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Edad Media

motorizado121 de Diciembre de 2013

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Edad Media

Resumen del libro “La edad media” de José Luis Romero

Línea de tiempo

Caída de occidente

Roma bajo imperio

Siglo III larga y profunda crisis, crisis en la vida económicosocial. Disminución numérica de la clase servil en la cual reposaba toda la vida económica.

Se produjo una concentración urbana que significo por ejemplo la fundación de Constantinopla en 326.

Crecieron los latifundistas.

Diocleciano y Constantino – autocracia -

Crisis espiritual

Desde la muerte de Teodosio en 395 comienza la división del Imperio. Este emperador legó el imperio que él había conseguido reunir en sus manos a sus dos hijos. Honorio fue desde entonces emperador de occidente y Arcadio del oriente, cada una de ellos bajo la tutela y dirección de un antiguo privado del emperador. En principio, los dos augustos debían recordar la inviolable unidad del imperio, pero en los hechas la política de sus consejeros y las circunstancias obligaron a conducirse como dos soberanos enemigos.

El Imperio estaba definitivamente disgregado.

Esta fisonomía caracterizaría a la temprana edad media.

La Temprana Edad Media

Imperio de Oriente: Se va a conocer como el imperio bizantino. Influencias orientales.

Imperio de Occidente: Las invasiones introducirán nuevos elementos que modificarán al imperio.

Los reinos Romanogermánicos

Imperio de Occidente. Ocupación del territorio por numerosos pueblos germánicos; tres grandes grupos: los suevos, los vándalos y los alanos. Cada uno de éstos tuvo una diferente ubicación territorial.

Nada quedaba al finalizar el siglo V de antiguo imperio de occidente, sino un conjunto de reinos autónomos, generalmente hostiles entre sí y empeñados en asegurar su hegemonía.

De estos reinos no todos tuvieron la misma importancia, ni subsistieron todos durante el mismo tiempo. Algunos desaparecieron rápidamente y otros perduraron durante largos siglos. Estos fueron los reinos romanogermánicos.

La iglesia romana hizo lentos, pero firmes progresos. Heredera de la tradición romana, se organizó a su imagen y semejanza y constituyó el reducto en que se conservó la tradición ecuménica del imperio.

El imperio Bizantino

Imperio de Oriente. Tras el reinado de Arcadio (395-408), subieron diferentes emperadores. Sufrió invasiones de los eslavos y búlgaros y luego la guerra por los persas de 502 a 505; también sufrió invasiones de los ávaros.

Heraclio que gobernó de 610 hasta 641, en 626 consiguió arrebatarle a los persas sus conquistas.

En este momento en que los ejércitos estaban exhaustos empezaba a levantarse en oriente una nueva potencia: los árabes.

En efecto los árabes en 634 se lanzaron contra Siria, luego Persia y al morir Heraclio en 642 se dirigieron contra Egipto y durante el siglo VII se apoderaron del norte de Africa.

Hubo una crisis interior en el imperio; esta condujo a una situación desesperada que se hizo crisis hacia 695, en que comenzó una era de anarquía que se prolongó hasta 717.

En 717 fue impuesto emperador, por las tropas, León III; con mano firme reorganizó el régimen interior y logró contener a los musulmanes en 739. León III optó definitivamente por uno de los grupos religiosos que se conoce con el nombre de “iconoclastas” que sostenía la necesidad de abolir las imágenes.

El triunfo de los iconoclastas condujo a una ruptura con Roma y el mundo occidental, precisamente en la época en que occidente iba a unirse bajo la corona imperial de Carlomagno, cuyo lema debía ser la defensa de la fe cristiana.

El mundo musulmán

A partir de los primeros años del siglo VII apareció un pueblo conquistador: los árabes.

Hasta entonces, los árabes eran un pueblo perfectamente nómade, dividido en pequeñas tribus dispersas por el desierto de Arabia e incapaces de cualquier acción que sobrepasara sus fronteras. Su politeísmo era extremado y no tenían otra limitación que el culto de la Piedra Negra que se veneraba en la Kaaba, un santuario situado en La Meca al que concurrían los Árabes en peregrinación anual. Su organización política y económica correspondía a los pueblos nómades del desierto, y nada podía hacer sospechar al imperio Bizantino o a los Persas que en ellos se escondía la fuerza necesaria para la conquista que emprendieron mas tarde.

La galvanización del pueblo árabe fue obra de un profeta, Mahoma, que lo convirtió a un monoteísmo militante de raíz judeocristiana, pero teñido con caracteres propios. Mahoma comenzó a elaborar un pensamiento místico que, estaba movido por una fe ardiente y una inmensa capacidad de difusión. Así nació la fe islámica, alrededor de la creencia en un dios único, Alá.

