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Edad Antigua Arte Español


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2023  •  Apuntes  •  3.085 Palabras (13 Páginas)  •  21 Visitas

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EDAD ANTIGUA

El fin de la prehistoria y el inicio de la Antigüedad tienen lugar con el último desarrollo de la metalurgia y la llegada por diferentes vías de los distintos pueblos que van a asentarse en nuestro territorio (fenicios, celtas, griegos, cartagineses y romanos), aportando nuevos factores étnicos y culturales que constituirán las bases sobre las que se desarrollará la futura historia de España.

El área mediterránea, por influencia griega fundamentalmente, creará un arte más refinado y culto (el arte ibérico), que el que nace en las restantes zonas peninsulares.

El proceso de romanización se inicia en el s. II a. C, se mantendrá durante varios siglos. Los romanos conquistan militarmente la Península, y España queda integrada dentro de su ámbito político por lo que podemos hablar de arte hispano-romano. Cuando desaparece el Imperio Romano de Occidente, la producción artística sufre un parón casi total, aunque su influencia seguirá vigente durante décadas en el arte de los pueblos germánicos que se han establecido en las diferentes provincias. Tal es el caso de los visigodos en España.

COLONIZACIONES

Lo que suscitó la llegada de pueblos orientales fueron las materias primas de la Península. En la Península Ibérica, en el valle del Bajo Guadalquivir, existía un estado llamado Tartesos, rico en recursos propios de cobre, plata y plomo. Además, dominaba las rutas marítimas del norte (Islas Británicas) y del sur (África), de donde obtenía el estaño y el oro, respectivamente. Esta riqueza lo convertía en el centro de atracción de los pueblos colonizadores.

LOS GRIEGOS

Desde la isla de Rodas llegaron a la Península en los siglos IX y VIII a. C., pero el contingente más importante fue el de los griegos focenses, de la ciudad de Focea. Su propósito era estrictamente económico y comercial, siempre en relación con Tartessos. Al igual que los fenicios, fundaron ciudades-factorías en la costa, de las cuales la más importante fue Ampurias (Gerona), erguida hacia el año 600.

Fueron los griegos los que llamaron "iberos" a los habitantes de los territorios que ellos colonizaron, y por extensión, llamaron Iberia a toda la península, aunque no llegaron a conocerla completamente.

Este nombre hará fortuna y así serán denominados la cultura y el arte nacidos de la fusión de las formas griegas y autóctonas.

Los griegos sufrieron una gran derrota militar ante los cartagineses (sus competidores) en el año 535 a.C, en Alalia (Córcega). Esto determinó que gran parte de su comercio con Tartessos pasara a manos de los vencedores, que durante siglos serían los dueños del Mediterráneo.

El arte griego en España no resulta tan importante por los restos conservados (esculturas en bronce y piedra, cerámica, etc.), como por la influencia que ejerció en su área de difusión, dando origen al arte ibérico.

LOS ÍBEROS

El arte ibérico surge como resultado de la fusión entre las influencias artísticas mediterráneas, fundamentalmente la griega arcaica, y las diferentes culturas autóctonas que existían previamente en el mediterráneo y la zona andaluza. Cronológicamente se extiende entre los siglos VI y I a. C., y alcanzó su momento de máximo esplendor en el siglo VI.

En arquitectura, como herencia de los griegos, siguieron el sistema adintelado. Raramente utilizan los arcos y las bóvedas, y cuando estos aparecen son falsos, conseguidos por aproximación de hiladas. Sus ciudades estaban fuertemente amuralladas.

Practicaban el rito de la incineración de los cadáveres y en esta cultura eran frecuentes los "santuarios", que, más que templos, eran depósitos de exvotos, en su mayoría de bronce, dedicados a los dioses.

Pero es en la cultura monumental en piedra donde encontramos las obras maestras de este periodo. De entre todas sobresalen "las Damas", muy distintas entre ellas. La Dama de Elche y la Dama de Baza, con carácter funerario (en sus cuerpos existe un hueco dorsal en un caso y lateral en el otro, no visibles en las fotografías, que servía para depositar las cenizas del difunto), mientras que la Dama oferente posee un sentido claramente ritual. Esta última porta en sus manos el vaso de las ofrendas. Los pliegues de sus vestiduras acusan un fuerte geometrismo, que se repite en el moldeado de su rostro inexpresivo, al igual que en el tocado y las trenzas que recogen su cabello.

La Dama de Elche no es una figura completa como la anterior. Se trata, en este caso de un busto femenino que cubre su cabeza con un tocado originalísimo. Lleva tres diademas de piedras preciosas y dos ruedas, también plagadas de pedrería. No hay expresión, pero sí introspección. Se complementa con tres ricos collares y pendientes de múltiples colgantes.

Los pliegues de su manto siguen siendo antinaturalistas. En un momento, toda la figura estuvo recubierta de vivos colores, que han desaparecido debido al paso del tiempo, conservándose solo algo de rojo en los labios.

La Dama de Baza sí es una escultura completa, sentada en un trono de ancho respaldo y patas que terminan en garras. Conserva gran parte de su policromía (rojos, azules y blancos) y tanto las joyas que la adornan como el tocado revelan un parentesco estilístico con la de Elche, aunque esta Dama no tiene las dos ruedas ornamentales que enmarcan el rostro de la de Elche. El tratamiento de las telas es más natural, aunque el rostro es menos elegante. Junto a ella se encontraron diversas vasijas de cerámica, armas y otros objetos, que seguramente debían formar parte del ajuar funerario del difunto.

LOS CELTAS

Hasta ahora hemos hablado de pueblos que se establecieron en la zona de Andalucía y levante. Pero hay otro grupo humano de origen centroeuropeo, los celtas, que entró por el norte y se extendió por el resto del territorio, creando una cultura muy diferente y menos desarrollada artísticamente que la anterior. No eran comerciantes, sino agricultores y ganaderos nómadas, que comenzaron a llegar en diferentes oleadas a partir del s. VIII a. C. a través de los Pirineos. En el siglo VI introdujeron la cultura del Hierro en las zonas por ellos ocupadas, y sus aportaciones se mantuvieron incluso en época romana. En las áreas del centro peninsular se fundieron con los núcleos ibéricos, creando así la cultura y el arte celtibéricos.

Los celtas eran un pueblo nómada con las limitaciones que ello conlleva: no utilizaban casas ni tampoco tallaban esculturas, ya que no las podían transportar. Sí que fabricaron objetos de pequeño volumen y gran valor material. Fueron maestros en el arte de la orfebrería, y de sus talleres nacieron joyas de los más diversos y elegantes diseños. Una muestra de su refinada técnica es el Tesoro de Ribadeo.

Una vez establecidos en España sí que construyeron sus poblados en lo alto de las colinas, rodeados por un recinto defensivo y con casas de planta circular. Los muros de estas eran de piedra y adobe, y sus cubiertas estaban hechas con ramaje. Estos hábitats se denominan castros y cuando son de grandes dimensiones reciben el nombre de citanias.

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