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Cultura Novohispana


Enviado por   •  14 de Marzo de 2012  •  2.501 Palabras (11 Páginas)  •  2.582 Visitas

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La cultura novohispana

Las dos corrientes culturales que se manifestaron en la Nueva España fueron la indígena y la española.

En un inicio, los españoles se mantuvieron en el ámbito de su propia cultura: conservaron su lengua, trasladaron sus instituciones a la colonia y trajeron consigo un conjunto de formas de vida, costumbres, técnicas y creencias. Al contrario, los indios se vieron obligados a asimilar de inmediato algunos de los elementos culturales de sus vencedores, lo que significó, sin la pérdida total de sus propias tradiciones, al menos un grave quebranto de ellas.

Este contacto dio origen a un proceso de aculturación, es decir, a un intercambio de elementos culturales. Con el tiempo, tal proceso llegaría a producir una modalidad cultural que puede calificarse como mestiza.

La arquitectura religiosa y civil de nuestra capital siguió los cambios favorecidos por la prosperidad creciente del virreinato. Los conventos y mayorazgos criollos tuvieron residencias cada vez más ostentosas, las fortalezas se convirtieron en grandes palacios, los que lucían desde la fachada los escudos y armas de sus propietarios para revelar su riqueza y su importancia.

En la Nueva España, pues, se exploraron nuevas opciones compositivas. De esta época datan inmensa cantidad de construcciones como la portada original del Templo de Santa Trinidad, la iglesia de Santa Clara y la reconstrucción de San Agustín.

Entre los constructores que contribuyeron a caracterizar la primera mitad del siglo XVII destaca fraile Andrés de San Miguel, hermano lego de los carmelitas descalzos: él construyó el conjunto del Desierto de los Leones en Cuajimalpa, el colegio de San Ángel y los conventos de Querétaro, Salvatierra y San Sebastián, por ejemplo.

En este siglo, el XVII, se fundaron también diez parroquias en la Ciudad de México: entre ellas, el sagrario, Santa Catarina, Santa Veracruz, Santiago Tlatelolco, Santa María la Redonda y San Francisco.

También se construyeron hospitales como el que fundó Zumárraga que después fue la Academia de San Carlos y el de San Antonio Abad y muchos conventos, como el de San Jerónimo, San Bernabé y el de San José de Gracia.

Típicas del barroco son las grandes volutas o aletas que sirven para ligar y unir armoniosamente dos puntos situados a diferente altura. Se colocan en las fachadas de las iglesias y también resuelve la relación entre la base amplia de una construcción y la de la cúpula más estrecha dando al edificio un perfil unitario y contrarrestando el empuje de la cúpula.

La decoración es exuberante, tanto en el interior como en el exterior de las construcciones. Los motivos son naturalistas. También se hace policroma combinando mármoles de distintos colores.

El espacio interior adquiere un carácter unitario en el que se combinan armoniosamente la arquitectura, la escultura y la pintura. En las iglesias ricos retablos adornan todas las capillas.

En el exterior el edificio se hace fachada y se concibe con el fin de incrementar la belleza de la calle o de la plaza. La decoración de estas fachadas se distribuye siguiendo un ritmo que se acentúa y concentra en el centro, así como los elementos salientes respecto al muro (pilares, columnas, frontones etc.) que también son reagrupados en el centro que domina sobre los lados.

Muchos estudiosos consideran que el siglo XVII virreinal fue un siglo esencialmente arquitectónico

Iglesias:

• San Fernando: Ciudad de México.- Con más de 250 años de antigüedad, la iglesia de San Fernando, ubicada sobre Puente de Alvarado y la calle de Guerrero, en el Centro Histórico, se yergue majestuosa con su fachada de estilo barroco, la cual tardó alrededor de 20 años en ser terminada. En su interior muestra una reproducción de tamaño natural de la "Sábana Santa" o "Santa Sindone", venerada en la Catedral de Turín, Italia, desde 1578.

La arquitectura del templo se caracteriza por la sustitución de la columna por el pilar estípite. De estilo barroco moderado, presenta una portada de medio punto con dos columnas dóricas estriadas en zigzag en cada uno de sus lados.

La fachada del templo es de estilo barroco de planta trapezoidal y en el relieve central aparece San Fernando III con espada en la mano derecha y cargando el mundo en la izquierda, se le ve triunfante sobre los paganos y aboga por las ánimas del Purgatorio. Le acompañan cuatro ángeles con emblemas de la cruz y de la fe, el cáliz.

Como gran parte de las construcciones capitalinas de mediados del siglo XVIII, la fachada está revestida de tezontle y la portada de cantera.

• Santa Veracruz: Poco tiempo después de la conquista de México, Hernán Cortés fundó la Archicofradía de la Cruz en acción de gracias por el feliz arribo de las naves españolas a costas mexicanas por primera vez el Viernes Santo de 1519, día de la Verdadera Cruz o Vera Cruz. Esta Archicofradía estaba constituida originalmente por conquistadores y algunos personajes de la nobleza, quienes construyeron una ermita entre 1526 y 1528.

El deterioro natural producto del paso del tiempo, la inestabilidad del subsuelo y los fenómenos naturales como temblores e inundaciones ocurridos en los siglos XVI, XVII y XVIII llevaron a su necesaria reconstrucción.

La obra de la nueva iglesia se atribuye al arquitecto barroco mexicano Ildefonso Iniesta Bejarano, su construcción inició el 10 de mayo de 1759 y se dio por terminada en 1776, fecha en que se concluyeron las torres y la fachada lateral.

La fachada principal esta cubierta de tezontle y sobresale la rica portada labrada en cantera, a los lados las dos torres campanarios. La portada de dos cuerpos, tiene un acceso formado por un arco de medio punto flanqueado por dos estípites, el segundo cuerpo decorado con dos pares de estípites ostenta una sencilla cruz, todo ello rematado por una gran ventana coral ovalada y tres pináculos piramidales. Corona la fachada una escultura de San José.

• Santa prisca: El Templo de Santa Prisca es un monumento colonial que se localiza en la ciudad de Taxco de Alarcón, en el norte del estado de Guerrero, México. Se trata de un edificio construido en la década de 1750 (más precisamente, entre los años 1751 y 1758), dedicado para el culto católico en esa población cuya principal actividad fue —y sigue siendo— la minería de la Plata.

La construcción fue ordenada por el minero catalán José de la Borda, uno de los más prósperos

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