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Diplomacia En Paraguay

gescurra10 de Junio de 2014

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CARLOS ANTONIO LÓPEZ.

Lección VII.

CAPITULO 1: CARRERA POLÍTICA Y PRIMERAS POSTURAS DE GOBIERNO.

Luego del fallecimiento del Dr. Francia, se produjeron una serie de gobiernos provisorios productos de golpes de estado, hasta que Mariano Roque Alonso convocó a una Asamblea para el 12 de marzo de 1841, en la que se decidió reimplantar el Consulado, integrado por un civil y un militar. Los elegidos fueron el propio Roque Alonso y Carlos Antonio López.

Desde el principio la política del consulado se encaminó a facilitar la exportación de los excedentes agropecuarios que acumulaba la nación, junto con el inicio de cierta liberalización, dirigida, en particular, a restringir el poderío estatal, que algunos estimaban abusivo, y a establecer varios principios característicos de una República burguesa en maduración. Esos planes se concretaron con la reforma del sistema de recaudación tributaria, la elaboración de un nuevo reglamento de aduanas, el restablecimiento del comercio con Corrientes, la liberación de los presos políticos y la concesión de libre salida a extranjeros residentes en el país, así como el derecho de estos a naturalizarse paraguayos. López, en su afán democratizador, llegó a elaborara un documento titulado "Tratado de los Derechos y los Deberes del Hombre Social", inspirado en las ideas de Montesquieu; concedió la libertad a todos los esclavos del Estado y la de vientres a los privados, residuos coloniales que el régimen de Francia no había llegado formalmente a eliminar, aun cuando la esclavitud solo se practicaba dentro de los estrechos límites de un sistema domestico- patriarcal, que no desempeñaba un papel significativo en la economía nacional.

El abandono de ciertos preceptos de la política del Supremo no representó, en modo alguno, un cambio esencial en el carácter del régimen gubernamental, ni que el Estado perdiera su lugar preponderante en la economía del país, así como tampoco su paternalista función social. Por ejemplo, durante el Consulado distribuyeron animales y útiles de labranza entre los campesinos y se arrendaron tierras estatales a varias familias, tal como era costumbre en la época del Dr. Francia.

Para poder aumentar realmente el volumen del comercio exterior era imprescindible abrir los ríos a la libre navegación, aun cuando el régimen de Juan Manuel de Rosas, Gobernador de Buenos Aires, seguía defendiendo los intereses exclusivistas del puerto privilegiado. La creciente hostilidad de Rosas y las reiteradas negativas del caudillo a reconocer la independencia de la más antigua provincia del Virreinato del Rio de la Plata, se hicieron del dominio público con la difusión de una carta en la que el gobernante porteño amenaza con invadir al Paraguay. El conato de agresión precipitó la convocatoria de una nueva asamblea antes del plazo fijado. El Congreso Nacional se celebró en Asunción el 25 noviembre de 1842, con el único objetivo de reafirmar la soberanía nacional. Los símbolos patrios fueron ratificados por los delegados y el 25 de diciembre se procedió a jurar la independencia a lo largo y ancho del país. La declaración, que reafirmaba la emitida en octubre de 1813, fue enviada a los principales Gobiernos extranjeros, con vistas a propiciar el reconocimiento de la República.

La Asamblea de marzo de 1844 tuvo por objeto discutir la primera Constitución del Paraguay. La carta aprobada, que buscaba conseguir la estabilidad de la república, entregó el poder ejecutivo a un Presidente, siendo electo para ello Carlos Antonio López.

El latente conflicto con Buenos Aires se agudizó de improviso en agosto de 1844, cuando Rosas prohibió cualquier tipo de navegación por el rio Paraná a los barcos paraguayos, en represalia por un tratado firmado entre Asunción y Corrientes. Esta amenaza llevó a los paraguayos a reforzar aún más sus capacidades defensivas con el establecimiento del servicio militar obligatorio, contratación de instructores brasileños para el ejército y fortificación de los principales puntos estratégicos, como Paso de Patria. Y fue en estas circunstancias nada agradable en que se puso en funcionamiento la nueva imprenta en la que se editaba El Paraguayo Independiente y se empezó a divulgar el lema "Independencia o Muerte".

A fin de obtener el financiamiento necesario para la defensa nacional, se decretó el 2 de enero de 1846 la propiedad del Estado sobre las plantas de yerba mate y las maderas de construcción naval, independientemente de la propiedad de la tierra. "Los yerbales, expresaba la disposición, son producciones espontaneas de la naturaleza, que no están en el dominio privado, ni son frutos de trabajo individual alguno".

Según afirma el historiador Carlos Pastore, el Gobierno se proponía con esta medida no solamente hacerse de recursos financieros, sino también evitar que los Estados vecinos que resistían el reconocimiento de la independencia del Paraguay obtuvieran uno de los materiales que podría facilitar la empresa de conquista de su territorio, a que estaba amenazado.

