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Enviado por   •  23 de Julio de 2015  •  Trabajos  •  874 Palabras (4 Páginas)  •  138 Visitas

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LA LUCHA POR EL DERECHO

Este libro nos habla que  pesar de que el derecho tiene por objeto el evitar la lucha y la discordia  la lucha es parte del mismo derecho y no es  necesario para poder ser en la cual  existirá una lucha en contra de la injusticia pero su idea de esta   es acabar con la misma.


El libro nos dice que todo Derecho en el mundo debió ser adquirido por la lucha  y por  los principios del Derecho que hoy nos rigen han sido impuestos pues siempre ha existido gente que no ha estado de acuerdo y es ahí cuando entra la justicia con el derecho en la balanza y en la otra mano la espada para hacerlo cumplir. Para aquellas personas que siempre han visto al derecho como algo normal no tendría que existir o no lo comprenderían como una lucha pero en cambio si existe una persona que no acate las reglas del derecho se les tendrá que corregir entonces y así lograr que actúen como lo dice  el derecho.


En relación con el derecho no se aplica solo a los individuos sino a generaciones enteras pues mientras una generación puede gozar de todo tipo de privilegios y vivir sin preocupaciones que  las siguientes generaciones puede enfrentarse a guerras interminables y será el mundo que el que nos hará conocer  las distintas formas de ver la vida. El derecho tiene un doble sentido que es uno objetivo y el otro es el sentido subjetivo el primero es el que nos presenta el Derecho vigente y el orden legal de la vida diaria, es la regla abstracta en el Derecho concreto a la persona, y en estos dos caso existe una lucha constante o simplemente una de las dos vence para irse sobre una de las dos direcciones en concreto. El estado se ve afectado por una lucha contra la anarquía para asi poder seguir conservando el orden legal. El punto de vista sobre el Derecho cambia dependiendo si se estudia desde su nacimiento desde el punto de vista histórico o por los cambios y renovaciones constantes que este mismo tiene, por ejemplo la anulación o entrada en vigor de diversas leyes.


También nos  que el derecho no debe de luchar pues mediante la persuasión a pesar de ser un proceso lento es muy seguro y eficaz, pues sin ningún problema nace dentro de las personas las reglas del Derecho.
El derecho al igual que al  lenguaje conoce un desarrollo orgánico para decirlo con expresión usual desde dentro hacia fuera no intencional e inconsciente. A ella pertenecen aquellos principios jurídicos que se sedimentan poco a poco en la relación desde la concertación autonómica regular de los negocios jurídicos, así como todas aquellas abstracciones, corolarios, reglas, que la ciencia descubre por vías analíticas desde los derechos existentes y lleva a la conciencia. Pero el poder de esos dos factores, la relación y la ciencia, es limitado, puede regular el movimiento dentro de los carriles existentes, estimularlo, pero no puede hacer los diques que se oponen a que la corriente tome una nueva dirección.

Esto sólo puede hacerlo la ley  es decir la acción intencional dirigida a ese objetivo del poder del Estado y no es por eso un azar sino una necesidad hondamente cimentada en la esencia del derecho, que todas las reformas profundas del procedimiento y del derecho positivo surgen de leyes. Ahora bien, una alteración que la ley impone al derecho existente, puede limitar su influencia posiblemente a lo último, a la esfera de lo abstracto, sin extender sus efectos al dominio de las relaciones concretas que se han formado en base al derecho hasta aquí, una mera alteración del mecanismo del derecho, en el que un tornillo inservible o un rodillo es suplantado por otro más perfecto. Pero muy a menudo están las cosas de tal modo que la alteración se puede alcanzar sólo al precio de una intervención extremadamente viva en los derechos e intereses privados existentes. Se han ligado en el curso del tiempo con el derecho existente los intereses de millares de individuos y de estamentos enteros de tal modo que no se puede suprimir sin lesionar a los últimos de la manera más sensible; poner en discusión la prescripción jurídica o la institución, equivale a declarar la guerra a todos esos intereses a arrancar un pólipo que se ha aferrado con mil brazos. Todo intento de esa clase suscita por tanto en la actuación natural del instinto de conservación la más violenta resistencia de los intereses amenazados y con ello una lucha en la que, como en toda lucha no da la pauta el peso de las razones, sino la proporción de poder de las fuerzas en pugna y así no raramente provoca el mismo resultado que en el paralelogramo de las fuerzas una desviación de la línea original en la diagonal. Sólo así es explicable que instituciones sobre las cuales ha sido pronunciado el juicio público hace tiempo, pueden a menudo continuar largo tiempo su vida no es la fuerza de inercia de la capacidad histórica de afirmación la que les sostiene, sino la fuerza de resistencia de los intereses que sostienen su posesión.

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