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El Problema de la Tierra en el Tolima durante la regeneración 1886-1889

jarestrepomEnsayo10 de Noviembre de 2021

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El Problema de la Tierra en el Tolima durante la regeneración 1886-1889

El presente trabajo se elabora en el marco del entendimiento alrededor de tres ejes temáticos, el primero de ello atiende a un desarrollo económico presentado en Colombia, también de manera similar en América Latina, en donde uno de sus aspectos detonantes fue la adquisición y titulación de la tierra baldía, cuestión que ha hecho llegar al segundo eje temático, el cual reposa en observar la justicia social, en donde a partir de la jurisdicción de tierra en 1882 permite entender la formación de toda una serie de pleitos que se dieron en torno a esta problemática y con ello se llega al tercer eje temático que atendería a la integración económica de la región, puesto que es particular porque se puede observar todo un espectro de la funcionalidad agraria en el Tolima y junto a ello una vocación tanto agrícola como minera.

Las consideraciones acerca del problema de la tierra, su posesión, uso y titulación ha sido materia de un amplio edificio historiográfico en Colombia, autores como Hermes Tovar, Catherine LeGrand, Brenda Escobar, Absalón Machado, Luis Guillermo Vélez, entre otros, han logrado enarbolar una tradición de carácter histórico que gira en torno a la comprensión de dicho problema como un constante conflicto de personas que evocan distintas clases, gremios, sectores, etc. Es por ello que para el presente texto se tendrá como base el texto de Brenda Escobar De los conflictos locales a la guerra civil, Tolima a finales del siglo XIX (2013) teniendo en cuenta su capítulo tercero denominado Conflictos en Tolima durante la Regeneración. A partir de este material bibliográfico muy bien logrado, se quieren entender dos variables principales, la primera alude a vislumbrar de qué manera el problema de la titulación de la tierra incumbe a la multiplicidad de sectores sociales y laborales en el Tolima durante el periodo y una segunda que observe la forma en cómo una legislación, la ley 48 de 1882 tuvo una repercusión significativa en los conflictos por la propiedad y titulación de la tierra.

Para el texto que aquí evoca una mirada especial, el mencionado de Escobar, es particular observar que la autora retoma una serie de casos en donde denota una prelación constante entre los conflictos por la tierra y una frecuente alusión a una casi que nula organización campesina, aunada a una fusión entre la incompetencia estatal a nivel local y regional junto con una poca claridad en relación a cómo ejercer la legislación, es por ello que el tema principal de Escobar radicaría en entender cómo las particularidades de las pugnas por la propiedad terrenal, sea cualquiera su uso y motivo de su querella, estuvieran direccionados de manera constante por abogados y funcionarios estatales que favorecían a un sector en específico y junto a ello, una extracción beneficiosa y ventajosa sobre la misma.

Una de las permanentes hipótesis que observa Escobar atiende a que la relación entre colonos, campesinos, terratenientes, mineros, entre otros personajes que entran a conformar este espectro del conflicto por la tierra, carecían de una nitidez como se vio en otros sectores del país, para el caso regional en el Tolima, la autora manifiesta que:

A mirar con detalle los conflictos por tierras que se desarrollaron en particular en el Tolima a finales de siglo, encontramos que la oposición colonos-terratenientes no era tan nítida. Como veremos, es en general poco apropiado leer los conflictos por tierras como una oposición permanente entre estos dos grupos. También encontramos que el papel del Estado fue ambiguo y no es posible partir de la premisa de que este actuó generalmente aliado con las élites en contra d ellos más pobres. (Escobar, 2013, pp. 80)

Esta dualidad propuesta es la que se ha establecido en la historiografía tradicional colombiana y que, de una u otra forma, ha moldeado el pensamiento acerca del por qué en el territorio nacional existen tres factores determinantes para entender la aguda desigualdad económica y social, un primer factor atiende a que, los terrenos conocidos como baldíos vienen siendo tierra sin titulación de la que se han apropiado, mediante conflictos grandes terratenientes o familias colonizadoras históricas que cuentan tanto con una antigüedad sobre el predio tanto por la victoria sobre disputas por la tierra, un segundo factor tiene que ver con una revolución urbana y demográfica que se iniciaría justo con el auge urbano de la venta de ejidos municipales -resaltando casos particulares en la ciudad de Ibagué- y una migración rural-urbana que se iniciaría finalizando el siglo XIX pero que no se haría sentir hasta la segunda década del siglo XX. Mientras que un tercer factor tiene que ver con la resolución de los pleitos por la titulación de la tierra, en donde la ventaja política, regional y económica determinaría muchas veces la solución de los mismos.

