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El Plan Marshall


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  3.507 Palabras (15 Páginas)  •  347 Visitas

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EL PLAN MARSHALL

¿Cuáles eran las dificultades económicas y sociales de Europa hacia 1947?

Luego de seis años de guerra gran parte de Europa se hallaba físicamente destruida y económicamente debilitada. Con excepción de los países neutrales y Gran Bretaña, prácticamente todas las ciudades se encontraban devastadas, especialmente las áreas industriales, que al convertirse en blanco de los bombardeos se habían reducido a escombros. Los combates habían damnificado parte importante del territorio continental, comprendiendo un área significativamente más extensa que la afectada durante la Primera Guerra Mundial.

“Las pérdidas de la guerra habían alcanzado unas proporciones hasta entonces desconocidas (…), las pérdidas de vidas humanas se elevaron, en total, a una cifra entre tres y cuatro veces superior a la de las víctimas de la primera guerra mundial” (Benz y Graml, 1983:12-13). Sin considerar a la Unión Soviética, que fue en víctimas la región más afectada, en la región oriental y sudoriental de Europa se perdieron 7,5 millones de vidas (aproximadamente el 9% de la población), en Alemania se registraron 5,5 millones de muertos (aproximadamente el 8% de la población). “Cerca de 50 millones de personas habían perdido en la Europa continental, de forma transitoria o para siempre, su tierra” (Benz y Graml, 1983:13), de modo que un importante número de refugiados y población desplazada se movía por el continente buscando repatriarse o un nuevo lugar donde establecerse.

Asimismo, sufrieron enormes daños las infraestructuras, vías y medios de comunicación y transporte, teniendo relevantes consecuencias sobre la estructura económica de los países. “En Francia sólo el 35% de la línea férrea y de la flota mercante se encontraba en condiciones de funcionar; en Alemania, el tráfico ferroviario había quedado prácticamente paralizado; en Bélgica y Holanda, el sistema de canalización había sido destruido” (Benz y Graml, 1983:13). En este sentido, Howard y Louis (1999) platean la existencia de una grave desorganización tanto en el comercio, como en la industria y los negocios, conllevando a que la producción industrial reflejara cifras significativamente menores a las registradas antes de la contienda. Benz y Graml (1983) señalan que la renta per cápita entre 1938 y 1946 descendió en Europa oriental y meridional, en Francia y en los países del Benelux; en Gran Bretaña, Suiza y Escandinavia aumentó moderadamente, mientras que en el mismo período en los Estados Unidos se había más que duplicado. En este contexto, los términos de intercambio de la economía europea empeoraron considerablemente provocando procesos inflacionarios, “en la balanza de pagos del conjunto de Europa se produjo un déficit que en 1947 alcanzaría la imponente suma de 7500 millones” (Benz y Graml, 1983:14).

En adición a la falta de medios de comunicación, la falta de hombres y maquinaria generó una disminución en la producción agrícola. En este contexto, la escasez de alimentos pasó a ser moneda corriente, “en toda Europa [exceptuando la URSS], sólo se produciría en 1946-47 un 66% del volumen de carne y grasas animales producido antes de la guerra, un 70% de cereal y un 75% de productos agrícolas en general” (Benz y Graml, 1983:13). Una hambruna azotó a toda Europa al tiempo que se veía reforzada por el duro invierno de 1946-1947 en el nordeste de Europa, se calcula que aproximadamente cien millones de europeos vivían con menos de mil quinientas calorías diarias. Así, “el hambre, el frío y la escasez de los artículos más elementales determinaron la vida cotidiana de la población europea” (Benz y Graml, 1983:13).

En relación a la situación política, existía una gran incertidumbre en todo el continente europeo. Al finalizar la guerra las potencias vencedoras “se reunieron, finalmente, en los campos de batalla de una derrotada Alemania para tratar de llegar a un acuerdo de paz” (Howard y Louis, 1999: 306). Sin embargo, la lucha contra Alemania se fue convirtiendo en la lucha por Alemania, y el sistema de control de este país por parte de las cuatro potencias se rompió tan rápido como se estableció. Muy pronto, la falta de un enemigo común fue contribuyendo al desmembramiento de ‘Gran Alianza’, al tiempo que “el temor occidental al poderío alemán (…)[fue siendo remplazado por] el miedo al comunismo y a las intenciones de la Unión Soviética” (Howard y Louis, 1999: 306).

“Para 1955, la división territorial de Alemania y la desaparición de Europa central detrás del Telón de Acero de Stalin reflejaba claramente la bipolaridad entre Este y Oeste. Las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, eran los dos Estados hegemónicos que determinaron en gran medida la nueva organización de Europa. (…) De este modo, Berlín, Alemania y el continente europeo quedaron progresivamente divididos en campos ideológicamente hostiles” (Howard y Louis, 1999: 307).

Asimismo, resulta interesante señalar que a comienzos de la segunda posguerra europea se consideraba que la reconstrucción sería relativamente rápida y que con ayuda de las colonias la salida de la crisis sería aún más acelerada. Sin embargo, la pérdida de poderío económico y político de las naciones europeas aceleró el proceso de descolonización de los territorios dependientes de este continente. De este modo, dichos enfrentamientos y algunas de sus consecuentes derrotas “no hizo sino debilitar aún más a Europa en el aspecto económico, militar y moral” (Benz y Graml, 1983:15).

Para el año 1947 las economías europeas no daban señales claras aún de reconstrucción y progreso. Persistían las elevadas tasas de desempleo, las penosas condiciones de vida de los habitantes y la escasez de alimentos, carbón y carburantes; de este modo una serie de huelgas revueltas se hicieron sentir entre la población. La falta de alimento en Europa Occidental, se debía en gran parte a la interrupción, por el Telón de Acero, de las rutas comerciales que conectaban con Europa del Este.

Hacia 1947, entre los dirigentes norteamericanos, la preocupación por la incapacidad de reconstrucción de la economía europea se fue asociando, cada vez más fuertemente, con la creciente intranquilidad con respecto al avance del comunismo. “Se impuso entre 1945 y 1946 la idea de que el comunismo soviético (…) era de índole expansiva y (…) trataría de aprovechar la precaria situación económica de Europa para extender su área de influencia al conjunto de la región europea, amenazando con ello no sólo el bienestar sino también la seguridad de los Estados Unidos” (Benz y Graml, 1983:20). En particular, lo que preocupaba a los norteamericanos, y que desde sus ojos era visto como una real amenaza, era la influencia que pudieran tener

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