La Meca hacia la cual se lanzó Mahoma en son de guerra, a diferencia de los judíos y los cristianos porque los musulmanes sostenían la necesidad de la guerra santa.

La Meca cayó en poder de Mahoma en 630 y el triunfo de Alá comenzó a ser admitido por todos. Las diversas tribus árabes reconocieron poco a poco a Mahoma como profeta del verdadero y único dios. Cuando murió en el año décimo de la Hégira (630 de la era cristiana) su misión parecía cumplida, luego de haber dado a su pueblo una unidad de que carecía y un ideal para la lucha.

La doctrina del profeta quedó consignada en el Corán. Como en la Biblia, hay allí fragmentos históricos, enseñanzas, consejos, ideas religiosas y morales, en fin un conjunto de elementos sobre los cuales los musulmanes podrían no solo ordenar sus creencias, sino también su vida civil.

A la muerte de Mahoma, el problema de sucesión no había sido resuelto teóricamente, pero estaba definido a favor del mas próximo de sus discípulos. Abú Béker, cuyo titulo de califa, esto es, sucesor, significaba que no tenía otra autoridad que la que provenía de su designación. Durante un largo periodo no se altero esta costumbre, y tres califas se sucedieron elegidos siempre entre los allegados del profeta.

Durante este periodo los musulmanes realizaron vastas conquistas. Se apoderaron del Irak y la Palestina; luego Persia, Siria y el Egipto que le arrebataron al imperio Bizantino, dado que este se hallaba debilitado militarmente.

Alí “último de los califas” elegidos entre los allegados del profeta fue derrotado por Moawiya en 661 y fundó una dinastía vigorosa en Damasco, la de los Oméyades, que debía regir el imperio hasta mediados de siglo VIII.

Los Oméyades se dedicaron a organizar el estado árabe. Un bien ajustado aparato estatal y militar proporcionó a los califas de esa época un control absoluto sobre los estados. A fines del siglo VII los musulmanes se extendieron por el norte de Africa y el Asia Menor y luego en los primeros años del siglo VIII emprendieron la conquista de la Transoxiana y de España. La culminación de sus esfuerzos fue el sitio de Constantinopla en 717 frente a la que fracasaron.

A mediados del siglo VIII los Oméyades vieron levantarse frente a ellos otra fuerza proveniente de otra región del califato: el Irak. Discordias políticas y religiosas armaron el brazo de Abul Abas, que en 750 puso fin a la vieja dinastía de Damasco.

La época de Carlomagno

Siglo VIII invasiones musulmanas en España (711). Para 732 los empezaron a empujar hacia el sur, bajo la acción de Carlos Martel.

Pipino el Breve en 751 fue el sucesor de Carlos Martel y de esta manera se inauguró la dinastía carolingia

Este nuevo rey franco recibió el apoyo de la iglesia con el objeto que defendiera al papado contra los lombardos (que ocupaban el norte de Italia). Pipino contuvo a los lombardos, de modo que, a su muerte en 768, el papado prestó todo su apoyo a sus herederos, Carlos y Carlomán, de los cuales el primero quedó solo en el poder a partir de 771 y emprendió la vasta política de conquista que justificó el nombre de Carlos el Grande o Carlomagno con que la historia lo conoce.

Su preocupación fundamental fue Italia. En 774 Carlomagno llegó al Po, puso sitio a la ciudad de Pavía, donde se había encerrado el rey lombardo y poco después tomó la ciudad y se coronó rey de los lombardos.

El papado recibió las tierras, pero Carlomagno se reservó el título de “Patricio de los romanos” para dejar sentada su autoridad territorial.

Carlomagno había tenido que enfrentarse a los ávaros y a los musulmanes.

Loa ávaros, fortificados en el Danubio medio, fueron aniquilados en sucesivas campañas. Los musulmanes fueron rechazados del territorio francés, pero su ubicación desde las bases españolas les permitía volver cuando lo quisieran. Por esas razones Carlomagno proyecto una operación que consistía en cruzar la montañas y establecer una zona de seguridad del otro lado de los Pirineos.

La expedición de 778 al norte de España fue aniquilada por lo pueblos montañeses. Pero Carlomagno la consideró indispensable para su seguridad y renovó las operaciones con fuerzas superiores, hasta que logró apoderarse de toda la región situada entre el río Ebro y los Pirineos.

Así constituyó Carlomagno un vasto imperio, que reproducía con ligeras variantes el antiguo imperio romano de occidente (sin España, pero extendiéndose hacia Germania), en el que se reunían los antiguos reinos romanogermánicos..

Desde principios del siglo VII, el papado había acrecentado considerablemente su autoridad. Poco a poco la iglesia había ido adquiriendo

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