En este orden de ideas, la situación regional y nacional con relación al tema propiedad de la tierra se dinamiza justo en la segunda mitad del siglo XIX, en donde los territorios desposeídos a la iglesia, por medio de la desamortización de bienes de manos muertas.  En este panorama es que se observa una proliferación de terrenos baldíos en muchas zonas del país, puesto que es el momento histórico nacional en donde la colonización intermunicipal e interdepartamental se ve con especial fuerza por parte de los antioqueños hacia varios sectores del Tolima.

Es por esto que para estudiar las lógicas locales a la luz de otros autores propuestos para la discusión se debe primero evaluar cuáles fueron esos dos espectros que acompañaron el tema de la problemática de la tierra en el Tolima, resaltando que ambos fueron tratados de muy buena manera por Brenda Escobar, en donde no hay una super posición del uno sobre el otro, empero, sí se observa una correlación con respecto al uso que se le pretendía y quería dar a la tierra, es por ello que un primer espectro aludiría al tema de la minería. Si bien, la legislación acerca de los proyectos mineros amparaba y protegían su espacio, también tenían potestad de ocupar otros predios y adjudicarlos a su nombre, un caso particular lo devela Escobar:

 La “fiebre minera” que se dio en el Tolima desde finales de los 80 generó otro tipo de conflictos y de nuevo gran número de quejas que llegaron hasta el Ministerio de Hacienda. Incentivar la actividad minera fue un expreso propósito del gobierno regenerador del Tolima (aunque, como vimos refiriéndonos al general Joaquín María Córdoba, anteriores gobernantes también habían visto en el desarrollo de la minería la mejor manera de impulsar la economía regional). Manuel Casabianca creó una junta de minas y una casa de ensayes y fundición (que finalmente nunca entró en funcionamiento) Contrató además a dos expertos ingleses (Robert B. White y John T. Randolph) (Escobar, 2013, pp. 92)

Esta cuestión de la minería es sumamente importante porque recalcaba la importancia de lo que se venía abogando en la legislación 48 de 1882, en donde se rescataba la propiedad privada y de pequeños productores como el principal motor para el crecimiento económico, no solamente visualizando esto en el tema del sector minero, aplicaba en su mayoría para los terrenos baldíos que se cultivaran, varios casos propone Escobar en donde hay una disputa por terrenos entre colonos y mineros, ya que mientras los primeros no querían desalojar por ser fuente de su subsistencia, los segundos tenían una ventaja sobre la ley y sobre el terreno por ser un sector que motivaba y atraía la inversión extranjera.

El otro espectro que se evaluaría con especial entendimiento en favor del análisis del problema de la titulación de la tierra, muestra que la venta de los ejidos municipales representaba cuestiones importantes tanto para el crecimiento urbano tanto como para el enriquecimiento particular. Ahora bien, para el caso de la capital del departamento, Ibagué, se puede evidenciar un considerable aumento de discusiones alrededor de esto, no solo por el tema de quien pudiese adquirir más tierras ejidales podría hacer donaire de su riqueza, sino porque, la disposición de los ejidos para una futura expansión urbana viene dictada desde la colonia, tal así que hubo un grupo en Ibagué que abogó y luchó por esta problemática (pp. 107), por otro lado el tema de la venta y remate de ejidos sigue siendo un método de recaudo del erario público para la administración municipal, a este respecto, la autora mencionaría que:

Para justificar su venta, el gobierno usó de nuevo el argumento de los beneficios de la propiedad privada individual para el desarrollo económico nacional. La medida buscaba incentivar también la autonomía de los municipios en materia económica, que era uno de los ideales de la regeneración: con el dinero de la venta de los ejidos los municipios tendrían entradas adicionales para sostenerse. La medida resultaba realmente lucrativa si los ejidos eran rematados al mejor postor. No obstante, el remate era el medio más perjudicial para los arrendatarios, en su mayoría personas pobres, que carecían de los medios para ser buenos postores en los remates. (Escobar, 2013, pp. 104)

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