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Despertador Americano


Enviado por   •  6 de Octubre de 2014  •  1.472 Palabras (6 Páginas)  •  300 Visitas

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A todos los habitantes de América

¡Europeos establecidos en América! desde el principio de la invasión de la Monarquía por los Franceses, no habéis cesado de darnos las más fuertes, las más violentas sospechas de que sois Reos {a} de alta traición. Desde aquella época azarosa, habéis estado repitiendo incesantemente a la faz del Mundo entero los juramentos más solemnes de vencer, o morir por la Religión, y por Fernando, atacados juntamente por los Vándalos modernos; y os habéis empeñado al mismo tiempo con una obstinación inaudita a permanecer indefensos: habéis jurado conseguir un fin; y os habéis resistido a adoptar los medios únicos conducentes a su logro: haciendo de este modo vano e ilusorio uno de los actos más sagrados [2] de la Augusta Religión que profesamos, o burlándoos descaradamente de Dios, y de los hombres. ¡Perjuros! sólo habéis tratado de adormecernos, y de engañar nuestro candor. Es verdad, que al principio de tan violenta crisis, vuestra conducta desleal no se manifestó desde luego en toda su abominación. El estado inerme del Reino parecía disculpable, suponiendo que, contentos con nuestros sacrificios pecuniarios, fiabais la defensa de nuestros más caros intereses religiosos y sociales al valor de los hijos de la Metrópoli, y a los esfuerzos de las Potencias Aliadas. Los primeros sucesos del Pueblo Español contra el poder colosal del Tirano, lisonjeándonos con las más halagüeñas esperanzas de una completa y final victoria, nos hacían descansar en el denuedo, magnanimidad e intrepidez de Pueblo tan virtuoso y tan guerrero, y justificaban el reposo e inacción de las Colonias. Pero luego que los Sabios, los Políticos de España, esto es, los traidores, so color de templar la demasiada impetuosidad del Pueblo, y de sujetarle a una Táctica, que sólo se aprende con el tiempo, no hicieron más que amortiguar su militar ardor, y prepararle a sus futuras derrotas: cuando enjambres numerosos de Conscriptos inundaron la Península, para atrapar la presa que se escapaba, y cubrir la vergüenza de los Invencibles derrotados: cuando Provincias enteras se sometieron por sí mismas al yugo, y comenzaron a prevaricar las primeras columnas de la Nación: en fin, cuando el Austria hubo aceptado su vergonzosa Paz, y ocupada por el Intruso Sevilla, sin disparar un cañonazo, la misma Junta Central en masa zozobró en el diluvio de la común deslealtad, ¿no amenazó a las posesiones coloniales el más evidente peligro de ser arrebatadas de tan impetuoso y desecho torbellino? ¿no debimos los Americanos, en desempeño de la fe jurada, tomar luego una actitud guerrera, y ponernos en un respetable estado de defensa? ¿había otro arbitrio de precaver una invasión Galo-Hispana, que el de prepararse a rechazarla con las armas, según la trillada máxima: si vis pacem, para bellum? Las miras del Tirano eran notorias, los papeles más sediciosos, las más incendiarias proclamas penetraban hasta las más [3] remotas Provincias del Reino, sembrando, para corrompernos los medios más poderosos de la seducción. En coyuntura tan inminente y tan crítica, no correr a las armas ¿no era un manifiesto crimen contra la Religión, y el Estado? Y si vuestras relaciones con los dominados por el Usurpador, si vuestra larga mansión en este país de delicias, que disfrutáis vosotros solos, si vuestra molicie y afeminamiento, efecto de vuestro inmoderado lujo y excesiva riqueza, si vuestra feroz e insaciable codicia, si vuestro invencible apego a vuestros tesoros no os permitían abandonar la sombra de vuestras moradas, para arrostrar el sol ardiente, y asoladoras plagas de nuestras Costas Marítimas, a fin de guarnecerlas contra toda irrupción enemiga ¿por qué habéis querido privarnos a nosotros {b} esta defensa, a nosotros más aptos para ello como al fin endurecidos en la adversidad y los trabajos? ¿Por qué habéis querido hacernos cómplices de vuestros execrables perjurios? ¿por ventura la Religión Cristiana no prescribe unas mismas obligaciones y deberes al Europeo, que al Americano? ¿sólo el Gachupín estará obligado a derramar su sangre por su Fe, y no lo estará el Criollo igualmente? ¿o los franceses sólo serán enemigos de la Religión en España, y protectores de sus Dogmas en el Imperio Mexicano? Si sois consecuentes a los principios de que siempre habéis hecho tanto alarde, o confesad de buena fe la justicia de la Causa Americana, y la necesidad estrecha que Dios y la Patria, la Religión y Estado, la conciencia y el honor nos imponen de tomar las armas para defender lo que más amamos sobre la tierra; o bien quitaos de una vez la máscara, y publicad

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