El arte de la guerra La obra de Sun Tzu
Norma ChambaInforme25 de Octubre de 2017
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NOMBRE:
ERIKA VALENCIA
TEMA:
EL ARTE DE LA GUERRA
NRC:
2139
MATERIA:
ADMINISTRACIÓN
FECHA DE ENTREGA:
7/08/2017
- ANTECEDENTES
El arte de la guerra es un libro de mil quinientos años de la china, pero no trata de una guerra militar sino de la estrategia suprema de la sabiduría de la naturaleza humana de la confrontación.
La obra de Sun Tzu llegó por primera vez a Europa en el periodo anterior a la Revolución Francesa, en forma de una breve traducción realizada por el sacerdote jesuita J. J. M. Amiot. Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
Hoy en día, la filosofía del arte de la guerra ha ido más allá de los límites estrictamente militares, aplicándose a los negocios, los deportes, la diplomacia e incluso el comportamiento personal. Por ejemplo, muchas frases clave de los manuales modernos de gestión de empresas, son prácticamente citas literales de la obra de Sun Tzu (cambiando, por ejemplo, ejército por empresa, o armamento por recursos, sin ir más lejos).
- DESAROLLO
CAPITULO I
Sobre la evaluación
Sun Tzu dice: que es vital en la guerra la vida o la muerte, ese va hacer el camino hacia la supervivencia, debemos de reflexionar ante esto para poder luchar y no sentir culpa en conservación o pérdida.
Tienen que valorar cinco términos y hacer la diferencia entre nuestros oponentes:
- La doctrina
- El tiempo
- El terreno
- El mando
- La disciplina
La doctrina: es la armonía que mantiene el pueblo con su gobernado o en palabras financieras, el trabajador con su empleador. En donde los dos se sientas seguros si tenemos por su bienestar.
El tiempo: es el Ying y el Yang, el equilibrio que debe existir entre ellos dos como el día y la noche no podríamos vivir sin ningunos de los dos son elementales en nuestra vida cotidiana.
El terreno: implica como nos desplazaremos, saber dónde es lo fácil o lo difícil, conocer si el capo es abierto o un lugar estrecho conocer donde será la mejor posición.
El mando: para esta deben tener ciertas cualidades como: la sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina.
La disciplina: esta deberán tener en cuenta y aplicar con respeto así las organizaciones que deban obedecer.
Todos estos factores deberán poseer un general o ejecutivo en cualquiera de las dos formas. Por lo tanto, al trazar los planes, estrategias han de comparar los siete factores.
- ¿Qué dirigente es más sabio y capaz?
- ¿Qué comandante posee el mayor talento?
- ¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?
- ¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las instrucciones?
- ¿Qué tropas son más fuertes?
- ¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?
- ¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa?
Siguiendo todos estos concejos un general o ejecutivo se dará cuenta si saldrá victorioso o perderá por no conseguir rígidamente estas reglas.
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo.
Gracias a este método, se puede examinar la situación, y el resultado aparece claramente.
CAPITULO ll
Sobre la iniciación de las acciones
Al comenzar cualquier batalla si estas ganando, igual se cansaran, tu ejército, empleados, todos se cansando y fallaran después de un tiempo. Por lo cual las armas en esos momentos serán malo, por que como lo dicen "Los que a hierro matan, a hierro mueren.". Entonces así tengas una buena estrategia tus hombres caerán. Esto quiere decir que no se debe movilizar al pueblo más de una vez por campaña, y que inmediatamente después de alcanzar la victoria no se debe regresar al propio país para hacer una segunda movilización.
Por los consiguiente si tu usas las armas de tu propio establecimiento y quitas los suministros que te faltan a tu enemigo, podrás bastecerte de ambas cosas, para poder sobrevivir y seguir en la lucha.
Pero si empobreces a tu propio pueblo no podrán seguir recurrirán a buscar provisiones en otro lugar a la distancia y tu iras perdiendo buenos guerreros de tu pueblo y por ende perderás la guerra. Sin embargo también puede haber otros beneficios como empezar a generar la economía en ese pueblo, como por ejemplo el vender sus cosechas a precios elevados y así será unos buenos beneficios para ellos.
Si fuera todo lo contrario y todos los mercaderes estuvieran muy distantes de estos ejércitos perderán las ventas, y si se pierden no tendrán economía por lo cual el gobernador de ahí tendrá que aumentar los impuestos y el pueblo entrara a una pobreza.
Cuando el poder y los recursos se han agotado, se arruina el propio país. Se priva al pueblo de gran parte de su presupuesto, mientras que los gastos del gobierno para armamentos se elevan. Cuando el poder y los recursos se han agotado, se arruina el propio país. Se priva al pueblo de gran parte de su presupuesto, mientras que los gastos del gobierno para armamentos se elevan.
Entonces debes incentivar a los tuyos pero no puedes hacerlos a todos, debes hacerlos al que mejor lo haya hecho en su misión, como cambiar su uniforme mejorar su ración de comida así los demás también querrán ser los mejores.
Por lo tanto, sabemos que el que esté a cargo deberá tener consigo una responsabilidad y seguridad de los suyos y del pueblo.
CAPITULO lll
Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota
Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo. Capturar a sus soldados para conquistarlos y dominas a sus jefes. Los que ganan las batallas no son realmente profesionales, sino los que hacen que su enemigo se rinda ese es el arte de la guerra.
La peor táctica es atacar a una ciudad. Asediar, acorralar a una ciudad sólo se lleva a cabo como último recurso. Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan. Por lo que el mejor será el que derrote a una ciudad sin dañarla ni asediarle y sin perder mucho tiempo en hacerlo.
Así pues, la regla de la utilización de la fuerza es la siguiente: si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo; si son cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores, divídelo. Si tus fuerzas son iguales en número, lucha si te es posible. Si tus fuerzas son inferiores, mantente continuamente en guardia, pues el más pequeño fallo te acarrearía las peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y evita en lo posible un enfrentamiento abierto con él; la prudencia y la firmeza de un pequeño número de personas pueden llegar a cansar y a dominar incluso a numerosos ejércitos.
Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida.
Triunfan aquellos que tienen lo siguiente y será el futuro vencedor:
- Saben cuándo luchar y cuándo no
- Saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas.
- Tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo.
- Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.
- Tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.
CAPITULO lV
Sobre la medida en la disposición de los medios
La invencibilidad es conocerse a sí mismo y la vulnerabilidad es saber cómo es su adversario. Pero si el adversario tiene su información, se conocer y ningún fallo ¿cómo puedes vencerlo aunque este bien pertrechado?, entonces la se podría decir que la victoria se percibe, no se fabrica.
La invencibilidad es una cuestión de defensa personal, la vulnerabilidad un modo de ataque, Mientras no hayas observado vulnerabilidades en el orden de batalla de los adversarios, oculta tu propia formación de ataque, y prepárate para ser invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los adversarios tienen órdenes de batalla vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.
La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia. En situación de defensa, borra las huellas, se esconde como un fantasma, invisibles para todo el mundo. Ahora en situación de ataque, vuestro movimiento es rápido y vuestro grito fulgurante, veloz como el trueno y el relámpago, para los que no se puede uno preparar, aunque vengan del cielo.
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