Rememorando, a fin de cerrar este capítulo, promulgada la Ley de Administración Política de 1844, el 14 de marzo de ese año, reunido el Congreso, se dio por terminado el gobierno Consular y se decidió elegir un Presidente siendo elegido Don Carlos Antonio López primer Presidente Constitucional de la República por el período 1844-1854. Al término de dicho periodo, fue reelegido dos veces, una por tres (1854-1857) y otra por diez años (1857-1867), no pudiendo completarse esta tercera etapa de su presidencia por su fallecimiento, el 10 de septiembre de 1862.

En cuanto a las posturas políticas, las iremos desarrollando con mayor detalle en capítulos específicos.

DESARROLLO DE LA ECONOMÍA PARAGUAYA.

Uno de los objetivos principales de Carlos A. López fue la libre navegación de los ríos en el continente, cuya conquista facilitó al Paraguay la formación de una impresionante marina mercante, que permitía la eficiente comercialización de parte de la producción nacional, a la vez que posibilitaba el desarrollo de relaciones capitalistas de producción. Aprovechando sus magnificas maderas y otros recursos naturales de la nación, el país creó, en astilleros propios, la mayor flota comercial del Rio de la Plata. Con la ayuda de técnicos extranjeros contratados por el Gobierno, los astilleros estatales legaron a botar buques de acero provistos de calderas, al parecer los primeros de su tipo que se construyeron en América del Sur. El primogénito de estos vapores fue el "Ypora", con 226 toneladas de desplazamiento. En funciones desde el 2 de julio de 1856, el "Ypora" abrió el camino de la navegación a vapor para otras embarcaciones paraguayas construidas o adquiridas en los años siguientes, tales como el "Salto del Guayra", "Ygurei", "Rio Apa" y "Jejui" hasta hacer un total de once. Paralelamente se armaban unos cincuenta veleros pequeños y grandes. Los insumos de hierro y acero necesarios se producían en la fundición de Yvycui, inaugurada en 1854 y dotada de modernas instalaciones, en las que laboraban más de cien obreros. Cañones de doce pulgadas, armas ligeras, proyectiles, implementos agrícolas y otros artículos, salían del arsenal de Asunción, donde trabajaban más de 250 trabajadores asalariados. La materia prima se obtenía en las minas del Estado, situadas en Itacurubi y Valenzuela, de donde se extraía el mineral de hierro, azufre y carbón.

La conjugación de estos factores posibilitó un incesante aumento de los intercambios con el mundo exterior. En poco menos de diez años el volumen del comercio era cuatro veces superior al de 1851. Se cuenta que a principios de la década del sesenta atracaban anualmente en el puerto de Asunción más de 300 buques de vapor de diferentes nacionalidades. Se exportaba yerba mate, maderas, tabaco, cueros, cigarros y naranjas. Se importaba fundamentalmente maquinarias y ciertas manufacturas que el país aun no producía.

También en 1854, el Estado paraguayo comenzó a construir el primer ferrocarril de trocha ancha del Rio de la Plata y el segundo de toda América del Sur. La línea férrea comunicó en 1861 a Asunción con la villa de Paraguarí, a una distancia de 72 kilómetros. El proyecto incluía la unión de la capital con la ciudad de Villarrica, centro de las mejores haciendas y estancias del departamento del Guaira, zona densamente poblada. A la vez fue establecida una red de telégrafos que, a la vez que bordeaba el rio Paraguay permitía enlazar el estratégico Paso de la Patria con Asunción. De esta manera el Gobierno paraguayo daba pasos firmes en el desarrollo económico nacional.

OTRAS ARISTAS DE LAS TRANSFORMACIONES SOCIO- ECONÓMICAS DE ESTA ÉPOCA.

Gestiones En Europa.

En 1853, el presidente Carlos A. López envió a Europa una Misión Diplomática presidida por el general francisco Solano López. La misión visitó Londres, Paris, Madrid y Roma. Buena parte de los éxitos señalados en el capitulo anterior se debieron a las gestiones realizadas por esta misión en Europa, a donde llegó en 1854.

Durante casi dos años viajó por el viejo continente. Lo más trascendente fue la contratación de centenares de técnicos; ingleses, franceses, italianos, alemanes, suecos, de múltiples especialidades: ingenieros, arquitectos, mineralogistas, fundidores, maquinistas, médicos, farmacéuticos, profesores y otros intelectuales. Con tan ponderable concurso, produjo una masiva incorporación de los mejores exponentes de la técnica europea de entonces. Sin olvidar la construcción del Tacuarí, nave insignia de nuestra marina de guerra, así como la adquisición de materiales y equipos

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