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Cultura de la Antigua Roma


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  Tutoriales  •  4.177 Palabras (17 Páginas)  •  334 Visitas

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Cultura de la Antigua Roma

La Cultura romana fue el resultado de un importante intercambio entre civilizaciones diferentes: la cultura griega y las culturas desarrolladas en Oriente (Mesopotamia y Egipto, sobre todo) contribuyeron a formar la cultura y el arte de los romanos. Uno de los vehículos que más contribuyó a la universalización de la cultura romana, que pronto fue la de todo el imperio, fue el uso del latín como lengua común de todos los pueblos sometidos a Roma.

Arte

Artículo principal: Arte de la Antigua Roma

Las primeras manifestaciones del arte romano nacen bajo el influjo del arte etrusco, enseguida contagiado del arte griego, que conocieron en las colonias de la Magna Grecia del sur de Italia, que Roma conquistó en el proceso de unificación territorial de la península, durante los siglos IV y III a. C. La influencia griega se acrecienta cuando, en el siglo II a. C., Roma ocupa Macedonia y Grecia. Véanse también: Arquitectura de la Antigua Roma, Escultura de la Antigua Roma y Pintura de la Antigua Roma.

Literatura

Artículo principal: Literatura romana

En muchos aspectos, los escritores de la República romana y del Imperio romano eligieron evitar la innovación en favor de la imitación de los grandes autores griegos. La Eneida de Virgilio emulaba la épica de Homero, Plauto seguía las huellas de Aristófanes, Tácito emulaba a Tucídides, Ovidio exploraba los mitos griegos. Por supuesto, los Romanos imprimieron su propio carácter a la civilización que heredaron de los griegos. Sólo la sátira es el único género literario que ya los romanos identificaron como específicamente suyo. Véase también: Literatura en latín

El calendario

Artículo principal: Calendario romano

El primitivo calendario romano fijaba la duración de los meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos con meses lunares de 29 ó 30 días. El mes era la fracción mayor y el día la menor, aunque después se dividió en horas. Los romanos consideraban que el día se iniciaba a medianoche. Al establecerse el año (de annus = anillo) le fijaron una duración de 10 meses (sistema decimal), pero más tarde, por influencia griega, se pasó al año de 12 meses, con 368 días y ¾ de otro, con meses de 30 y 29 días alternativamente, y cada dos años un año con 13 meses, ajustándose progresivamente el sistema suprimiéndose o agregándose días. Así se estableció un año que comenzaba en primavera (en el mes dedicado al dios de la guerra Marte, o sea el mes martius = 'marzo'), luego seguía el mes que se abre (aprilis = 'abril'), el del crecimiento (maius = 'mayo') y el del florecimiento (junius = junio). Luego los meses seguían por orden del quinto al décimo: quintilis (julio), sextilis (agosto), september (septiembre), october (octubre), november (noviembre) y december (diciembre); seguía el mes de apertura de los trabajos agrícolas (januarius = enero) y el mes de las purificaciones (februarius = febrero). Si se añadía otro mes, éste no tenía nombre pero se le llamaba mercedonius por estar consagrado a la paga. Con los progresivos reajustes se fijaron meses de 31 días (marzo, mayo, julio y octubre), de 28 días (febrero, que cada cuatro años tenía 29 días) y de 29 días (los demás), intercalándose un mes de 27 días cada dos años. Así el primer y el tercer año del ciclo tenían 355 días cada uno; el segundo año 383 días; y el cuarto año 382 días, o sea en total 1474 días. Cada mes se dividía en semanas de entre 4 y 9 días: la segunda y cuarta semana del mes eran de 8 días, la tercera de 9 días (salvo en Febrero que eran 8 y en el intercalar que eran 7) y la primera semana era de 6 días en los meses de 31 y de 4 en los demás. El anuncio de la duración de la primera semana se llamaba anuncio de las calendas, a las semanas de nueve días el noveno día se llamaba nonae o nonas y al primer día de la tercera semana se le llamaba idus (o ides). A cada periodo de cinco años se le llamaba lustro, debido a que se hacían sacrificios (lustrum) el año después de la revisión del censo que era cada cuatro años.

Ciencia

La ciencia no conoció un desarrollo importante en Roma en el campo de la teoría o de la investigación pura, limitándose los autores romanos a recopilar conocimientos anteriores, sobre todo los griegos; Plinio el Viejo (23–79) recopiló en su Naturalis Historia la ciencia griega.

Medicina

En los primeros tiempos la medicina romana era considerada mágia o religión. No obstante, se sabe que los etruscos, habilidosos practicantes de la adivinación, también lo eran en la fabricación de prótesis dentales. Una ley atribuida al rey Numa prescribía la cesárea cuando la madre moría antes del parto, para salvar al niño. Pero no menciona ningún médico. Probablemente cada uno hacía lo que sabía en caso de necesidad. En un momento la medicina griega hace una aparición en la cultura romana. Cuando el primer médico griego llega a Roma (Arcagato de Esparta, 219 a. C.), Catón se opone a la admisión de esta y otras novedades que teme van a helenizar, es decir, a iniciar la decadencia de Roma. Y propugna la vuelta a la medicina tradicional (en su caso, por ejemplo, eran panaceas la col y el vino). La medicina griega que llega a Roma viene dividida en dos escuelas:

La de Hipócrates, convencido de la vis medicatrix naturae y por lo tanto seguidora de un método expectante, consistente en no violentar el curso de la enfermedad. Hipócrates decía que lo primero era no hacer mal (primum non nocere).

La de Asclepíades, por su parte, era partidaria de actuar para que la curación se produjese cito, tuto ac iucunde (rápida, segura y agradablemente) porque quien cura es el médico, no la naturaleza. Utilizaba dietas, masajes, medicamentos y música. Llegó a practicar la traqueotomía.

En tanto, en las obras de Celso encontramos descritas operaciones de cirugía plástica, extirpación de pólipos nasales, amígdalas, etc. Galeno (130-200) ya practicaba la disección de cadáveres, pero con animales, porque estaba muy mal visto el estudio anatómico de cadáveres humanos. A juzgar por lo que apareció en casa de un médico de Pompeya, los materiales quirúrgicos no eran excesivamente rudimentarios. Existen indicios de que conocían el espejo dental y las propiedades antisépticas de ciertos ungüentos. La enseñanza de la medicina era privada y no había títulos. Cualquiera podría practicarla, incluso en la época imperial cuando eximen a los médicos de pagar impuestos y del servicio militar. La mayoría de los

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