenía nubes brillantes, algo que para él no era normal y Martin le contó que estaban en otoño y que siempre aparecen estas luminosas nubes.
Caminaban y caminaban, y había algo que no se le salía de la cabeza a Tarik, algo que no entendía. De pronto, se dio cuenta lo que era; a medida que avanzaban, un lado del planeta era realmente frío y el otro realmente caliente.
- Es por eso que vivimos enojados, nunca podemos estar a gusto; o vivimos con este calor insoportable o nos congelamos del frío al otro lado, no hay un intermedio.
- ¿y que son esas dos pelotitas en el cielo?
- Esas son nuestros pequeños satélites, que para ti sería como la luna. Dicen las leyendas de mi lugar que hace miles de millones de años, eran un satélite y que debido a un choque, se separó en dos, pero es solo una leyenda, nadie lo sabe en verdad.
Tarik estaba harto de este planeta, que además de los cambios de temperatura que tenía, que lo iban a llevar a un resfrío, era muy desagradable el ambiente, tanto psicológico por lo enojados que vivían, como lo físico por las tormentas de arenas que se levantaban del suelo. Así que, le dijo a Martin que se quería ir.
- Para que no te pierdas, voy a llamar a Javierin para que no te pierdas en el camino, se te viene un laberinto de rocas y si no las conoces, te perderás para siempre.
Tarik, sorprendido por lo preocupado que fue, le agradeció y se fue rumbo a otra nueva aventura.
Planeta Júpiter
Javierin fue su siguiente nuevo amigo que lo fue a buscar al planeta Marte. Tarik pensó que era un marcianito muy amable ya que se veía muy tierno y simpático. Tarik le preguntó hacia dónde se dirigían, Javierin le contestó que iban a su planeta Júpiter. El camino a Júpiter fue muy largo y mareador porque tenían que pasar por un rio de rocas inmensas que les llaman el “cinturón de asteroides”. Tenían que esquivar cada roca que pasaba velozmente rozándolos. Cuando los pasaron, por la ventana veía puras líneas blancas y crema. Se dio cuenta que era el inmenso planeta de Júpiter, el más grande de todos. Javierin le entregó entonces un chaleco abrigado porque como gira tan rápido, hay mucho viento y nubes.
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