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Discurso día de Infantería y aniversario de la Batalla de Tarapacá


Enviado por   •  28 de Abril de 2023  •  Ensayos  •  1.506 Palabras (7 Páginas)  •  145 Visitas

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23 de noviembre de 2018

Discurso día de Infantería y aniversario de la Batalla de Tarapacá

Sean mis primeras palabras de agradecimiento para quienes me han concedido el honor por mi condición de más antiguo del arma de infantería de tener a cargo las palabras centrales esta mañana, en esta conmemoración del memorable hecho de armas que fue la batalla de Tarapacá y que además es

celebrada como el día de nuestra gloriosa infantería del Ejercito del Perú.

Para intentar transmitir algo sobre el triunfo de Tarapacá y principalmente de nuestra gloriosa arma de infantería, a esta dignísima concurrencia es necesario

situarnos primero en el contexto en el cual se iría a desarrollar esta Batalla.

Las costas peruanas, se encontraban a merced de las fuerzas invasoras enemigas, que habían obtenido la supremacía marítima, al doblegar un mes y medio antes al heroico “Huáscar”, último monitor peruano que impedía sus fatídicas pretensiones. Aunado a esto, se habían producido los trágicos desenlaces en Pisagua, donde el enemigo había podido desembarcar gran

cantidad de sus fuerzas en tierra.

Y San Francisco, donde un 19 de noviembre de 1879 las tropas chilenas habían podido consolidar su ingreso a territorio peruano, al rechazar a nuestras fuerzas, aun conjuntas con Bolivia, lideradas por el Gral Juan Buendía. Todos estos hechos, suponían que la moral del Ejército del Perú quedaba resentida y

magullada, y que las situaciones adversas no pararían de venir.

Sin embargo, sabemos que la moral militar no se consigue mediante voces de mando por sonoras que sean; ella es producto del adiestramiento paciente, tenaz y oportuno del soldado; del profundo sentimiento del espíritu de cuerpo; de la irrenunciable fe en la grandeza de la Patria; de la inalterable devoción por el cumplimiento del deber; del don de mando didáctico y sicológico, de la dotación solo suficiente de recursos logísticos y de la consciente correlación doctrinaria en una palabra o esfuerzo. Eso es lo que nos demostró nuestra

oficialidad aquella vez.

Después del desastre de San Francisco, la Infantería del Ejército del Perú, marchó ininterrumpidamente cuatro días, llegando a Tarapacá el 23 de noviembre de 1879. En ese momento, nuestras fuerzas estaban prácticamente

DISCURSO DÍA DE INFANTERÍA 1

inoperantes porque no se había realizado una retirada estratégica. Al cansancio de nuestros hombres, habría que agregarle la falta de víveres, vestuario y equipo, lo que podría dar una idea de su capacidad de movimiento y de operatividad para el combate. Los 3600 hombres que componían este maltrecho Ejército, rebasaban pues, el poder de los recursos que podía brindarles Tarapacá, por lo que se tuvo que enviar buena parte de este al pueblo de Pachica. Decía el chileno, conocido anti peruano Benjamín Vicuña Mackenna: “Eran un Ejército que no tenía armas, ni municiones, ni víveres, ni dinero, ni movilidad, ni retirada”. De igual manera, nuestro gran historiador Jorge Basadre Grohman dice: “El hecho solo de que se mantuviera compacto este ejército parecía un milagro. Se hallaba sin recursos, sin abrigo con que defenderse del violento frío nocturno, sin agua frente a los calores del día, sin zapatos. Si grandes habían sido los sufrimientos en la marcha de Iquique a San Francisco, peores resultaron ellos ahora, contando con menos elementos

de movilidad y aprovisionamiento.”

No contábamos con Artillería ni Caballería. El Comando peruano ya había decidido continuar hasta Arica, en búsqueda de mayores recursos y de realizar un nuevo planeamiento. Hasta aquí se entiende claramente, que los hechos estaban dados a favor del enemigo invasor. Después de su victoria en San Francisco, inicialmente el Comando chileno en su plan de operaciones prescinde de perseguir a las fuerzas aliadas. Primaba la ocupación de Iquique para el Ministro chileno Sotomayor y su General Escala. Pero luego, envía una fuerza de reconocimiento, que al saber del estacionamiento peruano en Tarapacá, decide mandar una División de 3500 hombres al mando del Coronel Arteaga, Jefe de estado Mayor del Ejército Chileno, que partieron el 25 de Noviembre. Con este, los planes de persecución se transformarían en uno de barrido y exterminio. Las fuerzas atacantes se sentían poderosamente estimuladas por sus éxitos iniciales, su mayor número, su completa estructura, que incluía Infantería, Caballería y Artillería y con toda la logística y reservas a la mano, al contar con su flota marina en nuestras costas que los abastecía

ininterrumpidamente.

Sin embargo, la Batalla de Tarapacá, sabían los peruanos, no podía ser considerada como una operación clave que influyera sustancialmente en el proceso ulterior de la guerra fratricida que su patria no provocó; pero consideraron como indeclinable consigna suya sentar un precedente dirigido al soldado

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