Defensa Inegral
carlitosunefa19 de Enero de 2014
2.586 Palabras (11 Páginas)215 Visitas
Congreso de panamá:
Designado también como Congreso Anfictiónico de Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de la Grecia Antigua fue convocado por Simón Bolívar en 1824 desde Lima, con el objeto de buscar la unión o confederación de Hispanoamérica antes conocida como Reinos Castellanos de las Indias.
Ya la idea de crear una gran nación cuya extensión abarcara lo que hoy es Hispanoamérica venía desde Francisco de Miranda, quien ideó el nombre de Colombia para esa eventual nación, el mismo Bolívar había expresado similares ideas en su Carta de Jamaica. El Congreso logró instalarse en ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el 15 de julio de ese año. Asistieron representantes de la Gran Colombia , Perú, Bolivia, México, y las Provincias Unidas del Centro de América (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Costa Rica). Gran Bretaña asistió en calidad de observador.
Los embajadores acordaron la creación de una liga de Repúblicas Americanas, con militares comunes, un pacto mutuo de defensa, y una Asamblea Parlamentaria Supranacional. Sin embargo, el “Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua” que emergió del congreso, fue ratificado en última instancia solamente por la Gran Colombia. Cuatro años más tarde la Gran Colombia se derrumbó y años después las Provincias Unidas de Centro América se desmembraron en varias naciones. El Congreso logró reunirse, años después, en Querétaro, a convocatoria de México. Sus acuerdos tampoco se concretaron.
CONVOCATORIA
Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América, para obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria, obtenida por nuestras armas contra el poder español.
Profundamente penetrado de estas ideas invité en el año 1822 a los Gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para que formásemos una confederación, y reuniésemos en el Istmo de Panamá una asamblea de plenipotenciarios de cada Estado; que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias.
Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá, sería señalado para este augusto destino, colocado como está en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por el otro el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el Gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de los confederados. Nada ciertamente podrá llenar tanto los ardientes votos de mi corazón, como la conformidad que espero de los gobiernos confederados a realizar este augusto acto de la América.
El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público, y recuerden los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él, encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué será entonces el Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?.
Países asistentes
la Gran Colombia , Perú, Bolivia, México, y las Provincias Unidas del Centro de América (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Costa Rica). Gran Bretaña asistió en calidad de
observador.
Bolivia
El gobierno boliviano estaba presidido por el mariscal Antonio José de Sucre, compañero de armas de Bolívar y uno de los principales partidarios de éste, por lo cual se daba por asegurada la asistencia de una delegación del país. No obstante, pugnas políticas causaron demoras en la designación de los delegados bolivianos, y cuando éstos quedaron listos para embarcarse hacia Panamá, se supo que el Congreso había concluido en dicha ciudad. Además, el clima político boliviano se había tornado desfavorable a Sucre -y por ende, contrario a los planes de Bolívar- lo que impidió que se pudiera contar con la participación boliviana.
Argentina
El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata recibió la invitación de Bolívar pero los intereses argentinos del momento estaban centrados, en el ámbito inteno, en la organización política del país, amenazada por los caudillos federales. En el ámbito externo las preocupaciones argentinas estaban en la Guerra del Brasil, para mantener a la Banda Oriental como una provincia de Argentina, y fortalecer los vínculos comerciales con Gran Bretaña antes que con el resto de Sudamérica, por lo cual hubo escaso interés en el Congreso.
El presidente Bernardino Rivadavia se hallaba en pugna con el Imperio del Brasil y prefería contar con el apoyo bélico de todas las provincias argentinas para superar la crisis en vez de esperar apoyo de Bolívar; asimismo, la mayoría de los políticos argentinos -incluyendo al propio Rivadavia-, desconfiaban del proyecto bolivariano y temían que esto significara el inicio de una "hegemonía" de la Gran Colombia en América del Sur.
Chile
Chile fue invitado pero declinó asistir. El gobierno chileno dirigido por Ramón Freire no mostraba simpatías por Simón Bolívar ni por su enorme influencia política sobre los países sudamericanos con costas en el Océano Pacífico. Además, la fuerte pugna política chilena entre liberales y conservadores -llamados pipiolos y pelucones respectivamente- reducía la preocupación de los políticos chilenos por el proyecto bolivariano, del cual además desconfiaban, prefiriendo basar su política externa en mantener buenas relaciones con sus principales socios comerciales: Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Paraguay
Paraguay, aunque ya era un estado independiente desde 1811, estaba gobernado por el doctor Gaspar Rodríguez de Francia, partidario de una política de completo aislacionismo. Tras la Batalla de Ayacucho y la declaración de la Independencia de Bolivia en 1825, el propio Simón Bolívar trató de lograr contactos políticos con Paraguay, enviando a Asunción representantes para solicitar el inicio de relaciones diplomáticas. Pese a esto los enviados de Bolívar no tuvieron comunicación alguna con los funcionarios paraguayos y sólo recibieron una carta del doctor Francia para Bolívar, donde el dictador paraguayo rechazaba todo vínculo diplomático de su país y defendía el aislacionismo. Ante este rechazo, Paraguay no fue invitado al Congreso de Panamá.
Brasil
El Imperio de Brasil sí fue convocado, pese a ser un estado monárquico y abiertamente esclavista, regido además por los descendientes de Casa de Braganza, una dinastía europea, del cual recelaban abiertamente las cancillerías del resto de Sudamérica. En el caso brasileño, Simón Bolívar remitió la invitación a la corte imperial de Río de Janeiro sólo para halagar a Gran Bretaña -que era la principal aliada de Brasil y preocupada por el aislamiento de éste- pero resultaba evidente que la desconfianza de las repúblicas hispanoamericanas y del propio Bolívar hacia Brasil influiría en las decisiones del Congreso.
Brasil precisaba mantener la neutralidad entre las monarquías europeas y sus vecinos republicanos hispanoamericanos, y en octubre de 1825 aceptó la invitación de Bolívar, pero la Guerra del Brasil contra las Provincias Unidas del Río de la Plata hizo temer al emperador Pedro I una recepción demasiado hostil en Panamá, lo cual era contrario a sus intereses. Por ello decidió no enviar a los delegados brasileros a pesar que ya los había designado.
...