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Diario Colon


Enviado por   •  27 de Abril de 2013  •  28.790 Palabras (116 Páginas)  •  437 Visitas

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que ya lo tenían por sospechoso porque no llevava el camino de su casa, por lo cual dize que ni les creía lo que le dezían ni los entendía bien ni ellos a él, y dizque avían el mayor miedo del mundo de la gente de aquella isla. Así que, por querer aver lengua con la gente de aquella isla, le fuera necesario dete- nerse algunos días en aquel puerto, pero no lo hazía por ver mucha tierra y por dudar que el tiempo le duraría. Esperava en Nuestro Señor que los indios que traía sabrían su lengua y él la suya, y después tornaría y hablará con aquella gente, y pla- zerá a su majestad (dize él) que hallará algún buen resgate de oro antes que buelva.

Viernes 7 de diziembre.—Al rendir del cuarto del alba, dio las velas y salió de aquel puerto de San Nicolás y navegó con el viento sudueste al Nordeste dos leguas, hasta un cabo que haze el Cheranero, y quedávale al Sueste un angla y el cabo de la Estrella al Sudueste, y distava del almirante veinticuatro millas. De allí navegó al Leste, luengo de costa hasta el cabo Cinquín, que sería cuarenta y ocho millas. Verdad es que las veinte fue- ron al Leste, cuarta del Nordeste, y aquella costa es tierra to- da muy alta y muy grande fondo, hasta dar en tierra es de vein- te y treinta braças, y fuera tanto como un tiro de lombarda no se halla fondo, lo cual todo lo provó el almirante aquel día por la costa, mucho a su plazer con el viento sudueste. El angla que arriva dixo llega dizque al puerto de San Nicolás tanto como tiro de una lombarda, que si aquel espacio se atajase o corta- se quedaría hecho isla, lo demás bojaría en el cerco tres o cua- tro millas. Toda aquella tierra era muy alta y no de árboles grandes sino como carrascos y madroños, propia dizque tierra de Castilla. Antes que llegase al dicho cabo de Cinquín con dos leguas, halló una angrezuela como la abertura de una monta- ña, por la cual descubrió un valle grandíssimo, y vídolo todo sembrado como cevadas y sintió que devía de aver en aquel va- lle grandes poblaciones, y a las espaldas de él avía grandes montañas y muy altas.

Y cuando llegó al cabo de Cinquín, lo demorava el cabo de la isla Tortuga al Nordeste, y avría treinta y dos millas, y sobre este cabo Cinquín, a tiro de una lombarda, está una peña en la mar que sale en alto que se puede ver bien y, estando el al-

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mirante sobre dicho cabo, lo demorava el cabo del Elifante al Leste, cuarta del Sueste, y avría hasta él setenta millas, y toda tierra muy alta. Y a cabo de seis leguas halló una grande angla y vido por la tierra dentro muy grandes valles y campiñas y montañas altíssimas, todo a semejança de Castilla. Y dende a ocho millas halló un río muy hondo, sino que era angosto, aun- que bien pudiera entrar en él una carraca, y la boca toda lim- pia sin banco ni baxas. Y dende a diez y seis millas halló un puerto muy ancho y muy hondo, hasta no hallar fondo en la entrada ni a las bordas a tres pasos, salvo quinze braças, y va dentro un cuarto de legua. Y puesto que fuese aún muy tem- prano, como la una después de mediodía, y el viento era a popa y rezio, pero porque el cielo mostrava querer llover mucho y avía gran cerrazón, que es peligrosa aun para la tierra que se sabe, cuanto más en la que no se sabe, acordó de entrar en el puerto, al cual llamó Puerto de la Concepción, y salió a tierra en un río no muy grande que está al cabo del puerto, que vie- ne por unas vegas y campiñas que era maravilla ver su her- mosura. Llevó redes para pescar y antes que llegase a tierra sal- tó una liça como las de España propria en la barca, que hasta entonces no avía visto pece que pareciese a los de Castilla. Los marineros pescaron y mataron otras, y lenguados y otros pe- ces como los de Castilla. Anduvo un poco por aquella tierra que es toda labrada y oyó cantar el ruiseñor y otros paxaritos como los de Castilla. Vieron cinco hombres, mas no les qui- sieron aguardar sino huir. Halló arrayán y otros árboles y yervas como los de Castilla, y así es la tierra y las montañas.

Sábado 8 de diziembre.—Allí en aquel puerto les llovió mucho con viento norte muy rezio. El puerto es seguro de todos los vientos excepto norte, puesto que no le puede hazer daño al- guno, porque la resaca es grande, que no da lugar a que la nao la vire sobre las amarras ni el agua del río. Después de media- noche se tornó el viento al Nordeste y después al Leste, de los cuales vientos es aquel puerto bien abrigado por la isla de la Tortuga, que está frontera a treinta y seis millas.

Domingo 9 de diziembre.—Este día llovió e hizo tiempo de in- vierno como en Castilla por octubre. No avía visto población sino una casa muy hermosa en el Puerto de San Nicolás, y me-

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jor hecha que en otras partes de las que avía visto. La isla es muy grande y dize el almirante no será mucho que boje do- zientas leguas. Ha visto que es toda muy labrada, creía que de- vían ser las poblaciones lexos de la mar de donde ven cuando llegava y así huían todos y llevavan consigo todo lo que tenían y hazían ahumadas como gente de guerra. Este puerto tiene en la boca mill pasos, que es un cuarto de legua, en ella ni ay banco ni baxa, antes no se halla cuasi fondo hasta en tierra a la orilla de la mar, y hazia dentro, en luengo, va tres mill pa- sos todo limpio y basa que cualquiera nao puede surgir en él sin miedo y entrar sin reguardo. Al cabo de él tiene dos bocas de ríos que traen poca agua, enfrente de él ay unas vegas las más hermosas del mundo y cuasi semejables a las tierras de Castilla, antes estas tienen ventaja, por lo cual puso nombre a la dicha isla la isla Española.

Lunes 10 de diziembre.—Ventó mucho el nordeste y hízole garrar las anclas medio cable, de que se maravilló el almirante y echolo a que las anclas estavan mucho a tierra y venía sobre ella el viento. Y visto que era contrario para ir donde preten- día, embió seis hombres bien adereçados de armas a tierra que fuesen dos o tres leguas dentro en la tierra para ver si pu- dieran aver lengua. Fueron y bolvieron no aviendo hallado gente ni casas, hallaron empero unas cabañas y caminos muy anchos y lugares donde avían hecho lumbre muchos. Vieron las mejores tierras del mundo y hallaron árboles de almáciga muchos, y trujeron de ella y dixeron que avía mucha, salvo que no es agora el tiempo para cogella porque no cuaja.

Martes 11 de diziembre.—No partió por el viento, que todavía era leste y nordeste. Frontero de aquel puerto, como está di- cho, está la isla de la Tortuga y parece grande isla, y va la cos- ta de ella cuasi como la Española y puede

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